Ciara siempre será Ciara (Daniel)

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Mi casa se nota bastante más envejecida, pero es mi casa, estoy bien seguro; ahí en frente está la casa de los señores Lovo, pero ¿y mamá? Ojala esté bien.

Ya era más o menos hora de que Ciara despertara y seguro la señora Tania o el señor Rubén ya habían de haber empezado con sus actividades, así que crucé el tramo de prado que nos separa para ir a ver si ellos sabían que ocurrió. Cuando me acerqué a la casa me asomé por la ventana, desde entre unos arbustos de su jardín, todos estaban dentro desayunando, charlando.

Salí de mi escondite y me acerqué a tocar la puerta y un momento después salió el señor Rubén.

- Buenos días señor Lovo – saludé.

- Buenos días... - volteó a ver el reloj de su muñeca.

- Si, este... ¿No ha visto a mi mamá esta mañana?

- ¿Tú mamá? – Se me quedó viendo raro - no... ¿estás perdido niño?

Me mire las manos y me tenté el rostro... todo parecía en orden conmigo – Soy yo señor Rubén, Daniel... el vecino.

- ... no te reconozco, ¿vives del otro lado del río? – inquirió. Me rasqué la nuca pensando una explicación a esto.

- ¿Se trata de una broma señor Lovo? – me asomé a dentro de su casa para ver a Ciara, y parecía consternada – Vivo en la casa de allá – señale mi casa.

Se miró destanteado – Hora de dormir chicas – le dijo a la señora Tania y entrecerró la puerta detrás de él - ¿qué quieres? ¿Quieres dinero? Dime lo que quieres para que no te pares por aquí de nuevo – me sentí muy amenazado y retrocedí medio paso.

- Yo solo quiero saber dónde está mamá – dije abrumado – y no sé qué ocurre – le fui sincero.

- ¡Ay por favor! – Me respondió hostil – claro, tú vives en nuestra bodega, donde guardamos muebles viejos y herramientas – dijo sarcástico.

- Su bodega... - me sentía paralizado.

- Solo lárgate delincuente – eso me hirió muy profundamente de una manera muy extraña, sentí desesperación en cada fibra de mi cuerpo.

- Por favor, ustedes son los únicos que pueden ayudarme – supliqué por lo doblegado que me sentía, el momento con menos sentido de mi vida – Ustedes saben quién soy, siempre he estado por aquí – me quedé con la mente en blanco cuando quería explicar quién era yo, nunca antes tuve que hacerlo.

- Que tengas buen día – abrió la puerta para entrar de nuevo.

- ¡Le digo la verdad! – Estaba tan desesperado que me arrodillé – por favor créame.

- No tengo razones para creer en un desconocido y levántese, no sea ridículo.

- No soy un desconocido, yo soy el mejor amigo..., más bien soy el novio de Ciara – tenía que decirlo, aunque el mundo pareciera estar de cabeza.

- ¿¡Qué estás diciendo!? – Exclamó – ¡Ciara ven aquí! – la llamó a ella... irremediablemente mi única ayuda pensará que estoy mintiendo y no sé qué haré.

Mis manos empezaron a sudar y mi respiración se entrecortaba, a juzgar por todo este extraño suceso, nadie me recuerda ni saben quién soy... debería correr ahora mismo. Mi tiempo de pensar algo se acabó, pues apareció Ciara en la puerta algo desconcertada.

- Ciara... ¿Es verdad que el joven de aquí es tu novio? – ella abrió los ojos como platos y se me quedó viendo un momento. Fin del camino.

- Eehh... él, ¿mi novio? – Arqueó la ceja en completa confusión y se pausó un momento que me pareció eterno – por supuesto papá... - ...un momento, ¡no puede ser! Ella sí me recuerda ¿o qué pasa?

Con la misma silueta.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora