La carta de Talbots

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Narra April.

Me despierto por el despertador... Naaa, no tengo despertador.

Me despierto por el maldito gallo del vecino de al lado.

El gallo Phil de mi vecino decide mi humor de cada día. Cuando canta, siempre me hace ponerme de mal humor. Lógico, ¿no?

Me levanto, voy corriendo al baño, cojo mi esponja, y se la tiro al gallo.

- ¡Callate, lerdo!- le grito. Phil mira la esponja extrañado, moviendo la caneza hacia los lados, y se la come. Sí, se la come sin preocuparse.

- No... No, por Dios- gruño mirando al gallo. Veo que se atraganta. Intento aguantarme la risa, porque Emma esta durmiendo. Pero exploto. Ahora mismo, me estoy muriendo de la risa. Apuesto a que nunca habéis visto a un gallo atragantarse...

- Oh, ohh...- murmuro. Veo que se acerca Mikel, el vecino. Cierro la ventana rápidamente, y me dedico a observar desde e una esquina. Veo al gallo que se está asfixiando... Y Mikel llama al veterinario, que lo tiene enfrente.

Después de 10 minutos, veo que el veterinario le saca con unas pinzas MI esponja NUEVA.

"- Solo falta que venga Thalia y le de un besito- pienso".

Bostezando, miro la hora. Son las 10:07.

Oigo unos pasitos por la escalera que suben. Me tiro a la cama y me hago la dormida. Entra alguien y se acerca a mi cama.

- ¡April! ¡April! ¡Depieta!- dice la inconfundible voz de Emma. Sigo haciéndome la dormida, y Emma, cansada de que no me despierte, va a mi armario y me coge ropa. Alarmada, me levanto en seguida, no sea que me esté revolviendo todo.

Pero no era así... A Emma se le había caído toda la ropa encima.

- ¡Emma!- digo riéndome. Así está muy graciosa. Se ve la forma de Emma, pero con la ropa encima. Como un dementor de ropa*.

Le quito mis prendas de encima y veo que Emma está cogiendo un pijama mío de cuando era pequeña de un osito.

- Te tenes que vetir- dice señalando me la ropa que tiene en la mano.

- Emma, eso es un pijama...- digo riendo.- y, ¿por qué tanta prisa?

- Ez que va a venit un abelo con batba a vette.- dice nerviosa sacándome de la montaña de ropa un vestido. Recuerdo la conversación que oí ayer, y la carta. La carta decía cosas muy raras: Talbots, Zoilo, Imelda, Aspen, Clenard... No entendí nada.

- Emma, ya me cojo yo la ropa, tranquila- le digo.

Me pongo unos jeans ajustados, de color blanco, con una camiseta de tirantes azul, y unas manoletinas (o bailarinas, como le querais llamar) negras.

Preparo el desayuno para Emma y para mí. Y si os preguntais por mis padres, se levantan mas temprano para trabajar o ir de fiesta. Cualquier cosa menos estar en casa con su familia.

Bajo a la cocina y veo a Amy y Brad desayunando en silencio.

- Buenos días- saludo sin ánimos de hablar con ellos.

- Buenos días- me responde Amy. Creo que Amy se merece un premio Nobel por hablarme, de verdad.

- ¡Hoda!- saluda Emma dando besos en las mejillas a todos.
No se como lo hace esta niña, que siempre está contenta y es amable con todos.

Mi hermano mira el móvil sin despegar su vista de él.

- No se que hice para merecer semejante familia...- susurro.

1- April Wood y el Piano EmbrujadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora