Ahí ibas tú, con tus dibujos en mano, tus secretos guardados, tus gritos en vano y el llanto estancado.
¿Cuántas veces creiste haber ganado?
¿Cuántos corazones creiste haber salvado?
¿Cuántos rostros has besado?
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Sin embargo no fuiste feliz, no tuviste idea de lo bien que se sentia ese calor en el pecho y el estomago enrredado, no tuviste idea de lo que era estar de la mano con el beso indicado, porque siempre fuiste de chica en chica, buscando felicidad en labios quebrados.