Día.

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Desperté en el suelo, sola, pero rodeada de flores, las que él tenía ayer, unas personas pasaban corriendo, no sé que hora es, y mi teléfono está muerto.

Me desperece un poco, las personas me ignoraban completamente, eso es bueno supongo, porque no creo que este en mis mejores pintas.

Sentía frío por lo que me levante al fin, pero, al levantarme agarre un tulipán pequeño que estaba al lado de mi cabeza cuando desperté, era rojo, y delicado, no sé exactamente porque pero me recuerda a Alioth.

Termine dirigiéndome a casa tan lentamente que podía decir que camine una cuadra en el mismo tiempo que antes hacia 3 o 4. Mire por el camino las cosas, buscando algo que hubiese cambiado, pero, estaba todo igual, el perro del local del frente ladraba como siempre, estaba afuera la señora regando el arbusto que se encontraba en la vereda, estaba el típico hombre sentado en la puerta de su casa y algunos niños jugando en los patios, día normal.

Metí la llave en la cerradura y con unos sonidos esta cedió, y me dejo ingresar a lo que era mi casa, al apenas entrar estaba mi hermano sentado en las escaleras, tenía el rostro perdido.

-¿Sucedió algo?- dije suavemente acercándome a el

-¿Dónde estabas?-dijo en tono cortante

-Eso no importa, no te pongas así...

-¿como quieres que me ponga? ¡siquiera sabes lo que paso!, no estabas...

-¿que paso, Natt?

-Papá se fue anoche, ellos pelearon-dijo cortante, y subió las escaleras para encerrarse en su habitación.

Me quede ahí parada, todo se detuvo por un segundo.

¿Papá se fue?, se fue anoche, demonios, anoche no vine a casa, deje a Natt solo, demonios, nada será típico en este día al parecer, al menos no lo será aquí en casa, afuera todo seguirá su curso, pero, ahora no sé que pensar, ¿tan fuerte fue la discusión?, ellos siempre pelean, pero él nunca antes se había ido.

Mire al reloj, 7am, era temprano aun, llegaba a tiempo para ir a la escuela, ya que solo debería ducharme y salir.

Eso hice.

Me pase el día en las nubes, no podía descender de ellas, mi cabeza no se concentraba en los problemas de matemáticas ni en los hechos históricos, y mucho menos en las teorías físicas para medir tontas cargas.

Cuando llegue de la escuela mi madre estaba en la sala, sentada en silencio, un silencio casi violento, estaba perdida, no parecía estar consiente, solo, petrificada, a pesar que ellos se pelearan mucho, estaba segura de que al menos no había muerto el sentimiento que antes se tenían, al menos le dolería el perderlo por completo, luego de tantos años cualquiera estaría roto si lo dejan.

Trate de acercarme pero ella solo lanzaba sonrisas falsas diciendo que estaba bien y que el luego volvería, que no era nada más que algo pasajero, ni siquiera pregunto donde estuve, ni como me fue, solo me dijo que todo estaría bien y que vaya a mi habitación que quería estar sola.

Subí por las escaleras, dejando a mi madre sola en aquel sofá, y me recoste en la cama, dejándome divagar en el cielo, perdidas en las nubes, pensando, dejando llegar a la noche y dejando morir a este día.

El chico de las estrellas. (borrador)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora