~Capítulo 13
-¿No tenéis nada que decir?-pregunto el hombre, teniendo al lado a su esposa y contemplado a los dos jóvenes que estaban sentados en el sofá, sin mediar palabra.
Marian se estaba muriendo de la vergüenza. Nada más sus padres habían entrado en su casa y ver que Pablo iba a besarle y encima ella sentada en la mesa del comedor, le iban a dar algo, sobre todo a su padre que se había montado en cólera y los había obligado a sentarse en el sofá del salón para tener explicaciones sobre lo sucedido.
Pablo, en cambio, estaba algo incómodo por la situación que los habían pillado pero a la vez se estaba divirtiendo de como Marian se iba encogiendo cada vez más con lo que le iba soltando su padre.
-Sigo esperando una respuesta.-repitió el hombre cruzándose de brazos y con el ceño fruncido.
-Cariño, no seas tan duro con ellos.-le reprendió su esposa.-Están en la edad de hacer estas cosas ¿o es que acaso nosotros no lo hacíamos?
-¡Mama!-soltó Marian poniéndose más roja de lo que estaba.
El padre de Marian carraspeó y Pablo soltó una pequeña carcajada que no paso por desapercibida por el hombre y que no dudo en fulminarle con la mirada.
-¿Qué te hace gracia muchacho?
-Nada señor.-le respondió rápidamente Pablo poniéndose totalmente serio.
El padre de Marian volvió a fijar la vista en su esposa e hija.
-Eso es mentira, nosotros no nos lo montábamos en la mesa del salón.-le dijo a su esposa seriamente.
Ante esas palabras, Marian ya no sabía dónde meterse, si cerrar los ojos y taparse los oídos para no escuchar nada de eso o salir corriendo de esa casa.
-En el salón no porque no se nos ocurrió.-dijo son simpleza la mujer.- Ahora no le dirás a la niña que esperamos hasta casarnos para hacerlo.
-¡Pero si ese no es el tema!-le devolvió su esposo.- ¡Estamos hablando de nuestra niña!
-No me montes un pollo ahora por favor, Fernando. Y nuestra niña no es una niña sino una jovencita que tiene que tener experiencias.
-¡Pues yo no quiero que mi hija tenga estas experiencias!-soltó el hombre haciendo una mueca.
-Ahora no me vengas de padre conservador.-
Pablo cada vez se estaba divirtiendo más, ahora los padres de Marian se estaban peleando por si su hija podía o no mantener relaciones sexuales y lo mejor, veía como Marian le iba a dar algo.
El rubio ahogo una risita y se puso serio, mirando la escena de los dos mayores.
-¡Parar ya!-saltó Marian levantándose del sofá y llevándose las manos a las caderas como su madre.- ¡Vosotros sí que parecéis unos críos!
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Nada fácil
ChickLitUn tropiezo, una mala mirada y algún que otro insulto. Este fue el principio en el que Marian y Pablo se conocieron. Ninguno de los dos se cayeron bien, ninguno de ellos dos se soportaban. Marian, una chica independiente e irónica que no tiene ning...