¿Dónde?

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Luego de que me quedase dormida en el pasto cuando con Alioth contábamos cosas que eran insignificantes, tanto que parecían palabras tiradas al azar, desperté por un rayo de luz que se filtró en mis ojos, no sabía porque tenía la sensación de que algo no estaba bien.

Mire a mi alrededor para comprobar que todo esté en orden, lo estaba, no note nada cambiado, y recuperando mis fuerzas y sentidos poco a poco me levante suavemente del césped en el pase la noche, dispuesta en ir al menos a casa a ver como seguían las cosas, ya no tengo tiempo de ir a la escuela, de seguro ya es tarde.

Recorrí todo el camino por la plaza milagrosamente rápido para el sueño que tenía, me hubiera quedado un tiempo más allí en el lugar, pero, algo me decía que debía irme, por lo que trate de ir lo más que pude a ver porque mi instinto estaba así.

A pesar de que había sol, parecía que llovería, el olor en el aire estaba diferente y más frio que como suele estarlo en esta época, quizá si me lo esté imaginando todo, quizá solo este un poco paranoica después de todo.

Saliendo de la plaza algo capto mi atención, en un banco un poco lejano, había... habían flores, todas sobre el banco, estaba totalmente cubierto de flores, flores que en el parque no había, flores del lugar secreto, esos tulipanes, margaritas,

¿Quién las puso allí?

¿Quién estuvo en el lugar?

Me acerque al banco, las flores parecían recién puestas allí, quizá haya sido un chico que quería darle un sorpresa a su novia, quizá las compro. Es imposible que sean del lugar...

y si... ¿y si fue él?

Imposible, no, Alioth no bajaría solo por hacer tonterías así, no creo que se arriesgue.

Cuando llegue a casa no había nadie, como era de esperarse... Fui a mi habitación, todo igual, entonces, si nada paso ¿Por qué aun siento que algo está mal?

-ya me he vuelto loca definitivamente... Naima, no pasó nada, ¿ves? Es solo tu imaginación, nadie está mal, nada está roto, no pasó nada, solo la misma historia de siempre... están todos bien-dije para mí misma.

Así paso el día, con esa presión en el lado izquierdo de mi pecho.

Me quede tumbada en la cama esperando a que alguien me dijese que algo sucedía, nadie lo dijo, nadie vino, nadie toco siquiera mi puerta para preguntar o ver si aún estaba viva o si había aparecido, a nadie le importo.

Me pase la tarde así, tumbada, con mis pensamientos a tope, gritando por salir y con el miedo latiendo en mí, observe como el día se iba marchando, así también llegaron las gotas que caían en mi ventana, dejando una vista borrosa para mí, espere, espere, y espere, nadie volvió.

Ni siquiera Alioth, mi estrella no volvió.


El chico de las estrellas. (borrador)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora