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Kageyama no sabía cómo ocultar sus emociones, pero si estaba pasando algo

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Kageyama no sabía cómo ocultar sus emociones, pero si estaba pasando algo...toda la felicidad que sentía por tener a Yamaguchi por dos semanas en su casa había desparecido...y el culpable era una molesta persona.

Quedaba una semana para los exámenes y Kageyama no había logrado ningún avance con el estudio ni con Yamaguchi, pero eso no era lo que le molestaba...sí no mas bien, fue un hecho que ocurrió hace dos días...

La práctica había terminado, una vez que se cambiaron de ropa, Yamaguchi caminaría junto a Kageyama para estudiar en su casa.

Observaba disimuladamente al pecoso, que como siempre estaba en la compañía del molesto Tsukishima...

-Yamaguchi...acompáñame el sábado-dijo el rubio

-¿Sábado?...lo siento Tsukki, tengo algo que hacer-se disculpo

- Ya entiendo...bien, no quería ir solo...-suspiró

-Tsukki...espera...-se quedó pensando un segundo-¡Iré!

Kageyama salió deprisa de ese lugar, estaba furioso...el día sábado estudiarían juntos...eso lo planeo el mismo Yamaguchi, pero al parecer Tsukishima siempre seria más importante...estaba totalmente frustrado.

Estudiar a su lado ya no era lo mismo, la mente de Kageyama vagaba, no quería aceptar la realidad, pero lo peor, es que no podía ocultado y al final había preocupado al pecoso, se sentía un completo idiota...pero tenía que arreglar las cosas.

-¿Estás seguro de esto?-Hitoka se preocupó-...digo, no tengo problemas en ayudarte a estudiar, pero pensé que preferías a Yamaguchi-kun

-¡Estoy en una maldita montaña rusa en este momento!...estoy feliz, pero luego me siento miserable ¿Por qué no puedo ser feliz con solo permanecer a su lado?

-Kageyama...deberías confesarte-se apoyó sobre la mesa, el rey la observó enojado

-Jamás lo haré... ¡Es un suicidio! Yamaguchi no necesita que le cause más problemas...digo, aún debe estar sufriendo y soportando el rechazo del idiota de Tsukishima...

-Estas subestimando a Yamaguchi-kun...esto ya no se ve divertido...

-Nunca lo fue ¿Te divierte verme sufriendo?-sonrió irritado

-Me divertía verte feliz, pero ahora ya no lo estas...quiero que vuelva el Kageyama feliz

Hitoka no tenía que decírselo para que Kageyama se diera cuenta, pero no se confesaría...el miedo que sentía al pensar en una situación así, lo consumía por completo...se sentía aterrado.

El tan esperado y doloroso sábado de Kageyama había llegado...solo vendría Hitoka, pero ya no podía seguir lamentándose...no podía darse el lujo de continuar perdiendo cosas, perdió la oportunidad de estar al lado de Yamaguchi y si no se concentraba...también sería capaz de perder el vóley.

La madre de Kageyama al saber que vendría Hitoka, decidió salir...quería "darles espacio" el rey suspiró cansado ¿Cuántas veces tenía que decir que no había nada entre ellos? Pero no importaba en ese momento, la verdad ya no le importaba nada.

El timbre de la puerta indico que la rubia había llegado, se apresuró en abrir la puerta...

-¿Yamaguchi?... ¿Qué haces aquí?-se sorprendió el rey

-¿Cómo que hago?...le dijiste a Hioka que querías que te ayudara a estudiar...además ya lo habíamos prometido ¿No?

-¿Prom...?...pasa...-ambos caminaron hasta la habitación-...pero... ¿No tenias planes con Tsukishima?

-¿Cómo sabes eso?-lo miró impresionado

-Los escuche en vestidor la otra vez...así que pensé que no vendrías

-Bueno...no me dijiste que no viniera, por lo que todavía esto seguía en pie ¿No?-se sentó-...salí con Tsukki en la mañana, ya le había dicho que tenía un compromiso

-¿Cómo van las cosas con él?

-Kageyama, no creo que sea tiempo para hablar de esto... ¡Queda poco para los exámenes!, yo no quiero que dejes de jugar...

Como si la dulce voz de Yamaguchi controlara cada parte del rey, le hizo caso...pero aun así no podía concentrarse, otra vez se sentía en la montaña rusa... ¿Debería declararse?... ¡Claro que no!, eso jamás pasaría, no quería más problemas y estaba seguro que el rechazo seria más doloroso que mirar desde atrás...

Kageyama recibió un mensaje de su madre, diciéndole que dejó la cena lista y un montón de cosas que solo una madre diría, sonrió ante la preocupación.

-¿Estas usando el colgante?-Yamaguchi se sorprendió

-Claro, fue un regalo...debo usarlo ¿No?

-Sabes...hemos estado estudiando y veo que no te lo tomas enserio...me estoy molestando-suspiró agotado

-Lamento ser un idiota...-se quejó

-No eres un idiota...es solo que te falta motivación... ¡Ya se!...propongamos un premio-el rey levantó la ceja al no comprender la situación-...si sacas arriba de 80 puntos te daré un premio ¿Qué dices?

-Suena interesante de alguna manera... ¿Qué me darás?

-Mnn...no lo sé-se disculpo-... ¿Qué quieres?

-Veamos... ¿Puedo pedir cualquier cosa?-el pecoso asintió, Kageyama no sabía que pedir...pero si estaba seguro de una sola, tenía que aprovechar esto-...quiero un beso

-¿Un beso?

-Pero no uno cualquiera...-el pecoso entró en pánico, ¿Habían mas tipos de besos?-...no necesitas saber ahora...entonces ¿Aceptas mi pedido?

-Por supuesto, no me subestimes

Y así comenzó la última semana de preparación para los exámenes, Kageyama estaba concentrándose al máximo para poder dar un beso...y también para poder seguir jugando vóley, era un motivo impuro, pero mientras sus calificaciones subieran el método no importaba...

El día tan esperado había llegado, Kageyama estaba hecho un manojo de nervios...la profesora llamaba a cada alumno, el no quería tentar su suerte a sí que no se hizo ningún tipo de idea sobre lo que podía pasar... ¿Por qué se demoraba tanto en llamarlo?

"¡Cielo santo!"...el rey no podía creerlo...81 puntos en su primer examen, ¿Esto era una señal del destino? Entusiasmado espero los siguientes...no todo era tan bueno...solo en dos no logro los 80 puntos, pero la apuesta no decía que tenía que ser en todos...valió la pena, destruir su celebro por una semana.

Salió del salón, tenía que dar las buenas noticias y reclamar su tan esperado premio. Quería correr pero no podía demostrar lo feliz que estaba, así que caminó a paso rápido. Llegó hasta el salón de Yamaguchi, levantó su mano para llamarlo...pero se detuvo al ver que estaba con Tsukishima...de nuevo, inconscientemente se escondió en la esquina.

-Bien hecho, tus notas fueron altas-acarició la cabeza del pecoso, parecía que estuviera obligado hacerlo

-Todo fue gracias Tsukki, quien me ayudó-sonrió emocionado

-Akiteru vino de visita, quieres ir hoy a casa...de seguro le gustara verte-su voz sonaba como si  realmente no le importaba

-¡Me gustaría!

Kageyama desapareció de allí, nunca debió haber escuchado aquello...pero ese no era el motivo por el cual su pecho había comenzado a doler...

Manos cálidas (KagexYama)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora