Superficial

36 6 6
                                    

Reían, ambos estaban felices, y como no estarlo si acababan de unir sus vidas contrayendo matrimonio, la mujer más hermosa y el hombre más atractivo de la ciudad, ahora mismo se dirigían a su luna de miel. La nocturna carretera estaba desierta, mas, eso no importaba ellos disfrutaban de su mutua compañía, bromeando, riendo, burlándose del abuelo que perdió lado dentadura del tío Manuel que se embriago hasta desmayarse en la fuente de chocolate..
Todo era alegría, solo hacia falta cualquier distracción para arruinar su felicidad, y pasaría; en una curva que él no vio, por lo que no disminuyó la velocidad y el auto salio de la carretera cayendo a un acantilado.
Fue muy rápido, fuerte y sorprendente. El auto quedo hecho trizas y ambo había salido disparados entonces distintas direcciones.
A él le tomo unos minutos volver en sí, al hacerlo noto que había caído en un árbol que amortiguo el golpe, solo se había roto un brazo, tal vez una o dos costillas y le caía sangre por la frente, pero estaba vivo. Como pudo, y lentamente bajo del árbol, preocupado por ella rezaba para que siguiese viva. Le tomo varios minutos más encontrarla, a cuarenta metros de donde él estaba. Pero nada grato fue su encuentro. Ella estaba viva, sí, aún, sin embargo, moría. Tenía el motor del auto justo encima de su espalda, prácticamente partiendola por la mitad.
Lo más rápido que lo dejo avanzar su maltrecho cuerpo, se dirigió hacia ella. Con lágrimas en los ojos se hincó para revisarla, no se movía, apenas respiraba.
Llorando se decidió sin siquiera pensarlo, la salvaría, usando en método que uso para tener el cuerpo que ahora tenía.
Sin dilación se recostó a su lado, con sus dos manos toco las sienes de ella, respiró muy hondo. Pasaron unos segundos sin ocurrir nada, mas, casi al completarse el minuto, un tenue resplandor comenzó a surgir de los ojos de cada uno, ganando intensidad muestras avanzaban para en centrarse, hasta que chocaron y el tenue resplandor se convirtió en un intensa luz de colores, una aurora boreal que salía de sus ojos. Ese era el proceso de cambio de cuerpo, unos segundos más y el moriría por ella y ella viviría en su cuerpo.
Inusitadamente la luz se desvaneció, y ella, ahora en el cuerpo de él, abrió los ojos, confundida y asustada comenzó a llorar.
En cuanto estuvo en el cuerpo de ella, él, sintió todo el pesar de la muerte, el dolor, la impotencia, la desesperada y vana lucha para aferrarse a la vida, pero estaba feliz, feliz por haberle dado la más valioso al amor de su vida, su propia vida...

-¿Qué hiciste? - gimió ella- ¿Qué me hiciste?- se torno desesperada el histérica.

El la veía sin poder decir nada.

-Idiota- comenzó a gritar-, ¿qué me has hecho? Mi cuerpo... Mi belleza. Me pusiste en el asqueroso cuerpo de un hombre, imbécil, al menos podías buscar a una mujer. ¡Dios! Mejor me hubieras dejado morir, habría muerto hermosa. Imbécil, mil veces imbécil, ¿cómo te atreviste a hacerme esto? Yo era la más hermosa de la ciudad, del mundo... Bastardo, te odio...

Con un vuelco en el corazón, y lo que ella había dicho resonando en su mente, murió.

Cuentos De Una Noche Donde viven las historias. Descúbrelo ahora