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Día franco, salí después de almorzar decidida a disfrutar mi libertad. Al llegar a la entrada del edificio me di cuenta que mi celular se había quedado durmiendo en la mesita de luz, así que volví a subir. Bajo por segunda vez y golpeo a alguien por salir apurada. Sin voltear  me disculpe y me fui.


Ya en medio del viaje hasta el centro comercial, lo vi. El mismo hombre vestido oscuro, con gafas de sol a pesar de ser un día nublado, me estaba siguiendo. Ya les conté que no me creo comer el mundo pero tampoco es fácil intimidarme, así que lo encare:

-No sé quién es, ni que quiere. Pero le agradecería que me deje de seguir.

-¿Me estás hablando a mí? – Dijo girando para comprobar que no había nadie más

-Sí. Me está siguiendo desde el departamento. Sí lo lastime en el choque, dígame que le pago los remedios, pero déjeme sola.

-No te estoy siguiendo. No me lastimaste. Solo nuestros caminos se cruzaron.-

No se me había ocurrido eso, no soy la única que va al centro comercial. Él siguió caminando y mi día comenzaba otra vez, pero sin ningún tipo de sombra.

Cerca de las 2 am con mi insomnio a flor de piel, escucho como tratan de abrir la puerta. Me levanto del sillón, dejo el libro a un costado, agarro mi bate de seguridad y me acerco a la puerta. Por la cámara de seguridad de la entrada no se veía nadie, pero se escuchaba como alguien trataba de que su llave funcionara en mi cerradura.

-¿QUIEN ESTA AHÍ?
...
-SI NO SE VA VOY A LLAMAR A SEGURIDAD.

-JA! ¿Llamar a seguridad? ESO tendría que hacer YO! ¿Quién se metió en mi departamento?

No sé como pero logro abrir la puerta, y con ella cayó al suelo él. Se olía a la distancia el alcohol. Estaba por llamar a seguridad y vi su rostro, me costó recordarlo pero lo logre.
Tenía en la mano unas llaves con la etiqueta 10°B, la puerta de al lado. Trate de despertarlo pero no pude, tenía pensado dejarlo dormir en mi sillón, pero en realidad no sabía muy bien qué tipo de persona era. Así que le busque un mejor lugar, no el más cómodo pero era más seguro para mí.

Desperté con gritos y patadas, me había olvidado...

-¿Qué clase de prisión es esta? HEY! Quien sea que está a cargo de esto, DEJENME SALIR!

-¿Prisión? Por lo menos no tienes excusas para estar aseado.-

-JA! Una mujer, sabía que soy lindo, pero tampoco para secuestrarme, te voy avisando que ya estoy con alguien.-

-JAJAJAJAJAJA Claro sex symbol, secuestro... Ahí te abro.-

Abrí la puerta del baño y él salió protegiéndose con la toalla de mano.

-Devolveme mi toalla.- tratando de quietársela

-NO! Primero me explicas porque estaba encerrado en tu baño.- Elevando la toalla para que no pueda alcanzarla, me di cuenta que era por lo menos 10 cm más alto que yo, muy buen descubrimiento, la mayoría de los hombres que me hablo son un poco más bajos que yo.

-Quizás alguien anoche tomo de mas, se confundió de puerta, quedo noqueado en el piso y la buena de su vecina le permitió dormir en su casa.

-Puede ser... por eso el dolor de cabeza... pero la buena vecina me encerró en su baño.-

-No te conozco, vivo sola, era de noche. No sé qué tipo de hombre podes ser. Primero la seguridad mi querido.

-Buen punto, pero sinceramente, ni borracho me resultas atractiva, sino hubiera roto esa puerta de una patada.

-Ok, Bruce Lee, veo que ya te sentís bien.- Abriéndolela puerta y casi empujándolo fuera.    

Mi vecinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora