Observo con detenimiento los cortes que rompen la tranquilidad de mi piel, a lo largo del cuello y los brazos. No recuerdo la última vez que la cordura fue más fuerte que la depresión, quizás por eso esta última no tiene reparo en arrastrarme y golpearme contra el suelo por el mínimo motivo. Grito todo mi dolor, no para que nadie lo lea o escuche, sólo me estoy asegurando de sacar todo el repugnante ser que me cubre por dentro.
Utilizo la tortura como anestesia mientras me calmo con el odio que acumulo en mi interior. Hace meses que crece, se extiende como un virus por todo mi interior y cada vez me susurra más a menudo, con la voz rota y rasgada, que mis palabras no valen nada. Observo con aun más detenimiento mi cuerpo en el espejo. No vales lo más mínimo, algo me lo dice. No me creo ninguna de tus mentiras, ¿lo entiendes? Ni una de tus putas mentiras me han hecho pensar que en algún momento todo lo que decías iba más allá de absurdas oraciones con sentido que sólo pretendían la coacción de todo lo que me compone. La parte de mí que siempre obtiene lo que mi mente pide con verdadera necesidad hace tiempo que encontró la fuente de la eterna tortura. Y estaba en mí mismo, encerrada en mi cuerpo. No pido juventud, pido ser un cadáver y liberar todo el dolor que me lleva a querer hacer que salga con cortes, a pesar de sólo obtener napalm. Dame unos minutos a solas y te prometo que puedo terminar de destrozar todas tus dudas. Quién soy no lo sé ni yo, me resulta inefable pensar que te creías capaz de poder descubrir lo más mínimo de mí. Soy todo una gran mentira que jamás pretendió dejar ver lo que recorría mi interior, no te creas nada de lo dicho, y menos aun supongas creer saber qué he hecho, pienso o soy capaz de hacer. No pienses sobre esto. No vas a obtener más que falsas conclusiones sobre alguien que no conoces. Miento por placer, por complacerte, para ayudar a sostener algo que jamás me importó perder y no me arrepiento. No me arrepiento del dolor causado. Todas y cada una de las veces que digo sentirlo, miento. Miento cuando parezco intentar mostrar interés o compasión por el suplicio provocado. No siento lo más mínimo, nunca lo he sentido. Si me he contradicho ha sido a propósito y si he dicho estar muerto es porque nunca me ha importado estarlo realmente. Escribe sólo para comprobar que las sombras que me rodean son superiores a las tuyas, para demostrar que no hay nada dentro de ti y que no doy nada por ninguna de tus palabras. ¿Qué pretendes con tu corta retórica sin sentimientos? Si digo que me importa lo más mínimo, nunca olvides que no soy nadie, siempre seré más que tú, pero que no conoces absolutamente nada de mí. Si me muestro interesado, no te confundas, no quiero saber nada. Si suelto palabras sin sentido no creas que no soy consciente de la falta de este. Sólo pretendo parecer otro, al precio de parecer idiota, al fin y al cabo, las conclusiones sobre mí no me importan, nadie sabe qué escondo realmente. Deja de perder el tiempo, no me representa ninguna de las acciones que hayas podido ver en mí. Soy una fachada ocultando ideas que jamás te quise mostrar porque supe desde un principio que la electricidad oculta bajo mi piel no podía ser vista por alguien como tú. Se ha ido todo, nada me preocupa y el ayer no vale nada, debes tenerlo claro. Tendrás tus minutos a solas, no lo dudes.
La conversación entre mi cuerpo y mi mente se salda con estigmas que me cubren cada vez con más fuerza. No me he vuelto loco. Sé lo que hago, ¿no?
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Deathamphetamine.
Cerita Pendekel dolor es de un color horrible. ella estilo sexo en Nueva York, yo estilo Faluya.