Capítulo 9. Promesa

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Estaba en el roble, con sueño, habiamos vuelto del campamento sin decir ni una palabra, no pude preguntarle si rechazo a martin por el simple hecho de que era plebeyo.
Martin tendra que ser mas claro, decirlo directamente, escupirlo en la cara.
Me rei audiblemente, asi como yo.
Cuando tenia quince años, tuve una cita. Se llamaba joaquin y estabamos en el mismo curso. Su cabello rubio y ojos celeste encantaban a todas.
Pero debio ser mi encanto oculto que se fijo en mi. Primero sentandose junto a mi en clase, luego siguiendome en los recreos.
Estaba encantada con su atención.
Un dia decidio venir a mi casa a hacer la tarea y dije gustosamente que si.
Cuando llegamos juntos, nicolas estaba sentado en la mesa del comedor merendando con mi madre. Nicolas siempre fue y será bienvenido en mi casa.
-Emilia- dijo mi mama -Me habia olvidado que traias a estudiar a joaquin, ya limpio todo.
Mi mama comenzo a despejar la mesa, mire ceñuda a nicolas que no tenia intenciones de irse, pero cuando lo hizo no pude ocultar mi sonrisa, aunque rapidamente se borro cuando nicolas aparecio nuevamente trayendo su mochila a cuesta.
-Tambien voy a hacer la tarea- dijo con voz neutra, y alos cincos minutos sus libros ocupaban toda la mesa. Joaquin lo miraba de reojo.
Nos ayudo a hacer la tarea y despidio a joaquin como si hubiese sido invitado por él .
Estaba furiosa, pero era nicolas, perdonaba todo lo que él hacia.
Desde ahi pense que nicolas estaba celoso, pero era tan dificil adivinarlo, como si fuese una hoja en blanco.
Cuando una noche sali con mar a una fiesta ambientada a nuestra edad, tuve que rogar por semanas a mi mama para que me dejara ir. Cuando cedió estaba completamente feliz.
Era la primera vez que salia sin mis padres asi que no sabia muy bien que hacer, gracias a mar la pase bien.
La ilusión que tenia por ver a joaquin era demasiada para mi bien estar mental. Cuando al fin logramos cruzarnos, estaba demasiado ansiosa, me transpiraban las manos. Sin decir nada los dos nos apartamos del gurpos y nos fuimos a un lugar oscuro. Sabia lo que pasaba en los lugares oscuros.
-Que raro que es tu vecino-comentó riendose.
Toda la ilusión se desinflo como si fuese una piñata. Me habia molestado tanto su comentario que mis manos comenzaron a calentarse, en ese momento no sabia que eso no era normal.
Sin previo aviso me beso, no sabia que hacer, porque con nicolas solo chocamos las bocas cuando teniamos ocho años. Al parecer Joaquin no queria solo que choquemos nuestras bocas. Era algo exigente.
Asi que solo sonrei y me fui.
Al otro dia en este mismo arbol, estabamos sentados con nicolas, sin hablarnos ni decir nada.
-¿Qué ocultas?- Nicolas rompio el silencio.
-Nada- dije mientras se me teñian las mejillas.
-Lo siento, ¿Qué es?.
-Joaquin me beso.
Mire haber si nicolas reaccionaba de alguna manera, pero no, solo miro fijamente sus manos.
-¿Y?- quiso saber, su voz parecia algo pertubada, pero podia haber sido mi imaginación.
-No soy tonta, tengo quince- murmurre enojada, ¿Porqué me importaba tanto lo que pensaba Nicolas?.
-No sabias que hacer- dijo.
Mi respiracion se agito, molesta por haberme dejado conocer tanto.
Baje la mirada y asenti.
-Veni- dijo despacio. Me sorprendia mi estado de audición, siempre hablaba tan bajito.
Frunci el ceño, pero me acerque al mismo tronco en el que estaba el.
-¿Ya besaste a otra persona?- me arrepenti una vez que formule la pregunta, no queria saber.
-Si- dijo.
Me dolio su respuesta.
-Es bonita.
-Si.
De pronto tenia muchas ganas llorar, era como si algo quisiera tragarme.
-¿Más que yo?- dije penosamente. Quisiera volver atras y golpearme repetidamente por ser tan patética.
-No.
Sonrei un poco triunfante.
Nicolas enmarco mi rostro y acerco el suyo.
-Cierra los ojos- comenzaba a ser conciente de que su voz era muy estimulante, lo habia notado cuando cumplimos trece años, la voz de Nicolas me hacia mariar.
Cerre los ojos, aunque queria mirar.
Senti los labios de nicolas, jugar sobre los mios.
De pronto comence a besarlo, era marravilloso y no queria que terminara, era como si mi cuerpo temblaba. Estimulante.
-Nicolas- llamo mi mama desde la cocina.
Me aleje como si estuviese haciendo algo malo.
Pero nicolas no me soltaba el rostro, y me miraba fijamente.
-Tu mama dice que vayas- siguio gritando mi mama
-Nicolas- dije mirandolo confusa.
-Prometeme- dijo inaudiblemente - que nunca besaras a otro que no sea yo.
Estaba tejiendo una telarana demasiada hermosa como para querrer romperla.
-Prometelo.
Sus ojos ambrinos me quemaron. -Lo prometo.
Aprete los dientes, tome su rostro entre mis dos manos. Ambos nos teniamos presionados.
-Prometelo vos también - dije mientras tomaba valor y lo besaba.
-Lo prometo.
Nos soltamos al mismo tiempo, y sin perder tiempo baje rapidamente del arbol con un ágil salto.
En ese momento me parecia romantico, en ese momento adoraba todo lo que provenia de Nicolas.
Pero en este momento recordando, me siento manipulada. Quizas no sea la palabra correcta, pero asi me siento.
Aprete los dientes. No quiero pensar en el y esa estupida promesa. Luego de eso no volvi a besar a nadie. Se con toda seguridad que él no cumplio esa promesa, ¿Porqué lo haria?. Yo fui la tonta que se creyo la historia de amor de infancia. Queria golpearlo.
Suspire, solo yo imagine el sentimiento, si tan solo hubiese pensado antes de actuar. Cuando baje del arbol, el sol ya se habia escondido, lo aburri de tanto recordar.
Cuando me dirigia a mi habitacion el telefono sono. Mi corazón empezo a agitarse y sabia con todo seguridad quien era el que llamaba.
Mire hacia todas la direcciones y no habia nadie, aparte de mi que atendiera el telefono.
Parandome frente al telefono, levante el tubo.
-Hola marcos, me retrase solo...
cerre la ojos ante esa voz, no fue buena idea atender, todo que lo intentaba ocultar salio a la superficie consumiendome.
-Nicolas, no cortes- pedi, del otro lado de la linea se habia quedado muda, pero sabia que seguia ahi escuchando- se que estuviste llamando- tome una pausa-marcos no sabe guardar secretos- me rei sola, esperando una respuesta en vano- estoy bien, no vuelvas a llamar.
Y con eso corte. Tenia mi orgullo todavía. Aunque me moria de ganas de saber porque no vuelve. Una parte de mi quiere que sufra y mucho, la otra solo dice que debo entender que mi amor no era correspondido.
La semana habia terminado muy rapido y ya estaba nuevamnete en la escuela.
Pero por suerte habiamos comenzado con educacion fisica, podia descargarme corriendo.
Cuando volvimos a la clase, habia una chica colorada en el fondo del salon que jamas habia visto.
-¿Quién es?- le pregunte a mar, que estaba escribiendo unas notas en el margen de su hoja, seguro despues para practicarlo y ver si sale.
-Una chica nueva, solo se que llama solange, vive cerca de aquí, tiene nuestra edad, y es muy mala en deportes, se mudo con la familia hace menos de un mes, y que yo sepa no habla con nadie.
-¿Sólo eso?.
Mar sonrio para volverme a ignorar y seguir escribiendo. Mire a la joven solitaria, lentamente me acerque a ella.
-Hola- salude.
Los ojos verde la nueva alumna se fijaron en mi.
-Hola.
-¿Cómo estas?- intente ser social, pero al parecer ella no.
-Mira- dijo con una voz demasiada agresiva- si queres hacer sociales conmigo perdes el tiempo, que este sola deberia darte el mensaje que no necesito a nadie que me este hablando.
Casi se me desprende la mandibula de lugar, con mi mano tome su lapicera y parti al medio, manchando todas sus carpeta.
-Perdón por quitarte el tiempo- sisee.
Le tire la lapicera rota sobre la ropa, pero no parecio importarle. -Qué maduro de tu parte- murmurro mar cuando me sente a su lado.
-Esa pequeña mosca- gruñi.
La rabia crecia por dentro, queria ir y torturarla.
-Estas inestable.
Mar me tomo el brazo y fue como si absorbiera todo mi mal humor.
De pronto cai en la cuenta de lo que hice. Volvi al asiento de la chica y me sente a su lado.
-¿Que quieres romper un lapiz?o ¿prefieres una hoja?- dijo arrogante.
-No hagas que me arrepienta de pedirte disculpas.
-Andate, sos una chusma.
-¿Chusma?- pregunte ofendida.
-¿Que quieres saber?.
-Nada- respondi.
-¿Porque te mudaste?¿Hace cuantos esta?...
no la deje terminar.
-A nadie le importa tu patética vida.
Habia algo dentro de mi que me obligaba a ser mala, a lastimar.
La pequeña criatura se lanzo sobre mi tirandome al suelo.
Pero mar fue rapida y me sujeto. Iba a matarla.
Mar me giro hacia ella, y me impuso sus ojos oscuros.
Tomo mi rostro ocultandolo en su cuello.
-Calmate, ya estoy aquí para vos.
Y con eso logro calmarme.
Suspire molesta cuando estabamos las dos esperando frente a la direccion, tuvimos la mala suerte de que justo llegara nuestra profesora.
-Lo lamento, otra vez- dije mirandola.
Solange sonrio grandemente, me puse seria, habia algo extraño en la pequeña y arpia de solange.
Solo que aún no sabia que.

Queriendo al enemigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora