~Capítulo 12
Marian se encontraba tumbada en el sofá viendo la tele, llevando un pijama de Snoopy y se había recogido el pelo con un moño suelto. Aun eran las 8 de la noche pero la rubia ya estaba dando cabezazos y de vez en cuando, cambiaba de posición para no quedarse del todo dormida. En la televisión no daban nada interesante así que dejándose llevar por el sueño que le había entrado, apago la tele para acurrucarse en el sofá.
En cuanto la chica cerró los ojos, el timbre de su puerta sonó. Marian abrió los ojos pero pensó que serían algunos comerciales que llamaban a la puerta. Pero no.
Volvió a llamar.
Ella se intentó hacer la remolona, pero no funciono.
El timbre seguía sonando sin cesar.
La rubia se levantó irritada por el sonidito que estaba haciendo con el timbre y fue hacia la puerta para ver quién era quien le había jodido el sueño.
-¡Que ya voy joder!-grito la chica.- ¡No hay paciencia aquí!
En cuanto la chica abrió la puerta enfadada se encontró con un par de ojos azules. Se quedó estática, sorprendida. Tanto que tal y como abrió la puerta, la cerro.
-¡Oye!-grito Pablo des de fuera.
Marian lo pensó mejor. ¿Qué hacia el chico allí? Y volvió abrir mientras le miraba con el ceño fruncido.
-Que haces aquí.-le pregunto cruzándose de brazos.
-Ayudarte en el trabajo de investigación.-respondió el chico con simpleza.
-¿Acaso te he dicho que vinieras? No, ¿verdad? Pues vete a pasártelo bien en la discoteca y a ligarte a alguna guarra facilona.-Marian iba a volver a cerrar la puerta pero Pablo se interpuso y entro rápidamente en la casa.
-Pero el trabajo también es mío. Hoy no quería salir, te ayudare.
-¿Qué haces entrando en mi casa? ¡Que no necesito tu ayuda!
Pero el chico no le hizo ni caso, paso el recibidor y entro en el salón, mirándolo todo como si estuviera analizando algo.
-¿Me escuchas? ¡Vete!-le siguió hablando Marian.
-Por lo visto aquí poco hacías el trabajo eh.
-¿A ti que te importa?
-Vamos que era una excusa lo del trabajo para que no salir esta noche. Que sosaina eres.
-Pues vale, que muy bien, pero vete de mi casa.
-Ahora que he venido no pensaras que me iré ¿eh? Haremos el trabajo.-el chico dejo la mochila que llevaba colgando en la espalda y empezó a sacar su ordenador juntamente con una libreta de apuntes.- ¿A qué esperas? Venga.
ESTÁS LEYENDO
Nada fácil
ChickLitUn tropiezo, una mala mirada y algún que otro insulto. Este fue el principio en el que Marian y Pablo se conocieron. Ninguno de los dos se cayeron bien, ninguno de ellos dos se soportaban. Marian, una chica independiente e irónica que no tiene ning...