Nada fácil

~Capítulo 8

~Capítulo 8

En otro lado de la misma ciudad, María estaba tumbada en el sofá y al lado suyo su mejor amigo de la infancia, Sergio.

-¿Qué crees que debería hacer?-le pregunto por enésima vez a María.

La morena resoplo, pasándose la mano por la cara, cansada. ¿Qué debería hacer? Marian le había dicho que Pablo le gustaba y ahora su mejor amigo le soltaba que le gustaba Marian. Vaya lio.

-¿Eh?-le siguió insistiendo.-Dime algo, de que tengo alguna oportunidad.

-A ver, me has dicho que le has besado hoy ¿no?-le dijo María incorporándose del sofá.

-Ajá.

-¿Y ella se ha apartado?

El castaño agacho la cabeza y asintió.

-Entonces lo tienes jodido, Sergio.

-¡Hombre! ¡Muchas gracias por darme ánimos! ¡Es lo que necesito!-empezó a decir Sergio irónicamente.

-Soy realista, Sergio. Además…-María se mordió el labio para no hablar más de la cuenta. No iba a delatar de lo que le había dicho Marian ese domingo. No, no podía hacerlo.

-Además… ¿Qué?

-Yo creo que tienes que hacer lo que el corazón te diga.

-¿Cómo?

-Que luches por lo que quieres.

-¿Entonces me estás diciendo que no me rinda y que vaya a por Marian?

-Haz lo que creas que querrías hacer.

El castaño sonrió al momento y se abalanzo contra la morena para abrazarla efusivamente.

-¡Gracias, gracias, gracias! Ahora voy a ir a verla a su casa. ¡No tengo tiempo que perder!

-Pero Pablo y Marian están haciendo un trabajo ahora.

-¡Con más razón! Así tendré una excusa para acercarme a ella. Dame su dirección que voy.

María pidió perdón a Marian internamente. La morena de lo que sabía era que los sentimientos de Marian eran hacia Pablo pero tampoco podía decirle a su mejor amigo que tirase la toalla. Iba a meter en un follón a Marian, se arrepentía pero no tenía otra opción.

Después de que María le diese la dirección a Sergio, su amigo salió escopeteado de su casa para coger el metro.