Capítulo 9 -Debemos hacer algo

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A la mañana siguiente todos los alumnos parecían estar tristes, y no era para menos, los días lectivos comenzaban. Se escuchaba un ligero ruido proveniente del pasillo, seguramente eran dos adolescentes discutiendo, como de costumbre. Aún así, el sol brillaba alegremente y alumbraba la habitación.

-Buenos días. -dijo Amanda al ver que Celia se levantaba de la cama. -¿Preparada para el primer día de clases?

-Más o menos. -contestó esta desperezándose. Echó una mirada a su alrededor y se percató que estaban solas. Bueno, ellas dos y Sonia, que seguía durmiendo. - ¿Dónde están las demás?

-Desayunando.

-¿Qué? ¿Qué hora es, Amanda? -preguntó la rubia yendo a por su ropa rápidamente.

-Son las 7 de la mañana. Se desayuna a esta hora de Lunes a Viernes. En el fin de semana podemos gozar dos horas más de descanso. -dijo esto último como dando gracias a Dios.

-Será mejor que me dé prisa. - dijo Celia subiéndose los pantalones. - ¿Tú ya has desayunado?

-Ehh...sí- contestó nerviosamente la bajita-. Bueno, en realidad no tengo mucho hambre hoy. No te preocupes, ve tú. Ya sabes dónde está el comedor.

-De acuerdo...- habló Celia no muy convencida. Agarró su material escolar, la redacción medio desastrosa que ayer escribió, se cepilló el pelo y salió por la puerta. -Hasta luego.

Cuando salió al pasillo vio que no era la única que andaba un poco tarde. Es más, una cantidad considerable de alumnos salía a prisas de sus habitaciones. Celia caminaba hacia las escaleras, cuando un brazo la rodeó por encima de los hombros.
-Hola novia. -era Michael. Al principio la muchacha se asustó un poco, pero al ver de quién se trataba, las aguas de su cuerpo se calmaron.

-Hola novio. -contestó esta un poco vergonzosa. Ella nunca había tenido un novio estable. La última vez que salió con alguien, su pareja terminó en la cárcel por tráfico de drogas. Celia ni siquiera sospechaba las intenciones de su novio de entonces. Él tenía 19 años, ella 14. No era muy difícil averiguar cómo acabaría la relación.

-¿Qué tal has dormido? - preguntó Mike con su voz dulce. - Me han dicho que ayer estuviste hablando con el profesor Arthur.

-Eh, sí. -no sabía si contarle la verdad o no. Decidió por ocultárselo- Le entregué la redacción de presentación y se quedó un poco asustado. Al parecer no podemos emplear palabras ofensivas como se supone que "zorra" es.

- ¿Primer día y metiéndote en problemas?- rió él- Voy a tener que vigilarte de cerca pequeña.

-Eso espero. -dijo ella tímidamente y lo besó en la mejilla. Cuando bajaron las escaleras entraron en el comedor, aún agarrados, y buscaron a las chicas. Encontraron a Polly comiendo en una mesa habitada por Miles, Violet, y otro chico que desconocía.

Están ahí. -dijo Michael. Cogieron una bandeja, se sirvieron de lo que había y se dirigieron a la mesa donde sus amigos estaban.

-Eh, tú, Celia -dijo la pelirroja nada más verla, señalando al chico desconocido- Este es Gavin. Gavin- se dirigió a él- Celia. Intenta no pasar mucho tiempo con él, es aficionado a los videojuegos y acabará llevándote al lado oscuro del Internet.

-Eh...encantada- todos rieron ante las palabras de Polly, incluso Gavin.

-No te dejes seducir por Polly, ella el año pasado entero estuvo absorta en un videojuego que le presté. - espetó este.

Gavin era el típico "friki" que usaba lentes y peinados pasados de moda, pero su atuendo era un poco distinto al de los demás. Parecía un pequeño hombre, sólo que sin corbata. A Celia le impresionaron sus zapatos y un pequeño tatuaje que decoraba su lado izquierdo del cuello. Tomaba la forma de un...no sabría cómo describirlo. Parecía un dibujo Maorí, pero nunca había visto algo parecido.

Los misterios de HollowickDonde viven las historias. Descúbrelo ahora