Hola. Cuánto tiempo. Supongo que algunos me habéis dado por muerta pero sigo aquí. Tenía muchas ganas de subir un nuevo capítulo de esta historia <3. Así que ahora que las cosas se ponen interesantes e intentado que esto recobre la vidilla original y vuelva el puteo máximo (?). Os traigo los orígenes del Levi zorrón que no paraba de acosar a Rex xDD. Espero que os guste ;D
PD: Por favor, no me odiéis por el video, pero es que pegaba demasiado con este cap xDDDD
Mis días junto a Snake eran extraños. Casi nunca estaba en casa y jamás daba explicaciones. Me convertí en un incómodo invitado que mantenía conversaciones triviales con esa rusa de piernas infinitas y mirada helada que me observaba con altanería cuando apenas sabía hablar mi idioma. Parecía un puto indio manteniendo conversaciones en inglés. Y su hija era como la versión aria y repipi de Wednesday Adams. Lo único bueno que me pasaba a lo largo del día era el regreso de Snake. Cuando llegaba todo el ambiente gélido que había inundado la casa durante el resto del día se derretía y una agradable sensación de calidez lo embriagaba todo. Besaba a su mujer, abrazaba a su hija y hablaba conmigo sobre tipos extraños que se había encontrado a lo largo del día. Era como si yo formase parte de aquella extraña familia. Era algo así como su segunda esposa y lo peor era que parecía que la rusa no era consciente de todo aquello. Su cerebro rubio y retrasado era incapaz de sumar dos más dos y percatarse de que Snake y yo no teníamos ningún grupo musical.
—Levi y yo vamos a ensayar un poco en el cuarto de arriba, nena. Pronto podremos ofrecerte un concierto en directo—Y qué concierto. Las nalgas de Snake sonaban mejor que cualquier batería y sus orgasmos superaban los melodiosos ritmos de cualquier canción.
La parte mala de todo esto es que resultó que para mí tampoco había concierto aquel día. No subimos al cuartito de arriba sino que me llevó hacia la puerta trasera para hacer una pequeña escapada al lugar favorito de Snake: el Rouge. No tardamos demasiado tiempo en llegar montados en su porshe. Estando junto a Snake hacía tiempo que no pisaba aquel sitio, por lo que me sorprendió bastante su repentina insistencia por volver a ir juntos. Aquello no me olía nada bien y sentía cierto nerviosismo. Pese a haber convivido con él, siempre me había sentido como un ratón en una casa llena de víboras. Snake no era de fiar y debí haber huido cuando tuve ocasión, pero me metí de cabeza en aquel embrollo y difícilmente podía huir de las garras de alguien que se dedicaba a partir huesos de forma profesional.
—Bueno, de vuelta al hogar—dije con cierto tono humorístico para intentar disimular que me estaba cagando en los pantalones.
—Claro—dijo él con una amplia sonrisa, invitándome a pasar mientras me sujetaba por la cintura—. Quiero presentarte a unos amigos. Creo que es hora de que empieces a conocer a mi círculo más íntimo—me guiñó un ojo y me dio una suave palmada en el culo para que siguiese andando. Suspiré un poco aliviado, por un momento había pensado que Snake se había cansado de mí y quería venderme al mejor postón. Me abracé a él, me transmitía la misma seguridad que terror así que era lo único a lo que podía aferrarme. Era como subirse a una viga ardiendo en un océano de lava, no era la mejor opción del mundo, pero era mejor que la lava—. Hola, Aggie—saludó animadamente a Agatha, quien me miró un tanto sorprendida, a la vez que complacida por mi presencia.
—Así que has vuelto a devolverme a mi diamante, maldito ladrón—bromeó Agatha, devorándome con la mirada como la primera vez que pisé su local.
—Lo siento, me lo quiero quedar un poco más. Me gusta demasiado—Snake se mordió el labio inferior y me atrajo hacia él, para plantarme un largo y húmedo beso delante de Agatha. No paraba de sonreír mientras lo hacía, como si se tratase de un espectáculo en directo para complacer las fantasías de aquella mujer de acero.
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Amor y otras excusas para no dejar de fumar
RomanceEsta es la historia de sus vidas, de cómo esos locos engranajes en común hicieron que de repente todo dejase de tener sentido. Esta es la historia de sus anécdotas, de sus risas y de sus penas; de cómo se conocieron, de cómo se enamoraron, de cómo s...