~Capítulo 16

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~Capítulo 16

Algunos rayos de sol se colaban por el hueco de las persianas iluminando la habitación donde los dos rubios dormían.
Pablo se había quedado finalmente con la camiseta desabrochada y se agarraba a la cintura de Marian, escondiendo a cabeza en el hueco del cuello de la chica.

Marian (como propio de ella) estaba despatarrada y vistiendo solamente en ropa interior.

Poco a poco la rubia se empezó a despertar por la luz. Parpadeo unas cuantas veces abriendo los ojos vagamente y llevándose una mano a sus sienes.

-Oh mierda.-dijo la rubia con un dolor impresionante de cabeza.

Esas copas le habían pasado factura.

La chica se dio cuenta que un cuerpo caliente estaba a su lado, además que estaba atrapada de la cintura por unos fuertes brazos.

-No, no, no, no.-susurro sin mirar a la persona que le acompañaba en la cama. Tenía miedo de saber quién era pues, se hacía una ligera idea.

Pablo se removió entre los brazos de Marian y abrió los ojos. Lo primero que vio al despertar fue a Marian que tenía sus manos en la cara mientras esta se insultaba mentalmente por lo que había podido hacer.

-Buenos días.-susurro Pablo con voz ronca.

Marian cerró los ojos fuertemente y sin pensarlo, se apartó de él, soltando un chillido.

-¡Joder! ¿¡Por qué gritas!?-se quejó el rubio revolviéndose su pelo con una mano.

-¿Qué haces en mi cama?-le pregunto Marian con voz temblorosa.

Ella se miró a sí misma. Al apartarse de Pablo, había dejado que la sabana dejara de taparle dejándole la vista al rubio de su ropa interior.

Y el, sonrió abiertamente.

-Oh, no me quejaría de ver esto todos los días.-carcajeo el rubio.-Eh pero no te lo creas tanto.

-¡Idiota!-gritó Marian intentándole coger la sabana para resguardar su cuerpo de esos ojos que la analizaban de pies a cabeza.- ¡Que me des la sabana, joder!

Pablo se había aferrado a la sabana para que la chica no la cogiera mientras la escaneaba de pies a cabeza para no olvidar cualquier curva de ella.

-¿Y si quiero algo a cambio?

-¡Lo que te voy a dar es una buena ostia como no me des la sabana!

-Ui así con ese plan no vamos a llegar a ningún lado preciosa…

-¡Imbécil!-Marian se fue a levantar pero perdió el equilibrio cayéndose de la cama, haciendo un gran ruido.

Nada fácilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora