Hermanastros.

Esa fría mañana.

"Era un día de aquellos donde el frío cala cada
hueso de tu cuerpo, los músculos se tensan y la piel se eriza.
No pudiendo evitar recordar aquel invierno, aquella mañana era tan fría que a duras penas logre hacer que se levantará de la cama cuando al fin puso un pie fuera de ésta me miró con tal frialdad que aquéllo que sentí esa fría mañana se volvió minúsculo, desvíe mi mirada evitando encontrarme con la suya.
Forme una media sonrisa aunque creo que más pareció una mueca, mirando hacía el suelo pronuncié más bajó y débil de lo que quería "el desayuno ya está listo" y salí de esa habitación como alma que lleva el diablo.
A penas me encontré fuera dí un largo suspiro y miré mis manos que temblaban levemente.
Nuestros padres se casaron hace tres años y él aun no me dirige la palabra, él tenía dieciseis años y yo solo quince cuando nuestros padres decidieron juntar nuestras dos pequeñas familias y formar una sola, aunque sabía que seríamos hermanastros, no pude verlo de esa forma pues la primera vez que lo ví me gusto, quizás fue su cabello particularmente blanco o sus ojos celestes como gemas, como dos hermosas piedras hechas por los mismos dioses tan profundos como el mar o tal vez su piel palida, a mis ojos era el ser más perfecto que jamás haya visto, pero él me despreció desde el primer instante y me miraba con resentimiento, esta de más decir que hemos tenido un sin fin de discusiones y siempre me culpa a mi de cosas que jamás le entiendo.
Desde esa fría mañana han pasado dos años en los cuales han acontecido ciertos cambios, nos cambiamos de hogar y ciudad, esta casa es mas amplía, a mi parecer es una mansión, pero él y su padre parecen acostumbrados a éstos metodos de vida, con sirvientes, mucamas y mayordomos.
Jamás lograré acostumbrarme es lo que pienso cada mañana, vengo llegando de la universidad, el mayordomo me saludó y las sirvientas, mientras ellos comían, el día que llegaron a nuestras vidas mi mamá me alejó más de ella, parecían una gran familia mientras yo sobraba, me saludaron todos con un gesto y siguieron una conversación amena sobré negocios, la universidad o mas bien la carrera de mi hermanastro, nadie me pregunto si había comido así que pase de largó a mi habitación y pensaba en darme una ducha rapida pero al final decidí darme un baño en la tina para relajarme aunque en el transcurso de ésta me quede profundamente dormido.
Desperté cuando el agua se encontraba fría aunque mi cuerpo no se había percatado hasta que me puse de pie para salir que fue cuando me dio un fuerte escalofrío causando que saliera lo más rápido posible, me seque y vestí.
Baje para eso de las cinco de la tarde percatandome que había una enorme fiesta, con muchas personas desconocidas y alguno que otro que había visto en la universidad, sentí como alguien me cogía por el hombro y con algo de fuerza me hizo girar hacía él, era mi padrastro quien me dijo "es el cumpleaños de tu hermano", forme un o con la boca y quedé pensando, cuando miré hacía los lados su padre ya no estaba y su hijo osea mi "hermano" me odia así que lo mejor sería salir de ese sitio, me abrí paso entre el tumulto de personas hasta que llegue a la puerta pero una mujer joven me agarro de la mano, la he visto en la facultad de medicina que es donde estudiá mi hermanastro, me arrastró hasta la cocina y me empujó contra algún mueble de ésta y se fue acercando de manera peligrosa para besarme mientras yo me alejaba, cuando logró su cometido trate de alejarla no con mucha fuerza no quería lastimarla pero me agarro el miembro y lo apretó lo suficientemente fuerte para lastimarme haciendo que soltara un grito ahogado y llegando hasta mi oído susurro "se tu secreto pequeño, debes tener más cuidado con lo que dices borracho y triste" y entonces como un balde de agua fría recordé ese momento, ese día en el que me emborrache tanto que hablé más de la cuenta en un bar cerca de la universidad, deseaba que la tierra me tragase.
-Vale calmate lo haré contigo, si es lo que deseás - esperaba que me dijese es una broma o algo pero sonrió malévola y asintió.
La lleve a mi habitación y pasaron cosas que preferiría no mencionar.
Ella luego de aquello se fue sin decir una sola palabra sobre el tema, quede pensando en lo tonto que fui y en lo asqueado que me sentía por aquéllo que sucedió, decidí bajar a beber un par de tragos, así que tomé una ducha rapida y me vestí de acuerdo a la situación.