Tocaron la puerta de mi habitación. Como de costumbre yo me encontraba metido en la bañera, derramando el líquido amargo emanante de mis ojos, con el ya tan habitual dolor de cabeza y el olor a melancolía impregnado en mis fosas nasales; al menos hoy tenía una razón justificada para llorar, mi padre acababa de morir...
- Hijo, estoy desahuciado... me quedan unos cuantos días de vida – pronunció aquellas palabras que me cayeron como enormes rocas al estómago.
- No – recuerdo haber dicho, sin embargo fue solamente un reflejo, pues estoy seguro de haberme sentido incapaz de decir algo.
Como cada vez que me atormenta alguna cosa, sin siquiera pedir mi autorización, el llanto comenzó a salirme. Lo que provocó que mi padre también llorase, una imagen que me resultaba fatal.
- Más o menos... me quedan como dos o tres días de vida... quizá hasta cuatro – tenía la voz muy, muy rota.
Apreté los ojos y escurrían lágrimas a borbotones.
- ¿De qué hablas?, Tú estás muy sano – No concebía la idea.
- Hace un año fui al médico. Y para no hacer la historia larga... me encontró un tumor alojado en mi cerebro, tan pero tan pegado, que era imposible de extraer. Entonces me dijo mi tiempo de vida estimado – me acerqué a él y lo tomé en un triste abrazo.
Con la respiración entrecortada por el llanto dije – Debe ser un error.
Me abrazó también – Cuando me lo dijo, no me entristecí, ni siquiera tuve miedo – ignoró completamente lo que dije hace un momento – Pero ahora que el tiempo esta tan cerca de terminar... siento que no quiero despedirme aun de ti, eres mi niño tonto todavía; ¿y qué voy a hacer sin mi niño tonto? – sus palabras raídas me partían en mil pedazos la voluntad.
- ¡Papá no!, – exclamé bajo – no me dejes solo – decir que mi voz era triste era quedarse muy corto.
- No quiero hacerlo Jake...
- Pues no lo hagas.
- No lo haré – dejamos de abrazarnos y lo miré, sus ojos estaban muy hinchados y rojos... parecía haber estado llorando desde antes.
- ¿no lo harás? – sentí un escalofríos. Él no contestó.
Gemí como un bebé, y me llevé la mano a la sien con desesperación.
- Ay Jake... no me lo pongas difícil – dijo haciendo un puchero y con la mirada enternecida.
- ¿por qué no me lo dijiste antes?
- No fui lo suficientemente valiente...- se quedó meditabundo unos instantes y me miró, pero como si no me mirase – no quería que sufrieras antes de tiempo.
Recuerdo que pasamos un tiempo hablando, discutiendo, pero ahora no podía recordarlo era tan difuso. Pero después me convenció que era algo que no podíamos evitar, lo acepté de muy mala gana.
- Vamos a la camioneta – me dijo – la estuve preparando para cuándo llegara este momento.
- ¿La reparaste? – me sorprendió muchísimo. Hace por lo menos siete años que no movía ese viejo cacharro.
No modificó para nada el exterior, seguía siendo la vieja camioneta arrebolada opaca, cubierta de óxido y polvo, solo que la reparó para que pudiera volver a andar, hasta que abrí la puerta noté que también había hecho arreglos en los asientos y estaba muy limpio.
- Sí, pensé que en este par de días que me quedan podríamos pasar todo el tiempo haciendo cosas divertidas – sonrió - ¿te parece?
- No se me ocurre nada mejor – sonreí yo también, pero estoy seguro de que no le convencí, él sabía que estaba muy triste como para hacer algo.
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Con la misma silueta.
FantasyEs acerca de Daniel, un chico que vive con su madre en las orillas de un bosque profundo. La historia nos relata la forma en que la vida de una persona puede transformarse en otra completamente diferente, pero con la misma silueta; descubre como Dan...