Capítulo 28

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Alec fumaba pacientemente junto a su carruaje. Las volutas de humo se confundían con rapidez con los jirones de niebla pero él tenía puesta toda su atención en la entrada de Carisle House confiando en que la deliciosa condesa de Laughton aparecería bajo el dintel de la puerta.

Esperaba que Margaret hubiera hecho bien su parte y no tenía la menor duda de que así era. Maggi deseaba por encima de todas las cosas tener entre sus piernas al perro aunque se llenara la boca diciendo que no volvería a dejarlo entrar a su cama nunca más. Alec veía como se excitaba en cuanto notaba su presencia cerca. La muy zorra casi se corría con sólo mirarlo.

Sí, estaba seguro que ella había hecho lo posible por aprovechar esa oportunidad y si había calculado bien sólo existían dos posibles resultados en su ecuación.

El primero y más probable es que Meredith se quedara en la fiesta hasta que se retiraran a su domicilio y una vez allí le pidiera explicaciones a su marido. Eso al menos es lo que haría cualquier dama bien educada, cerrar los ojos ante las infidelidades de su devoto esposo, aunque ese caso era aún más claro porque esperaba que los hubiera pillado en algo más que una simple charla de sociedad y a eso había que añadir el caracter fogoso de la dama. Era una flor recatada pero en el fondo tenía caracter. Todavía tenía que decidir si eso le gustaría cuando fuera suya o no pero cada vez se sentía más tentado de poseerla y que lo mirara con rabia con esos ojos violetas.

Sin embargo, podía ocurrir que ella decidiera retirarse antes de que la velada terminara, esperaba que no con Starling, y entonces el estaría allí para ayudarla solícito a acercarla a su casa a pesar de que se encontraba ridículamente cerca.

Si ésto último no ocurría siempre podía volver a dentro y seguir disfrutando de la agradable compañía de sus afines.

Ese perro tenía muchísima suerte. Al verlo allí esa noche como si nada en el mundo le preocupara había tenido la necesidad de borrarle su estúpida sonrisa de la cara de una vez por todas. Sabía que sus hombres lo habían intentado de nuevo, y no había conseguido un resultado distinto que la vez anterior, porque la paliza que le propinaron en aquella infecta posada hacía ya unos dos meses no contaba. Eso sólo fue para provocarle el mayor daño posible. Sonrió con desgana porpue ni eso siquiera podían decir que habían realizado bien ya que apareció semanas después tan fresco y lozano como siempre.

Dió otro calada a su cigarro deleitándose en su fuerte sabor y entonces la vió aparecer. Se acercó hacia donde él se encontraba y miraba con nerviosismo hacia un lado y otro de la calle, seguramente buscando a su cochero. No había esperado siquiera a que uno de los lacayos se lo situara en la puerta antes de salir a la fría noche. Laughton no estaba con ella así que tiro la colilla al suelo y la pisó con fuerza. No tenía tiempo que perder.

- Lady Laughton, ¿Ya se marcha usted?.- Dijo con amabilidad mientras apreciaba su nerviosismo.

Meredith se volvió al escuchar que se dirigían a ella. Carmichael le preguntaba algo y ella intentó que su cerebro dejara de mostrarle una y otra vez imágenes de Nick con esa mujer. Se concentró en buscar a Morgan para regresar lo antes posible a la seguridad de su dormitorio.

- ¿Disculpe?.- Contestó desorientada.

- Decía que se marchaba ya.- Sonrió dandole confianza.

- Sí, si.- Miró hacia la entrada. no quería encontrarse con Nick, ahora no.- Pero creo que iré a pie. La noche es bastante apacible.

Meredith dió un primer paso pero Folk se lo impidió sosteniéndola suavemente por el codo.

- De ninguna de las manera podría permitir que una dama fuera sola por la noche. Por favor permítame ofrecerle mi carruaje.-

Meredith volvió la vista ansiosa hacia la mansión y sin pensárselo dos veces asintió con la cabeza mientras le daba la mano a Carmichael para que la ayudara a subir al coche.

Saga Londres 1 " Matrimonio a la fuerza "Donde viven las historias. Descúbrelo ahora