Salud y República

Capítulo III.

Son las 9 y tengo que ir a misa, no es algo que me apasione la verdad, pero tengo que joderme y bailar. Me puse lo primero que encontré en el armario, me tomé un Nesquick y dos tostadas y me fui a la Iglesia a aguantar el sermón del cura.

Duró 2 horas es absurdo ir todos los domingos a escuchar lo mismo dos horas, me lo acabaré aprendiendo de memoria a este paso, fui a comprar el pan y algunos se paraban a tomar algo en las terrazas y cafeterías de los alrededores, yo me fui directa a casa con Regina en mis oídos, habría puesto algo de Boikot o de los Lendakaris Muertos pero no me apetecía pasar la noche en el calabozo y encima pagar una multa bastante cara. Había dejado las ventanas abiertas por el calor, cuando llegué cerré la ventana de mi habitación y las cortinas, me cambié y saqué el ordenador para ver alguna película o algún capítulo de alguna serie antes de hacer la comida, había guardado todos los aviones en una carpeta en un cajón de mi habitación y me pareció extraño que hubiera uno encima de mi cama, ¿me habría mandado uno mientras yo no estaba? Lo había hecho. "Gracias por no hacerme caso y por no ignorarme... De verdad..." ponía. Le respondí y me quede esperando su respuesta, "Has vuelto, hola." era estúpido ese mensaje me parecía estúpidamente gracioso, estaba medio asomado a la ventana, estaba horroroso, muy mal y descuidado, estaba claro que bien no estaba. "Estás horrible, ¿lo sabías?" puse, "Supongo... No recuerdo la última vez que me miré a un espejo... Tampoco quiero..." respondió esta vez sin asomarse, creo que no se lo ha tomado muy bien ¿seré imbécil?, "Eres un híbrido entre un náufrago y un hippy, no me digas que eso no mola." puse para intentar animarlo. "Ni lo intentes..." me respondió, como supuse había hecho el esfuerzo en vano, solté un suspiro tan grande que se debió de oír hasta en Cuenca, me levanté del borde de la cama y fui a poner algo de música para que no hubiera tanto silencio incómodo, puse Monsieur Cousteau de Els Amics De Les Arts y echaba de menos mi guitarra y mi bajo que los había que tenido que dejar en el norte o como yo lo llamo, Invernalia. Tengo todos los libros de Juego de Tronos, me había costado un ojo de la cara conseguir todos pero por fin los tengo, estos no me los podía dejar allí, se venían conmigo como Pulsaciones, Bajo la misma estrella, la trilogía de Play y los pocos libros que tenía de Stephen King.

Me puse a repasar los ejercicios que tenía hechos para el examen y pregunté a un amigo para comparar las respuestas y ver si las tenía bien, cuando terminamos de comparar respuestas y repasar los temas eran las 3 de la tarde, era muy tarde y además había empezado a llover, lo cual es una mierda porque a ver como me comunico con Pablo yo ahora.

Me hice algo rápido de comer porque era tarde, estuve mirando en mi ordenador algún juego que tenía en la carpeta de juegos y me apetecía jugar a algo que hacía años que no jugaba, al Skyrim, estuve jugando durante horas hasta que me di cuenta de que eran casi las dos de la mañana porque tenía hambre y porque podía oír de fondo los llantos de Pablo con los cascos puestos, tenía las ventanas cerradas y aún así se oían.

Me hice un Nesquick, cogí un bol y cereales y esa fue mi cena, ya era muy tarde y no tenía ganas de preparar nada de cena. Cuando terminé fregué el bol y la taza y me fui a intentar dormir, intentar porque no podía y seguía lloviendo así que me puse a mirar por la ventana la lluvia, ver la lluvia, las tormentas, nevar o las tormentas de nieve me encanta, me da mucha paz y tranquilidad, y escuchar la lluvia y la tormenta también, no entiendo a la gente que les da miedo la tormenta, a mi me tranquiliza me da paz. Me quedé mirando la lluvia hasta el amanecer que dejó de llover y el cielo se volvió rosáceo entre nubes negras, era muy Tumblr todo lo cual me hizo sonreir tontamente porque Tumblr no es algo que me fascine, y estaba muerta de sueño así que aprovechando el silencio me fui a dormir.