Aquellos años locos. Parte 3: Alimentando las llamas

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Sam

Es surrealista, ¿verdad? Cuando alguien te dice algo totalmente fuera de lugar y no sabes cómo responder. Simplemente te quedas quieto, estático, sin palabras ni aliento. Sin darme cuenta empecé a llorar junto a Martha y de repente sentí cómo Wendy volvía a mi vida de la forma más grotesca. Levi me miraba en silencio. Supuse que aquella era la situación más incómoda que había vivido en su vida. Normal, osea, yo en su situación ni si quiera habría sabido reaccionar.

Martha nos invitó a pasar para darnos más detalles. Las noticias más escabrosas eran, al fin y al cabo, el objeto de morbo de la mayoría de las personas. Nos preparó algo de té y me invitó a sentarme, secándome las mejillas con su pulgar y dirigiéndome una sonrisa maternal para intentar consolarme. Porque no había parado de llorar, había llorado tanto que ni siquiera recordaba cuánto tiempo pasó hasta que dejé de hacerlo. Probablemente me había pasado así todo el rato que estuvimos en su casa.

—¿Por qué mi padre no os dijo nada?—aquella fue la primera pregunta que se me vino a la cabeza. ¿En serio el hijo de puta de Mickey los había dejado sufrir de aquella forma? Sabía que mi padre era un cabrón pero no hasta esos extremos.

—¿Tu padre? Nos dijo que había conseguido tu custodia y dejó de dirigirnos la palabra. Así que cuando pasó... aquello todo se volvieron puras especulaciones, Sam. Cuando le preguntábamos por ti decía que estabas bien y se iba. Y nosotros nunca te veíamos por aquí. ¿Qué podíamos pensar? Llegamos a un punto en el que empatizamos con él y supusimos que simplemente no fue capaz de afrontar tu pérdida. Y ahora estás aquí, con lo que nos contó asimilar que jamás volveríais—a Martha le temblaba la mano y le costaba sostenerme la mirada más de unos pocos segundos.

—¿Y la policía?—seguí insistiendo, ansiosa. Quería saber cada detalle de lo que había ocurrido por mucho dolor que ello conllevase.

—¡Ja! La policía. No hizo mucho más a parte de identificar el cuerpo. Al parecer no prestan demasiada atención a los asesinatos en zonas conflictivas. Nunca debí permitir que se escapara de casa...—Martha rompió a llorar de nuevo, llevándose ambas manos a la cara. Yo, por mi parte aún estaba asimilando mi propio asombro y aquella noticia únicamente logró intensificarlo más. Miré a Levi en busca de un poco de consuelo y éste, con una pequeña sonrisa me apretó suavemente la mano, acariciándome el dorso. Aquel chico era un misterio para mí. De alguna u otra forma siempre encontraba la forma de hacerme sentir mejor, por muy mal que me sintiese conmigo misma. Ahora, recordando aquel momento, me pregunto qué estaría pasando por su extraño cerebro. Lo había intentado violar, le había dicho que era lesbiana y ahora tenía que lidiar con una tormenta demasiado lejana. ¿Cómo era capaz de... sonreír si quiera? Debería odiarme, no apoyarme de aquella forma estúpidamente incondicional. Su perdón tan puro incluso me resultaba molesto porque hacía que me doliese aún más mi propio egoísmo.

Desvié de nuevo la vista a Martha, la pobre mujer estaba destrozada. Era evidente que le costaba mucho hablar del tema y yo estaba tan bloqueada que sólo pensaba en mis problemas con Levi. Supongo que es uno de esos mecanismos que tenemos los humanos para evadirnos de situaciones tan chocantes como aquella. Pero finalmente volví a centrarme y a recordar las últimas palabras de Martha, las detonantes de mi bloqueo momentáneo.

—¿Zona...conflictiva?—balbuceé. Estaba en shock y era difícil ser mucho más coherente de lo que fui.

—Sí... la encontraron en uno de esos barrios marginales tirada en un contenedor. Al parecer había estado trabajando de camarera en un sitio llamado The Rouge, no muy lejos de donde estaba su cuerpoMartha suspiró, agarró su taza de té con la mano temblorosa y dio un pequeño sorbo. Luego me miró con aquellos intensos ojos azules e hizo una breve pausa que se fue volviendo poco a poco una verdadera eternidad—Es lo único que sé, Sam...

Amor y otras excusas para no dejar de fumarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora