Buenas tardes Nathaly. -dijo Victoria al ver surgir el rostro de detrás de la puerta. -Me gustaría conversar contigo, aprovechando que Christine no está en casa.
-No tengo nada de qué hablar. -respondió molesta Nathaly y empezó a cerrar la puerta de su casa.
-Por favor, solo serán un par de preguntas. -dijo Victoria con tono casi de súplica. -Te prometo que no tomará mucho tiempo. Por favor.
-¿Qué preguntas son esas? -respondió Nathaly detrás de la puerta, apenas a través de una rendija que sólo permitía ver su rostro completo, pero no su cuerpo.
-¿Puedo pasar, por favor?
-Pero, si son sólo un par de preguntas, las puedo responder aquí mismo. Porque, no tomará mucho tiempo, ¿verdad?
-Sí. Tienes razón. -respondió Victoria resignada a quedarse de pie ante esa puerta. -Estuve leyendo la declaración de Christine, la que hizo a la policía y la que tuve en la sesión privada. Pero en ningún lado indica qué hotel y en qué ciudad sucedió eso. Eso me ayudaría mucho a clarificar lo sucedido.
-¿Pero, por qué no le preguntas a tu cliente, dónde le hizo aquello a mi hija?
-Andrew está un poco deprimido. No por lo que le está sucediendo a él, sino por lo que está pasando su hija. Es un buen padre. Sé que no lo entiendes así, pero yo te lo puedo asegurar. Y no creas que no se lo pregunté. El problema es que él no recuerda nada del incidente. Está demasiado confundido con todo esto. -respondió Victoria para suavizar el tono con el que había escuchado esas palabras. - Y te soy muy clara. Él prefiere sufrir, antes de ver a su hija ante el jurado revelando todo este tipo de asuntos. Sé que eso no me ayuda mucho como abogada de la defensa, pero él es su padre, después de todo.
Luego de decir esas palabras, Victoria guardó silencio a la espera de la respuesta de Christine. Sabía que, mientras más tiempo se mantuviese ese silencio, más predispuesta estaría ella para responder a sus preguntas. Y es que el silencio, y no las palabras, eran las más duras de escuchar. El riesgo era que, en lugar de hablar, decidiera cerrar la puerta y considerara el asunto cerrado.
-No sé en qué hotel sucedió aquello. Y no pienso preguntárselo a mi hija. No la obligaré a recordar de nuevo esa barbarie. Y no permitiré que usted tampoco lo haga. Así que, por favor, no se acerque a mi, y menos a mi hija. -respondió con violencia contenida. Luchando, no contra la abogada defensora que estaba frente a ella, sino con la abogada que le recriminaba, permanentemente, dentro de su consciencia.
La puerta se cerró, cortando definitivamente la conversación. Al menos la que Christine tenía con Victoria, pero no aquella que había permanecido, ya por bastante tiempo dentro de su mente.
Victoria, ya con la puerta cerrada ante sí, se dio la vuelta y se dirigió, tal como lo tenía ya anteriormente previsto, al colegio donde estudiaba Christine.
-o-
Buenas tardes. -saludó Victoria con una sonrisa juvenil a un grupo de tres muchachas que se alejaban del colegio al final de la clase. -Disculpe que las interrumpa. Beth, ¿verdad? -dijo, esta vez dirigiéndose a una de las muchachas que, al escuchar su nombre, quedó petrificada en su lugar.
-No te preocupes. -dijo Victoria al notar el rostro de temor de la chica. -Yo soy Victoria. Toma mi tarjeta. -siguió diciendo y ofreció una tarjeta a la muchacha, y al resto de las chicas. -Trabajo para un bufete de abogados muy importante de la ciudad. Y estoy en un caso muy importante. ¿Les gustaría ayudarme? No les tomará mucho tiempo. ¿Puede ser?
-¿En qué podemos ayudar? -respondió, no Beth, sino la muchacha que estaba a su lado, y todavía con ese rostro de temor al verse deslumbrada por una presencia abrumadora. Y es que, Victoria lo sabía muy bien, nada impactaba más que una persona muy bien vestida, sobria, pero muy bien vestida. Y una voz firme, segura.
-Algo sencillo. Es sobre una compañera de su curso. Christine Miller.
-¿Y qué quiere saber? -volvió a preguntar la misma muchacha.
-Nada complicado. Es sobre el viaje que tú, tuviste con ella, hace un tiempo atrás. -dijo Victoria, pero mirando fijamente a Beth, con una mirada que no admitía réplica.
-En realidad fue idea de ella. Además eramos muy pequeñas. No hicimos nada malo.
-No vengo a recriminarte por tu viaje. -respondió Victoria con un tono tranquilizador. -Yo misma me escapé un par de veces. A esa edad, si no tengo mal cálculo. Pero mi interés es en saber a dónde fueron.
-En realidad no logramos ir muy lejos. El automóvil se quedó sin gasolina a medio camino. Y no teníamos permiso de conducir. La policía nos detuvo y nos llevó a la comisaría. Nuestros padres fueron a buscarnos. No pasó nada más.
-¿Y nunca más tuvieron intenciones de volverse a escapar? ¿Ya mayores? Porque, como te dije, yo sí me escapé un par de veces.
-No. Al menos no conmigo. Y no creo que lo haya vuelto a hacer. Me habría enterado. Hemos estado juntas todos estos años. Ella nunca sale de viaje si no es con sus padres. -respondió Beth como si estuviese ante el estrado. Y es que Victoria tenía la habilidad, muy desarrollada, de hacer hablar a la gente y contar toda la verdad, y nada más que la verdad, fuera o dentro del estrado.
-Sí. Es verdad eso. -confirmó la muchacha de al lado, con mucha seguridad en la voz. -Esa salida solo fue una locura momentánea. Tengo entendido por que vio una película, un par de semanas antes de la graduación del colegio primario, y ella quería repetir lo que sucedió en la película. Yo no estuve en ese viaje, pero hablé con ella después de lo que sucedió.
-Entiendo. -respondió Victoria, complacida con las respuestas. -Entonces, ustedes me aseguran que Christine nunca más volvió a escaparse, a ningún lado, si no era con sus padres. ¿Verdad?
-Sí. -dijeron casi al unísino las tres chicas.
-¿Y no les comentó nada sobre un viaje que hizo después con su padre? -preguntó Victoria, pero bajando la voz, con un tono cómplice, informal, de amiga.
-¿Quiere decir cuando su padre...?
-Sí. -respondió Victoria. Al parecer ya todas sus amigas sabían lo de su padre preso.
-No. Nunca lo comentó. Nos asombramos cuando nos avisaron. Su padre parecía un buen señor. Pero, eso nunca se sabe. Pobre Christine.
-Sí. -volvió a hablar Victoria con su misma voz de cómplice. -Parece un buen tipo.
-Chicas. -volvió a hablar Victoria, ya con voz más seria, recuperando su voz de abogada. -Si tienen cualquier información. Cualquiera. ¿Me la comentan? Les prometo que no nas haré pasar al estrado. Es mi palabra.
Las chicas no respondieron, pero movieron afirmativamente la cabeza, al ver a esa abogada, alejarse con la misma majestad con la que se había presentado.
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Búsqueda Profunda
Mystery / ThrillerUna pesadilla dolorosa, hace que una muchacha recuerde el episodio en el que fue violada. Las investigaciones muestran que, a pesar de lo real y vivido de su recuerdo, las pruebas físicas no concuerdan con su relato, descartando la posibilidad de un...