Cap. 2:poco a poco llegamos a nuestro destino

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El viaje a sido largo y cansado pero después de 8 horas en auto casi estaba a punto de terminar, Gracias a Dios ya no aguanto mas estar sentada, pero antes de llegar a nuestro nuevo hogar mi padre tiene que pasar a la gasolinera, se estaciona y apaga el motor y se bajo para servirse.

-Madre puedo ir a la mini tienda.- pregunto algo sedienta.

-Claro Amor pero no te tardes mucho.- oyendo eso abrí la puerta y me dirigí al local, cuando me disponía a entrar al fondo del pasillo vi a un grupo de chicos mas o menos de mi edad, aunque se ven como las personas de las cuales te tienes que alejar así que me meto en el pasillo mas próximo y emprendí mi búsqueda por chuchería en la estantería superior localice las Pringles sabor crema de cebolla, si tal vez no era un olor muy amistoso pero siendo franca era de buen sabor y no tenia que avergonzarme por mis gustos , así que me puse de puntitas para alcanzar el bote pero estaba muy alto, genial, me tendría que conformar comprando unas lays del estante bajo, busco una coca-cherry y me dirijo a la caja tratando de evitar todo lo posible a esos chicos que se ven problemáticos pero sus pisadas se aproximan a donde me encuentro así que me hago a un lado para que tengan paso libre, el grupo de chicos pasa haciendo bromas entre ellos y empujándose, todos de negro y con un ligero olor a cigarrillo,  y evito el contacto visual para no llamar su  atención, levante la vista cuando oí la puerta de vidrio cerrarse y enfrente de mi se había quedado un chico rezagado, era alto, de piel clara no tanto como la mía, y el cabello negro, me miro a los ojos, sus ojos de un color verde pardo, pero solo fue por un instante que pude verlos  ya que el puso algo en la caja y se dio la vuelta para seguir al grupo, observe el objeto que el chico había puesto en la caja, era un bote de Pringles sabor crema de cebolla, pero solo lo dejo allí no se lo llevo, no estaba segura de porque lo había hecho pero ya que el bote estaba allí lo cambio por las lays obviamente.

-recibo o tiket.- pregunta el chico de la caja.

-nada, seria un desperdicio de papel.- le digo, siempre he pensado que no es necesario tanto malgasto de papel es como si no nos importaran los arboles que tuvieron que morir solo por un pequeño papel .

-eso es nuevo, nunca lo había oído, ¿son cosas que se suelen decir en la ciudad? son $1.50.-me pregunta. le doy el dinero.

-Tanto se nota que no soy de por aquí? no,  mejor no contestes eso, y no, la verdad no es solo que no lo considero necesario en mi caso el pedir un tiket o recibo.-digo mientras me da mi cambio. en eso se oye el claxon del auto mi padre y se que están ya esperando por mi tome mi bolsa con las cosas y me dirijo a la puerta.

-Gracias.- le digo al chico de a caja

-yo tendría que ser el que diga gracias.- me responde riéndose.

-Lo siento es una mala costumbre mía.

-No creo que eso se considere como mala costumbre.- y se despide de mi con la mano y hago lo mismo.

al subirme al auto empiezo a devorarme las papas y el olor de la crema de cebolla se expande por el auto. veo como mi madre va frunciendo el ceño poco a poco conforme le va llegando el olor.

-que cosas mas asquerosas las que te comes, una señorita no tendría que comer eso tan asqueroso y apestoso.- se quejo mientras yo me apresuraba a devorarme mis papas antes que me viera forzada a guardarlas.

y al fin llegamos a nuestra casa.

y al fin llegamos a nuestra casa

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