El chico de las estrellas. (borrador)

Regalo.

-Creo de que es hora de que nos vayamos- Jane se estaba levantando y me tendio la mano para ayudarme a pararme.

-si, ya es tarde.

-¿para adonde te vas?

-Para allí-señale el lugar para donde quedaba mi casa.

Jane se encogió de hombros- pues nos vemos, yo debo ir al lado contrario, debo atravesar el parque.

-Adiós- le dedique una sonrisa de despedida y ella me la devolvió.

Ya era tarde realmente, había anochecido, deberían ser las ocho y pasadas, y considerando que salí de casa en la mañana, pase mucho tiempo fuera, grandes problemas me esperan.

Terminare soplandole a la luna y contando mas galaxias.

Espero algún día poder dejar de soportar el dolor permanente de aquellos traumas generados ya hace tiempo. Desearía poder quedarme en el parque, solo mirando el cielo toda la noche, oyendo nada mas que los insectos y mis propios latidos. Pero eso seria imposible porque cuando quisiera volver, me arrastrarían los agujeros negros a lo peor.

Camine por las ya oscuras calles de mi barrio, y al llegar al portal de mi casa la presión en mi pecho creció, sentí el miedo y los gritos provenientes del interior de este poso al que llamaba casa. Al entrar sentí con mas claridad el latente peligro al oír mas gritos, una pelea entre ellos dos, trate de huir lo mas rápido que pude a mi habitación.

él me oyó.

Grito.

Me hizo ver estrellas.

Estaba ebrio.

Conté 3 galaxias nuevas.

Cure mis heridas y como siempre, llore, y me quede en mi cama, abrazando algo que no existe, deseando desaparecer, repitiendo consuelos para mi mismo, fingiendo que podría librarme de todo esto.

Cuando me estaba por quedar dormido el escozor que generaban las galaxias, me hicieron pensar, la flor, la débil flor.

La olvide, demonios, la olvide ahí en el parque, la deje sola, esta sola, en una noche fria, y eso que ya estaba un poco herida por los juegos de hoy con Jane.

Esta sola, es frágil y esta herida.

Después de todo si es parecida a mi.