Victoria salió por la puerta del aeropuerto junto a una marea de personas que, como ella, habían arribado muy temprano a la ciudad de Vancouver. Una fila de taxis empezaron a ser abordado por las personas que llegaban temprano en la mañana.
-Al Hotel Bleumere, por favor. -dijo Victoria al chofer del taxi en el que se montó.
-Hotel Bluemere. -dijo el chofer como confirmando la dirección y arrancó su automóvil que avanzó detrás de otros taxis que ya iniciaban su viaje hacia la ciudad.
El viaje no fue muy prolongado ya que, más pronto de lo que había previsto, el taxi se detuvo frente a la puerta de un pequeño hotel, no muy lujoso que se encontraba a pocas cuadras del mar. Victoria pagó el importe indicado por el taxímetro y se bajó del taxi que se retiró inmediatamente dejándola frente a un letrero que decía Hotel Bluemere,
-Buenos días. -saludó con mucha amabilidad el recepcionista que la vio entrar. Un señor de unos cuarenta años, por las pocas canas que asomaban a los lados de su sien. -¿Tiene alguna reservación?
-Sí. Está registrado a este nombre. -dijo Victoria y alargó su tarjeta de presentación.
-Sí. Aquí está. ¿Cuánto tiempo piensa quedarse en la ciudad?
-Sólo una noche. Gracias. -respondió Victoria mirando con curiosidad el lugar, como si de una escena del crimen se tratara. -Disculpe. No se si se puede. Me gustaría alojarme en la habitación doscientos catorce.
-Lamentablemente esa habitación está ocupada. Sólo tenemos habitaciones en el tercer piso.
-No importa. Deme la del tercer piso. Era solo si estaba libre.
-Entiendo señora. Aquí está su llave. Si necesita de algo, sólo tiene que marcar el cero en su teléfono de la habitación. Muchas gracias por elegir nuestro Hotel.
-Gracias. -respondió Victoria y tomó la llave.
El botones, al ver pasar la llave de las manos del recepcionista hacia la huesped, se acercó a Victoria y alzó la única maleta que tenía ella a un lado a sus pies.
-Muchas gracias. -dijo Victoria y se dispuso a seguir al joven botones con la maleta hacia el interior del viejo Hotel.
-Esta es su habitación. -le dijo el botones luego de un corto paseo, y dejó la maleta en el piso al lado de la puerta. -Si necesita algo, sólo tiene que llamar a la operadora. Muchas gracias por elegir nuestro Hotel.
-Gracias también. -dijo ella y le alargó una propina, que él recibió automáticamente y se empezó a alejar.
Victoria entró en su habitación y luego de acomodar sus escasas pertenencias en el ropero, se sentó sobre la cama a organizar sus ideas. La tarea en es hotel era bastante sencilla. Sólo tendría que averiguar la fecha en la que Andrew se había alojado allí. Eso le daría las pruebas suficientes para demostrar que él sí había estado con su hija, repitiendo su luna de miel. Su cliente no saldría libre inmediatamente, pero saldría libre en un par de meses de tratamiento psicológico. Su vida personal, era otra cosa. De eso, estaba segura, nunca saldría libre. Ese era el peor castigo.
Pero había algo más que no le parecía lógico. Algo que tenía que ver con el hotel. Algo que Victoria no lograba descubrir, o más bien traer a su consciencia. No era la primera vez que su subconsciente le decía que algo estaba mal. El problema era el convencerlo de que revele la información. Pero el subconsciente era muy tímido, y más bien se escapaba cada ve que ella intentaba sacarle información. Lo mejor era hacer otra cosa. Engañarlo para hacerle creer que ya no le interesaba esa información. Esa era la mejor manera, y eso era lo que ella haría.
Tomó el tablet y se puso a revisar toda la documentación sobre ese caso. Abrió el documento de la sesión hipnótica que le había hecho a Christine y empezó a leer la descripción que ella había hecho de ese lugar. A medida que Victoria iba leyendo, se dio cuenta qué era lo que le molestaba. Para estar segura de sus sospechas, se levantó de la cama, salió de su habitación y avanzó presurosa hacia el ascensor. Definitivamente la escena descrita por Christine no coincidía con lo que ella estaba viendo en ese momento. El ascensor no tenía ninguna gaviota y la alfombra no tenía el color azul, ni las paredes tenían esa cinta azul. Todo era totalmente diferente.
'Pero estoy en el tercer piso', se dijo Victoria y se dirigió por el ascensor hacia el segundo piso. El piso donde supuestamente Christine se había alojado cuando su padre, confundiéndola con su esposa, la había, por así decirlo, violado.
Cuando el ascensor abrió sus puertas y dejó ver el mismo tipo de escenario del tercer piso, Victoria no tuvo duda que no estaba en el mismo lugar en el que sucedió la violación. Hasta antes de ese viaje, todo estaba tan claro. El padre, confundiendo a la hija con la esposa, la había traído al mismo lugar en el que había pasado su luna de miel. Pero esto que estaba ante sus, echaba al basurero toda su teoría de la confusión mental. Si había sucedido una violación, no había sido en ese lugar, sino en cualquier otro hotel.
-¿Está perdida? -dijo el mismo botones que la había guiado a su habitación. -¿Necesita que la guíe a su habitación? ¿O quiere ir a algún otro lugar?
-No. Disculpe. Es que estoy algo confundida. -dijo Victoria algo nerviosa, como si la hubiesen encontrado haciendo algo incorrecto. -Pero ya se cómo llegar a la habitación. No es necesario que me guie. Muchas gracias.
-Estoy para servirla. Si necesita de algo sólo tiene que pedirlo.
-Muchas gracias. -dijo Victoria ya más tranquila al ver al botones alejarse por el pasillo.
-Disculpe joven. -dijo ella cuando ya el botones estaba un poco alejado, por lo que tuvo que elevar algo la voz.
El botones dio la vuelta y vino a pararse al frente de ella, a la espera de cualquier solicitud que le hiciese su huesped.
-Disculpe que lo moleste. ¿Hay otro Hotel Bluemere en la ciudad?
-No señora. -dijo el botones extrañado por la pregunta. -Este es el único Hotel de la ciudad con ese nombre.
-Por supuesto. Disculpe. Era solo eso. Muchas gracias. -respondió Victoria nerviosamente, pero todavía con el rostro de incredulidad que fue rápidamente detectado por el botones que permaneció inmóvil como si supiera que ella volvería a preguntar.
-¿Tiene alguna consulta adicional? ¿Le puedo ayudar en otra cosa?
-No. Era eso. -respondió Victoria dudando de su respuesta. -La verdad es que sí. Es que este hotel no es como lo describieron. Es... diferente.
-Eso depende de cuándo le describieron el hotel.
-No entiendo.
-Es que el hotel fue remodelado hace varios años atrás.
-¿Hace cuántos años? ¿Usted conoció cómo era antes?
-Fue cuando yo tenía doce años. Eso será como unos quince años atrás.
-Entonces no pudo conocer el lugar. -dijo ella, más para sí misma que para el botones que permanecía todavía frente a ella, atento a colaborarla.
-En realidad sí lo conocí. -dijo el botones con una sonrisa más personal, y no la sonrisa aprendida que estaba obligado a utilizar en su trabajo. -Es que mi abuelo trabajó muchos años aquí, hasta que se jubiló. Prácticamente me crié aquí.
-Entonces se acuerda cómo era. -dijo ella sin dar una correcta entonación para saber si era una afirmación o una pregunta.
-Sí. Era bastante diferente. No la arquitectura. Los colores.
-Me puede decir cómo era el ascensor. Si habían algunas gaviotas.
-Sí señora. Eran dos gaviotas volando. Me gustaban más que el logo actual. Y las alfombras también cambiaron de color. Antes eran azules. Me acuerdo que habían unas líneas lilas a los lados. La pared también fue cambiada de color.
A medida que el botones describía el hotel, se dio cuenta que era la misma descripción de Christine. Como si ella hubiese tenido un viaje en el tiempo. Y eso no tenía nada de lógica. Definitivamente.
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Búsqueda Profunda
Mystery / ThrillerUna pesadilla dolorosa, hace que una muchacha recuerde el episodio en el que fue violada. Las investigaciones muestran que, a pesar de lo real y vivido de su recuerdo, las pruebas físicas no concuerdan con su relato, descartando la posibilidad de un...