Nota 7.
Él no volvió.
Me sentía una ilusa por pensar en él.
Pero siempre me iba a sentir así.
Ilusa.
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Comencé a escribir notas las cuales pegaba en una carpeta azul que tenía desde infancia y se vino conmigo en mi viaje a lo desconocido, pocas palabras relataban como me sentía. Nunca supe como expresarme, no me lo enseñaron en casa. Sólo me enseñaron como ser una desgraciada. Un cuerpo caminante sin vida alguna.
Escapé de casa a los 20 años, recuerdo que nunca me habían regalado una torta de cumpleaños. Pero cuando cumplí los 15 años fue un buen día entre todos los malos que he tenido en la vida. Mis padres estaban separados y tenia 6 años sin ver a mi padre. Él se había casado y me dejo abandonada con mi explosiva madre. Ella fue la que puso mi vida en picada y una vida de tristeza frente a mi. Porque ella nunca se dio cuenta que sus actos y acciones eran las que me hacían sufrir, sus palabras eran como cuchillos que atravesaban mi cuerpo. Sangraba cada vez que lloraba porque ya estaba -y sigo estando- cansada.
Después de tantas cartas; mi padre volvió. Me trajo regalos y por primera vez sentí que era querida por alguien. Mi mamá no se portó por la casa en todo el día y eso fue algo que agradecí por primera vez. Mi padre me dijo que pronto vendría y me llevaría con él. Pero él no volvió y mi madre se río en mi cara por cinco años seguidos.
Un día después que cumplí los 20 años -aún seguía esperando a mi padre-. Mi madre llevó su nuevo amante a la casa, él era un hombre tan desagradable y con sólo ver su cara me daban ganas de correr y esconderme debajo de mi cama.
Mi madre decidió hacer una gran cena y salió a comprar cosas para dicha mierda. Pero no pensó en las consecuencias que traía dejarme tirada en una casa pequeña con un hombre desconocido. Y sí, él abuso de mi. Mi madre llegó y él le dijo que yo me había tirado encima de él porque era una niña hormonal.
Y lloré. Y lloré más porque mi madre no me creyó y me botó de mi casa como si fuera una desconocida. Pero antes de salir tomé el número que mi padre había dejado grabado en una hoja de papel para que lo llamará por si mi madre se volvía loca. Lo que él no sabía -o sí sabía, pero se hacía el loco- era que ella era una loca todo el tiempo.
Y lo llamé insertado varias monedas que tenía en los bolsillos de mi pantalón. Pero él no contestó o mejor dicho, el número no existía. Era falso, como sus palabras y su amor. Y vagué por la ciudad buscando un lugar donde dormir. Pero era tan ilusa, no conseguí más nada que malas miradas y ser ignorada por completo.
-¿En qué tanto piensas, mi querida Afrodita? -preguntó Paloma a detrás de mi.
-En el dolor. -le respondí mientras tomaba el cepillo más cercano y lo pasaba por mi oscuro cabello.
-Vivimos el dolor con la esperanza de encontrar algo de felicidad. Pero lamento romper tu ilusión, a estas alturas ya es casi imposible oler la alegría. -respondió ella y se dio la vuelta para salir de mi camerino.
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AFRODITA
Short StorySiempre me elegían a mi por ser la más preciosa, no era mi culpa. • inicio 17/05/2016 • fin 16/08/2016 | ésta historia la publiqué hace un buen tiempo y aún sigue sin edición. Perdonen los errores ortográficos que encuentren. | ©namjourney