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Había llegado marzo, la graduación de los de tercero estaba a tan solos unos días, pero eso no era importante...Kageyama se había obligado a pensar solamente en vóley, la única cosa que amaba y no le rompería el corazón.

Desde que el rey les contó lo que había pasado, Hitoka y Hinata no habían tocado el tema con Kageyama, pero no estaban conformes con lo que pasó o mas bien en como habían terminado las cosas...pero al final de cuentas ellos no podían hacer nada, más que respetar la decisión de Kageyama.

-¡Tsukki espera!

El pecoso corrió detrás del rubio, el rey ni siquiera intentó mirar aquella escena, mas bien la ignoró...aunque en el fondo le importaba más de lo que pensaba.

La practica había terminado, ya todos se estaban marchando...su vista recorrió el lugar buscando a Yamaguchi, quien no estaba...¿Por qué estaba Tsukishima y no Yamaguchi? Siempre se iban juntos...bueno desde que terminaran su extraña relación, pero eso no debía importarle o mejor dicho, él no era nadie para preocuparse por eso...

-Deberías...

-Ni lo pienses

-¡No he dicho nada aun!-Hitoka le reprochó

-Se lo que intentas decir...pero no hablaré con él para arreglar las cosas...¿Qué no lo ves?-se giró para observar el lugar en donde estaba el pecoso con Tsukishima-...él esta feliz, esta al lado de la persona que quiere...no necesita mis sentimientos hacia él

-Como digas...pero sigo creyendo que debes aclarar las cosas

Todo estaba bien...todo estaba absolutamente bien, se trataba de convencer cada vez que despertaba en la mañana. Ya no dolía tanto como antes, estaba seguro que podría sobrevivir a esto...pero aun con eso, no estaba seguro cuando podría volver hablar con Yamaguchi de una manera normal...y bueno, no es como si hubieran hablado desde la ultima vez...

Kageyama despertó con un sentimiento de felicidad, quizás este podría ser un buen día. Durante las primeras clases todo marchaba bien...en ningún momento se encontró con el pecoso ni con Tsukishima, falto un profesor, su madre le había preparado su almuerzo favorito...si, por fin Kageyama podía disfrutar de un perfecto día.

Fue una perfecta práctica, para un perfecto día, el rey pensó que al fin el destino estaba a su favor...dicen que después de la tormenta siempre sale el sol...

-Kagayema, el entrenador me mando en tu búsqueda-sonrió la chica-...ven acompáñame

-¿Hice algo mal?-se preocupó

-No, al parecer quiere hablar sobre la práctica de hoy, me dijo que estaba muy impresionado...

Mientras caminaban llegaron hasta el gimnasio, Takeda –sensei estaba cerca del almacén, el rey siguió a la rubia en silencio. Hitoka se encontró con el profesor y ambos sonrieron despreocupados.

-Bien, entonces te lo encargo...-Takeda tomó su hombro

-No se preocupe

El profesor se alejó, ambos se quedaron afuera del almacén, la luz estaba encendida...el entrenador debía estar esperándolos. Hinata, quien se había estado escondiendo se acercó hasta donde ellos y con una gran fuerza empujó a Kageyama. Sin importarles que el rey estuviera bien cerraron las puerta con llave.

-¡OI!...¡ABRAN LA MALDITA PUERTA!-golpeó con fuerza

-¡Olvídalo!...los vendremos a buscar en unos diez minutos-gritó la chica-...suerte con eso

¿Los?...lentamente Kageyama se giró....y se encontró con el pecoso observando, su expresión demostraba lo muy incómodo que estaba...¿Por qué su día perfecto había terminado en esto?

-¿Qué haces aquí?-preguntó el rey desviando la mirada

-Me tocaba limpiar hoy...hasta que fuiste empujado y nos encerraron aquí-sonrió nervioso

¿Qué debería decir?...esto era más incómodo de lo que pensaba, el silencio de aquel lugar...que ironía...todo comenzó en aquel lugar, no...ya había comenzado desde hace mucho antes...desde la primera vez que Kageyama sintió el toque de aquellas cálidas manos sobre su espalda...

-¿C-como has estado?...-el pecoso se sentó en el suelo

-Bien

Con un tono seco, Kageyama se sentó al frente sin mirar su cara, no podía dejarse dominar por aquella hermosa mirada.

-Aquí fue donde comenzó todo...-el rey lo observó nervioso ¿Acaso él lo recordaba?

-Yamaguchi...yo

-Ese día estaba tan devastado por mi primer rechazado...pero las manos de Kageyama acariciaban con amabilidad mi cabeza...tus manos son muy cálidas, ¿Lo sabias?...allí fue cuando comenzó todo esto...me dejé llevar por tu amabilidad, por tu compañía, por tu sonrisa...por tu cálidez

El peli negro observaba aquel rostro que escondía su mirada observando el suelo, ¿Era una broma todo lo que estaba escuchando?

- A diferencia de ti, a mi no me molestaba ser un reemplazo, te habías vuelto alguien muy importante y no quería verte sufrir de esa manera...mientras pudiera estar a tu lado convertirme en un reemplazo era lo mejor que me podía pasar...pero al final...terminé hiriendote

-¿Acaso te gusto?-preguntó nervioso

-¿No es obvio?-suspiró agotado

-¡Claro que no!...jamas mencionaste algo así

-"Si es Kageyama, entonces esta bien"...pensé que diciéndote eso te darías cuenta, dijiste que yo podría acostarme con quiera, que para mi era normal...pero Kageyama fue siempre el único, el primero...lamento que tus ideas se destruyeran

-¡COMO IBA A SABER TODO ESO!-gritó

-Es porque siempre te haces ideas...antes de preguntar

Se quedaron en silencio, Kageyama quería decir tantas cosas...pero su mente no estaba funcionado, ¿Acababan de corresponder sus sentimientos? O ¿Solo lo estaba malinterpretando de nuevo? ¿Qué pasaría si estaba equivocado?...¿Que debería decir?

-Yamaguchi...yo

-Cuando me rechazó Tsukki...no lloré tanto como cuando me rechazaste, tus palabras fueron más duras, dolieron más...no entiendo porque...-se arregló su flequillo para ocultar su expresión-...quizás porque estaba acostumbrado a tus cálidas palabras...te volviste mas hiriente que Tsukki por mi culpa...

Se levantó lentamente y se limpió el pantalón, suspiró aliviado...Kageyama lo observaba desde el suelo.

-Quizás Tsukki tenía razón...nunca debí alejarme de su lado para empezar...pero ya no podemos hacer nada para volver a lo de antes

-¿Qué quieres decir con eso?...-se levantó preocupado

-Kagayema es una buena persona, estoy seguro que esa persona es muy afortunada...-la puerta comenzó abrirse-...solo pido que perdones todo lo que hice por mi egoísmo...obligarte a estar conmigo y todas esas cosas...lo lamento

-¡Espera!

Las lagrimas en el rostro de Kageyama comenzaron a caer al ver la espalda de Yamaguchi alejarse, la impotencia de no poder hablar sobre la verdad lo estaba quemando por dentro...pero si el pecoso ya había decido olvidar todo...¿Valdría la pena hablar sobre sus sentimientos?...¿Cual era la mejor opción?...

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Manos cálidas (KagexYama)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora