⚜️16: Puedes hacerlo

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—¿Por qué invadiría su aposento? Yuichiro está descansando

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—¿Por qué invadiría su aposento? Yuichiro está descansando.

—No estás invadiendo si es tu propia casa. Esa habitación te pertenece tanto como todo Sanguinem, hijo —le explicó Lacus con una abierta sonrisa—. ¿Por qué no vas a verlo de una buena vez? No querrás dejar pasar esta oportunidad.

—Lo que quieres que haga es incorrecto, papá.

—No es malo si tu propio suegro te lo permite. Shinya cree que es momento de que pongas todo tu encanto y empiecen a instruirse en el arte de la cama. De hecho, deberías saber que nosotros estamos esperando por nuestro primer nieto. Lo queremos de una buena vez o habrá consecuencias.

Mikaela guardó silencio y se cruzó de brazos con un aire desafiante.

—No entiendo tu razonamiento. No quiero hacerlo —replicó Mikaela.

—¡Por la purísima virgen de Sanguinem! —siseó Lacus, cogiéndolo del cuello—. No me retes, porque no te crie para que seas una vergüenza en la cama. Si el oráculo dice que Yuichiro terminará inundado como una cloaca, lo harás. Le abrirás ese arrugado orificio y lo llenarás hasta que se le salga por la nariz.

—Hazle caso a tu papi, cariño —intervino Shinya desde las sombras y apareció de las penumbras con una túnica negra al igual que Lacus y los otros dos reyes—. Hemos adquirido una buena cantidad de sal mágica para que Yuichiro sucumba ante tu belleza.

Lacus soltó a Mikaela y asintió con una inocente sonrisa. Guren y René solo rodaron sus ojos, escuchando todo lo que sus revoltosos maridos habían planeado desde hace meses. Shinya sacó un frasco de una de sus mangas y se lo entregó a Mikaela.

—Solo tienes que verter un poco en su comida y quedará más dócil que un cachorro. Aunque espero que no tenga efectos secundarios como defecación excesiva. Sería un problema si se asusta y se convierte en zorrito en plena acción. Fue una cortesía de Madame.

—No —repitió Mikaela—. Lo que me están instigando a hacer es un crimen. No pienso tocar ni un mechón azabache sin su consentimiento, porque mi futuro esposo se merece mi absoluto respeto. Yuichiro es la persona que amo. Jamás lo traicionaría cuando está en un estado vulnerable.

—¡Chamaco terco! —chilló Lacus, desatándose la bota—. La única violación que habrá será cuando la punta de mi zapato se pierda en tus intestinos, si no haces lo que te pido.

—¡No lo haré!

Con un chasquido de dedos, Shinya lo despojó de toda ropa y abrió las puertas para enviar a Mikaela sobre el alfombrado de un empujón. Mikaela rodó hasta chocar con el catre y las puertas se cerraron, dejándolo tiritando de frío y un fastidio contenido por la malcriadez de sus progenitores y sus suegros.

A mitad de la noche, Yuichiro sintió la fría brisa recaer sobre su espalda, mandándolo a estremecerse. A ojos cerrados, buscó las sábanas y las cogió del borde para jalar de ellas. Al darse la vuelta en dirección contraria a la ventana, la tela le quedó corta cuando pretendió llevárselas hasta la punta de la nariz. De otro tirón, trató de enroscarse en ellas sin éxito. Ofuscado de no poder resguardarse del cambio de clima, jaloneó con brusquedad, ganándose un gruñido. Las coberturas se le fueron arrebatadas de sus garras, dejándolo expuesto. Otra corriente helada lo golpeó, generando que se ponga en posición fetal.

¿Quién se casó con Mikaela Hyakuya?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora