Capítulo 4

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Gabrielle

Cinco días, cinco malditos días para mi cumpleaños.

No creo celebrarlo, no sé.  Tal vez solo me pase el día en mi cama,  tumbada sin hacer nada. Que es básicamente lo que hago todos los días.

Decido que lo pensaré mas tarde, me levanto de la cama, y me pongo la ropa para ir al instituto. Mientras suena la música de fondo, oigo a mi padre hacer el desayuno mientras rile a uno de mis hermanos por comer antes de que este la mesa lista.

Cuando bajo, todo el mundo esta sentado en la mesa, solo falto yo, una vez sentada, todos procedemos a desayunar.

Nadie dice una sola palabra, es todo muy silencioso, y debo decir que no me molesta pero si me extraña.

En esta familia no sé si piensan que soy tonta, pero me doy cuenta de que todos me están mirando de reojo.

—¿Qué os pasa?—pregunto soltando la cuchara con cereales.

Nadie dice nada, así que me levanto de la mesa y salgo de casa, aún tengo una hora para llegar al instituto, malo sea que no me de tiempo a llegar andando.

Pongo la música a todo volumen para después conectar los cascos.

Miro la batería de mi móvil y veo que esta en cincuenta y tres por ciento, no voy a poder usar mucho el móvil si quiero que me dure la batería hasta la tarde, cuando pueda conectarlo. En estos momentos me odio por no acordarme de ponerlo a cargar por las noches. 

Una canción lenta suena e instantáneamente me viene a la cabeza la imagen del chico de ayer. Su pelo, sus ojos... Esa sonrisa perfecta con esa voz hermosa.

Sacudo mi cabeza como intentando alejar esos pensamientos de ella.

Siento como si alguien me persiguiera, pero cuando giro la cabeza lo veo a nadie así que sigo andando pero mucho más rápido, a este paso llegare al instituto antes de que habrán siquiera las puertas. Esa sensación no se aleja de mi, por eso cuando alguien me da unos golpecitos en el hombro me asusto y salto de manera tal vez un tanto exagerada.

Cuando miro al lado, veo su cabellera roja, atada con una coleta en lo alto de la cabeza, sus ojos medio verdes delineados de negro.

Me llevo la mano al pecho y sonrío incómoda.

—Me has asustado.

Grace se ríe.

—Llevo un rato llamandote desde lejos pero desde luego estas en tu mundo, porque no te has dado ni cuenta.

No sé que decir, así que sonrío como disculpa.

—Imagino que vas al instituto, bueno que ¿vamos juntas?

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Grace

Ninguna de las dos habla y el camino se esta haciendo de los más incómodo, no sé porque he tenido que llamar su atención. Ella estaba bien en su mundo y yo estaba bien en el mío. Pero bueno,  ahora ya no hay vuelta atrás así que o bien seguimos con este silencio o intento hablar.

—¿Qué estabas escuchando antes?— le pregunto para romper el hielo.

—A Camila Cabello— puedo jurar que sus ojos brillan.

No podemos seguir hablando porque una moto frena justo a centímetros de mi.

Confusión |REESCRIBIENDO|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora