Ella necesitaba liberarse. Los cuellos apretados la ahogaban y los escritorios le atrapaban las rodillas. Las manos las tenía apretadas y cuando las abría se le notaban las marcas de las uñas en sus palmas. Los zapatos le apretaban en los dedos y los anillos le dejaban verdosos los dedos. Todo ese maquillaje le daba calor, tanto calor. Todo allí le causaba mucho desprecio, solo quería ser libre, solo quería ser ella. Las caras falsas de sus compañeros le daban ganas de reírse de todo lo ridículo que era aquello. No se hablaban entre ellos, simplemente decían cosas que ni siquiera pensaban simplemente para caerse bien. ¿Desde cuándo actuamos por los demás y no por nosotros mismos? Simplemente no podía comprenderlo. Fue corriendo al baño a lavarse la cara. Se miró al espejo y no se vio. Se desesperó, se desató la corbata y se sacó los zapatos. Revoleó los anillos. Y corrió. La gente volteaba a verla, ella solo corría y corría. Sus rápidos pies bajaban las escaleras en un borroso segundo. Abrió las puertas de un empujón y sintió el caliente y pesado aire en toda su cara. Las lágrimas le caían por las mejillas, simplemente las dejó fluir. Corrió y corrió por la calle aunque se le lastimaran los pies mientras lo hacía. Aunque casi no pudiera ver nada porque su pelo le tapaba los ojos. Se desvaneció en miles de mariposas volando por el aire, yendo lo más lejos que podían. Y volaron y volaron, sin importar que solo tuvieran un día para ser libres.
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Historias cortas.
RandomHistorias cortas totalmente expresivas. Dejando a la mente fluir.