~Capítulo 14

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~Capítulo 14

-¿Cuándo pensabais decírmelo?-pregunto Marian a su madre, por teléfono mientras iba dando vueltas por su habitación.

-Ayer, pero como surgió el incidente…-se excusó su madre.

-Vamos, que solamente habéis venido aquí para ir a esa estúpida fiesta de pijos ¡no a ver a vuestra hija!

-¡No! Claro que hemos venido aquí para verte pero es que como vimos que por estas fechas había la fiesta de la familia Velarde pues…aprovechemos.

-Sí, claro.-le dijo Marian soltando un bufido.-No contéis conmigo.

-¿Cómo qué no? Tú tienes que ir, ya hemos dicho que irías, además, Oliver tenía muchas ganas de verte.-le dijo su madre.-vivís en la misma ciudad y ni siquiera os habéis dignado a quedar y veros, parece mentira que jugaras con el cuándo erais pequeños.

-Ay, mama, no empecemos, ¡por favor!

-Entonces vienes ¿sí?-le insistió su madre.

Marian soltó aire, cansada por la insistencia de su madre.

-Os odio.-soltó la chica cerrando los ojos y tirándose encima de la cama.

-¿Eso es un sí?-le pregunto Carol, pero no hizo falta respuesta por la parte de la rubia.- ¡Te queremos cariño!

-Me la debéis.

-Si te lo pasaras muy bien, ya verás. Por cierto, acuérdate que tienes que llevar vestido.

-Lo había supuesto mama. Adiós, hasta esta noche.

-¡Adiós cariño!

Y después de esta conversación, se cortó la llamada.

Marian se echó las manos a la cara. ¿Por qué tenía que ir a esa fiesta? Hacía tiempo que se había distanciado de todas esas fiestas estiradas, nunca le había gustado que sus padres la llevaran, pero, por el trabajo de su padre, tenían que ir para dar buena imagen. ¿Buena imagen? Tonterías.

Y ahora tendría que ir a comprar un vestido a toda prisa. Era sábado, al mediodía, eso significaba que las ramblas de Barcelona ya estarían petadas a gente.

Marian volvió a resoplar.

-Mierda todo. -farfulló mientras se cambiaba de ropa.

Una vez que estuviera vestida y arreglada, se le ocurrió llamar a María. ¿Qué mejor ir de compras que con otra chica?

Y sin perder tiempo, cogió el teléfono para llamarla.

A los 2 tonos, su amiga ya le había contestado.

-María, ¿puedes venir a comprar ropa a las ramblas?

-¿Me lo estás diciendo enserio?-pregunto la morena a través del teléfono.

-Pues claro.

-¡Oh! ¡Fantástico! Quedamos en Canaletes ¿sí? ¡Qué bien!

-Sí, vale, adiós.

-¡Adiós!-se despidió la morena con entusiasmo.

<<Esta chica no tiene remedio>>pensó Marian soltando una sonrisita.

En menos de 1 hora, las dos chicas paseaban por la rambla, una en busca de un vestido y otra…en busca de…ropa a montones.

-¿Y de que es la fiesta?-le pregunto la morena, que ya tenía cargando 2 grandes bolsas llenas de ropa.

-Es una fiesta que hace cada año una familia que son amigos de mis padres. Nada interesante.

-¿Y dónde es?

Nada fácilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora