Capitulo 12. Interupcion

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También , no podía evitar disfrutar con la idea de que un hombre como Christian la desease tanto. Se dio cuenta de que eso no le había ocurrido con ningún otro hombre. No obstante, cierto era que ella no había participado con tanto entusiasmo en ninguna
otra relación. En realidad, nunca antes había deseado a un hombre.

Pero deseaba a Christian Grey. Quería desnudarlo y que él la desnudase a ella.
Ya estaban llegando al campamento cuando Christian se detuvo.

-Escucha.

-¿Qué?

-Oigo voces. Hay gente en nuestro campamento -Christian comenzó a acelerar el paso-. Vamos, no sabemos quiénes pueden ser.

Anastasia lanzó un suspiro y continuó al mismo paso. Sin embargo, a los pocos minutos, se quedó boquiabierta cuando, al llegar al claro, vio a sus padres.

-¡Ray, Carla!

Christian sonreía débilmente.

-Tenemos una sorpresa, Ana.

Carla dio un abrazo a su hija.

-No teníamos idea de dónde estabais.

-Hemos ido a dar un paseo por el monte, mamá.

-sí, acaba de decírnoslo Christian. Ray me dijo que tenía que volver a ver Chris y me pareció una idea estupenda acompañarlo. Hace años que no venía a Bear Creek. ¡Esto es precioso! ¿Verdad, cielo?

Carla había dirigido la pregunta a su marido, que le apretó los hombros
cariñosamente.

-Sí que lo es, Carla.

Gracias a Dios que habían hecho las paces, pensó Anastasia al tiempo que lanzaba una rápida mirada a Christian que no parecía saber qué hacer. Era evidente que Chris no estaba entusiasmado con la llegada del matrimonio Steele. A ella le ocurría lo mismo, ya que iba a dejar escapar la posibilidad de pasar la noche más extraordinaria de su vida.

-¿Cuánto tiempo vais a quedaros? -preguntó Anastasia a su madre.

Carla esbozó una sonrisa de oreja a oreja.

-Toda la noche, Ana. ¿No es maravilloso? Nos sentaremos alrededor del fuego y contaremos historias de fantasmas.

-Sí, estupendo -dijo Anastasia.

-Tenéis suficiente comida para los cuatro, ¿no, Chris? -preguntó Ray.

-De sobra, Ray -respondió Christian-. Andamos algo escasos de sitio para dormir, pero supongo que las mujeres pueden compartir una tienda y nosotros dos la otra.

-Sí, muy bien -dijo Ray.

Carla llevaba un traje pantalón color naranja y kilos de joyería.

-¡Esto va a ser estupendo! Anastasia, cielo, ¿Adónde llevo mi bolsa?

-A la tienda más grande, mamá.

Lanzando un suspiro, Ana vio a Christian sacando los utensilios para preparar la cena. Al parecer, iba a cocinar sus truchas. Ray hizo las camas para él y Carla y ésta le regaló toda suerte de besos.

Cuando no estaban enfadados, se comportaban como una pareja de recién casados. Pero cuando lo estaban, lo mejor era alejarse de ellos lo máximo posible.

-¿Te puedo ayudar? -le preguntó Anastasia a Christian

-Sí, claro. Mezcla aproximadamente media taza de harina de maíz con otra media taza de harina de trigo normal y echa un poco de sal y pimienta. Agítalo en una de esas bolsas de plástico para que se mezcle bien luego échalo en esa sartén plana.

Mi Primer Vals.(Adaptada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora