"Cerrado"

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"Fueron mudas citas donde el pecado original amor se hizo llamar"

Su mente no pudo procesar nada de lo que pasó desde el momento en el que Gray entró; estaba abrazando a azabache y estaba feliz al verlo, pensaba que era demasiado bueno para ser verdad, y así fue. De un momento a otro lo que estaba abrazando no era su querido amigo y casi hermano mayor, era su cadáver. Lloró y lloró en el hombro del asesino, de la persona que ahora más odiaba.

-Solo me necesitas a mí. -le susurró al oído. Quería apartarse e ir hacia el cadáver del Fullbuster, pero Natsu se lo impidió. Apretó los puños y cuando él la soltó un poco lo abofeteó lo más fuerte que pudo. No, el maldito no se merecía solo eso.

-¡Estas loco! ¡Él era mi amigo y tú...!

-Luce... -intentó hablar pero ella lo calló.

-NO DIGAS MI NOMBRE, DRAGNEEL -gritó cerrando los ojos -. No vuelvas a verme, sólo vete. No te necesito, no, para nada. ¡TE ODIO! -Se acercó al cadáver de Gray y Natsu no se lo impidió. No dijo nada y sólo miró como ella lo abrazaba desesperada. Estuvo varias horas, sin moverse de ahí. Ya no quedaron lágrimas para llorar, pero la misma tristeza en su pecho. No había comido ni bebido, tampoco había dormido bien así que se cayó en un profundo sueño. Natsu cargó el cuerpo, suspiró y habló:

-¿Sabes? Tú y yo hubiéramos sido amigos, pero miraste a Lucy. -Lo llevó hasta un cuarto que estaba al final del pasillo, estaba totalmente vacío, solo herramientas colgadas y ordenadas en la pared decoraban aquella habitación sin ventanas. Dejó a Gray en el suelo y tomó un hacha. Lo organizó en forma de estrella para facilitar las cosas. Tomó firmemente el arma con ambas manos, la alzó lentamente y la bajó con rapidez hacia el brazo del joven muerto. Le apunto el brazo izquierdo y repito el proceso con las demás extremidades y la cabeza. Cada parte las guardó en bolsas diferentes y mañana se encargaría del resto.

Pero al día siguiente hizo lo que Lucy quería, no le volvió a ver por un tiempo.

Al despertar se encontró con el desayuno hecho encima del escritorio y ropa, pero no a Natsu. Se quedó dormida -no tenía mucho que hacer además de dormir- y al despertar se encontró el almuerzo, pero no a Natsu. El ciclo se fue repitiendo por días, semanas y finalmente un mes, un mes sin volver a verlo. A veces Lucy fingía dormir por horas enteras pero al final siempre se quedaba dormida sin poder verlo entrar con la comida. Natsu le había hecho caso y eso la hacía feliz. Muchas veces intentó aprovechar esa oportunidad e intentó escapar pero la única salida estaba cerrada, era como si tuviera algunas toneladas al otro lado.
Casi siempre guardaba completo silencio e intentaba escuchar cualquier mínima señal del Dragneel pero sin resultado.

Tenía mucho tiempo libre y cuando no hacía nada de lo anteriormente dicho se quedaba pensando e imaginando. A veces pensaba en formas totalmente ilógicas de escapar, a veces pensaba en formas de matar a Natsu -si es que lo veía-, a veces pensaba en el llanto y en el chillido de Juvia al enterarse de la muerte de Gray, en su grito desesperado y como era acompañada de Levy y Erza. Ese último recuerdo la hacía llorar.

Intentó leer el libro «El señor de las moscas» pero las lágrimas no la dejaron leer gran parte. Se abrazó a sí misma y recordó todo lo trágico de su pasado: la muerte de su madre y la indiferencia de su padre hacia ella, el asesinato de Loke y su secuestro, cuando la maldita salamandra la estaba tocando y cuando vio a Gray morir. Siguió sumida en sus pensamientos hasta que se dio cuenta de algo... Hoy le debió haber llegado la regla.

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Ya no asistía a clases, ya no se drogaba, ya no veía a Lucy. Estaba desesperado y no debió asesinar a Gray Fullbuster. Levy y Erza eran más listas de lo que aparentaban, sabían que la misma persona que secuestró a Lucy y asesinó a Loke fue el mismo asesino del Fullbuster. Gray sospechaba quien era y acertó, fue idiota, se fue solo y murió. No sospechaban de él, no del todo. Se preguntaba cómo Gray empezó en él hasta que cierta persona con el cabello negro muy largo y piercings llegó a su mente. Salió del cementerio, no sin dejarle una rosa blanca a la tumba de Mavis, y fue a casa de Gajeel. Llegó, tocó la puerta fuertemente una y otra vez hasta que el azabache la abrió. Sonrió al verlo pero él no le devolvió la sonrisa, al contrario, le dio una mirada de furia.

-He, Salamander, es un gusto verte. -Rió y Natsu soltó un bufido-. Las drogas de Rogue te gustaron? O mataste a la conejita por el efecto como lo hiciste con Gr... -Lo tomó de la camisa y lo obligó a entrar con él. La puerta se cerró por una ráfaga de viento ya que se aproximaba una tormenta.

-¿Les dijiste? -Gajeel asintió- ¡¿Por qué?! Tuve que matarlo, no tenía planeado hacerlo, pero por eso ella me odia ahora.

-¿Ahora? Pensé que ya te odiaba desde el momento en el que mataste al león, o cuando la secuestraste, o cuando te la follaste sin su -Natsu le dio un puño en la cara.

-No deberías saber eso.

-Era obvio que lo harías con el estado en el que te encontrabas. -Natsu lo golpeó en la cara y le hizo saltar un diente.

-¿No éramos amigos? -El rostro furioso de Natsu había sido remplazado por una mirada desesperada pero igual de amenazante. Gajeel dejó su sonrisa y lo miró seriamente.

-En el momento en el que Zeref murió lo dejamos de ser. -Intentó contenerse para no matarlo a golpes-. Adivina, los padres de Juvia me dijeron que se intentó suicidarse tras la muerte de Gray. ¿De quien es la culpa? Si ella vuelve a intentarlo y no falla... -Sonrió de nuevo mostrando sus colmillos -. Tú no eres el único que puede matar a sus amigos.

Culpa a mi Obsesión [Sin editar]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora