capítulo 2.

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-¿Quién se lo ha dicho?.- Anastasia podía considerar desde distintos puntos de vista aquella fría bienvenida. Si ese hombre conocía a su padre, podía estar protegiendo su intimidad; por otra parte, carla podía haberse equivocado al explicarle cómo encontrar la casa de Grey.

-Soy Anastasia steel, la hija de Ray -dijo alzando la barbilla-. ¿Está aquí mi padre o me he equivocado de casa?.

De repente, vio que el hombre la miraba de arriba a abajo. Sus ojos se posaron brevemente en puntos estratégicos de su cuerpo; por fin, se detuvo en su
rostro. Era el examen más exhaustivo que le habían
hecho en su vida.

-No te acuerdas de mí, ¿verdad? -la sorprendió él.

-Qué? -preguntó ella sin comprender.

-No, claro. Bueno, anda, pasa. El hombre le cedió el paso y sujetó la puerta.

-Espera un momento, ¿está aquí Ray o no?.

Anastasia no estaba dispuesta a entrar en una casa desconocida a menos que su padre estuviera allí, y mucho menos después de aquella inspección.

-Sí, está aquí.

-Oh.
-Bueno, ¿vas a entrar o no?

-Pues... ¿podrías despertarlo?

Se sentía tan valiente como un ratoncillo acorralado. Ray podía estar allí o no. Y quizá ese tipo, el Diez, no fuera de fiar.

-Está bien, quieres una prueba.

-No veo su coche -dijo ella lógicamente.

-Está en el garaje.

-Bueno, sí... ¿qué marca es? .

El sacudió la cabeza y se echó a reír.

-¡Vaya, vaya, una damisela asustada! Es un Mercedes azul marino. ¿satisfecha?.

-¡No soy una damisela asustada!

-Vamos, no te ofendas. Por si no te has dado cuenta, es la una de la madrugada. Así que si quieres que Ray se despierte, vete a despertarlo tú. Yo prefiero dejarle que siga durmiendo.

Sin saber qué hacer, Anastasia volvió la cabeza y miró su coche.

-He dejado los faros encendidos y también la maleta ahí dentro.

-Y yo estoy descalzo. ¿Quieres que me calce y vaya a cogerte la maleta?.

-No, por favor, no se me ocurriría pedirte semejante cosa.
Al momento, se dio media vuelta y salió de nuevo a la lluvia.

-¡Vaya un imbécil arrogante! -murmuró para sí misma.

***

Cuando regresó al porche después de apagar los faros y coger la maleta, la puerta seguía abierta, pero el hombre ya no estaba. Vio una luz encendida en una habitación, pero el vestíbulo sólo estaba iluminado por la luz del porche.

Anastasia cruzó
el umbral, buscó un interruptor, lo encontró justo al lado de la puerta y encendió la luz.

Estaba mojada cuando cerró. Dejó la maleta en el suelo, maldiciendo el poco
amable recibimiento.

Entonces oyó un sonido procedente de la habitación con luz. Anastasia siguió el
sonido y la luz y pronto se encontró en una cocina.

El hombre a medio vestir estaba
preparando café.

-¿Qué te parece si me llevas a una habitación... vacía? -preguntó ella con voz dulce.

-Ahora, dentro de un minuto.

Mi Primer Vals.(Adaptada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora