Capítulo 7.

7.5K 1.1K 203
                                    

Durante las próximas dos semanas todo es lo mismo. Continúo en la misión chico-trucha y todavía no encuentro nada que pueda incriminarlo. Lo he seguido a todas partes, he acosado sus conversaciones con amigos, reviso sus redes sociales constantemente y... Nada. No encuentro nada.

En los seis meses en los que he sido Erinia no había durado tanto en una sola misión. Es algo que me asusta, tal vez estoy perdiendo mi toque, ¿quién sabe? Mi buzón está lleno con mensajes de otras chicas pidiendo mi ayuda y no puedo asistir a ninguna porque no puedo distraerme. De lo contrario la identidad de Erinia será conocimiento de todos.

Me he esforzado mucho para construir esto y puede que esté a punto de perderlo por un solo chico.

Me he unido a Sébastien más de lo planeado. He encontrado más que compañerismo a su lado, una amistad. Es un chico demasiado agradable y ya me he resignado a encontrar algo malo sobre él. Ahora mi nueva meta es buscar una manera de quitarme a Sydney de encima sin salir afectada. O al menos esa era la idea antes de que fuera citada a su oficina durante mi receso.

—¿Qué pasa? —pregunto en cuanto tomo asiento frente a ella. Estoy lista para que me pregunte cualquier avance en la investigación, se decepcionará cuando le diga que ninguno.

Sydney se ve toda imponente con ese alto moño sobre su cabeza el cual saca a relucir mucho sus pómulos marcados.

—Quiero que leas esto. —Extiende hacia mí una hoja con el mismo material que el periódico escolar.

Miro la hoja con curiosidad y mis ojos se alzan al ver de qué se trata. En letras grandes está el título del artículo: ¿Quién es Erinia? Es un artículo breve pero prometedor. Habla un poco de mi trabajo, desde cuando inició para luego mencionar algunas de mis misiones más destacadas y cerrar con broche de oro afirmando que es una chica la que está detrás de todo. Alguien que asiste a nuestra escuela en el último año y cuya identidad será revelada pronto.

—Ese es el primer artículo que lanzaré antes de soltar la bomba. Pensé que te interesaría leerlo. —Se encoge de hombros para luego apoyar su rostro en la palma de su mano y mirarme expectante—. Tal vez te gustaría darme una sugerencia o algo.

Sé que está provocándome, y en cierto modo lo hace. Quiero arrugar la hoja y meterla en su boca para que se ahogue con ella. Sin embargo, me quedo en mi asiento y con toda la calma que no creía tener le digo:

—¿Mi sugerencia? No la publiques.

—No puedo no hacer eso. —Suspira con cansancio y gira en su silla. Siento que cada vez que gira en su silla es para presumir que es la mejor en todo—. Escucha, Aphrodite, te di una salida para no tener que hacer esto, pero lamentablemente me estás fallando.

—¡No te estoy fallando! —grito levantándome del asiento enojada. Olvídense lo de mantenerme calmada, ser amenazada y torturada con un secreto era de lo peor—. En serio lo estoy intentando, pero no es tan fácil. Me parece que tu novio no oculta nada.

—¡¿Entonces cómo explicas que cada segundo esté más distante?! Sébastien suele mandarme un mensaje de buenos días, no lo ha hecho, ni siquiera me ha saludado en el día de hoy. ¿Qué explicación tienes para eso?

—¡No lo sé! No estoy dentro de su cabeza, pero te juro que he hecho todo y aun no encuentro nada.

Sydney se restriega su cara con sus manos, por un segundo creo que se pondrá a llorar, pero solo está tomando respiraciones profundas para calmarse.

—Te daré lo que queda de esta semana —sentencia—. Es todo lo que puedo darte.

Quiero gritarle, saltarle encima y dejarla sin un solo cabello sobre su cabeza. Sydney es más que una bruja malvada, me da el resto de la semana, pero hoy es jueves así que en realidad no me dio nada. Lo que significa que pronto todo será revelado.

No más corazones rotosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora