Ya estaba de 39 semanas y en total faltaban 4 días para el nacimiento de mi hijo. Esa semana llegaba mi mamá y mi papa (mi mama ya sabia q el hijo iba a ser de Maximo, pero mi papa no) a Barcelona para estar en el parto, a parte de mis amigos Patric y Juliet. Pero a pesar de que estaba por llegar mi "familia" y mis mejores amigos estaban en el momento de mi vida pero faltaba Máximo. Estos nueve meses me habían cambiado de una manera radical, había entendido que ya no sólo podía pensar en mí y que mi vida iba a pasar a segundo plano en cuanto tenga en brazos a mi hijo.
Nueve meses, los cuales me cuestioné todas mis actitudes, las de Máximo, la de mis amigos y familiares. Tenía mucho miedo, era una sensación la cual no podía superar de una manera rápida, sentía que no iba a poder con todo lo que se asomaba, simplemente era una joven de 23 años que no sabía qué hacer. Gracias a Dios durante ese tiempo estuve al cuidado de mis ángeles Juliet y Bae, los cuales me habían prometido hacer todo lo posible para que mi hijo tenga todo. Eso significaba mucho para mí, me sentía sola pero sabía que no lo estaba.
Durante esas 38 semanas no deje de estudiar ni un solo día, no había nada que me parara. Definitivamente necesitábamos la plata Juliet trabajaba en el hospital como Psicologa, Bae y yo estudiábamos y al mismo tiempo trabajábamos en un bar sobre la Rambla de Barcelona que se llamaba el "Bodegón" nos habían aceptado porque un compañero de la Universidad era muy amigo del dueño y bueno nos dio una mano para que pudiéramos ganar un poco más d en lata mientras estudiábamos, y a eso súmenle una cuota que Julieta y yo recibíamos de nuestros respectivos parientes.
Era un 6 de noviembre, hacia un calor tremendo era cerca de la media noche Patric y Juliet habían llegado de trabajar y yo estaba preparando la cena. A decir verdad no fue muy distinta s nuestras típicas noches de verano cocine, sacamos la mesa (en ese entonces) nuestro pequeño balcón, comimos, Juliet se encargó de los platos mientras que Bae levantaba los platos. De la nada sentí una fuerte patada del feto, espere para ver si se volvía a repetir... No volvió a pasar, así que seguimos con la rutina y me fui a dormir. En ese momento vivíamos los tres en un pequeño apartamento sobre Carrer de Pujades y Carrer de Provençals. El apartamento solo tenía dos cuartos, un baño, una cocina comedor, una sala de estar donde había un sillón cama y un pequeño balcón. Normalmente Juliet y yo dormíamos en el sofá cama, ya que habíamos cedido nuestro cuarto a mi hijo. A eso de las dos de la mañana me levanté y fui al baños, cuando estaba sentada en el inodoro note que mi pulso estaba acelerado y que tenía un pequeño reflejo de contracciones uterinas, me quedé sentada para ver si seguían. Pasas ron diez minutos hasta que grite -"¡EL BEBÉ DSTA EN CAMINO!"-
Salimos corriendo al hospital en el auto del tío de Julieta (que solía vivir en esa gran ciudad y nos había dejado el auto para cuando lo necesitáramos) el viaje hasta el hospital debió durar unos 20 minutos pero para mí habían sido 20 hs, cada minuto que pasaba el dolor era pasar. Cada contracción se hacía más seguida y llegue a pensar que iba a dar a luz en el auto. Entramos en urgencias, la mayoría de los médicos y enfermeras nos conocían de la ultimo mes de cátedras los cuales hablaba sobre las prácticas de los próximos dos años. Nos llevaron corriendo a la sala de maternidad, el bebé se había delatado una semana y ni mi papa y ni mi mama estaba en ese momento. El médico que dijo que solo podía pasar una persona y que debí ser familiar mío, en ese momento entre el dolor y la desesperación me largue a llorar como nunca. Al fin de cuentas el el médico se apiado y dejó que mis dos añitos pasen a la sala de parto. Allí dentro me colocaron la peridural, y todo mejoro un poco. Esa sala de parto era como Javi sido toda mi vida una LOCURA. Julieta estaba hablando con mi mamá, Patric me dos tenía la mano y el médico gritaban
-Vamos maja, ¡puja!¡puja! Que ya casi ah salido el crío-
-¡No le diga CRIO!- entre todo lo que me estaba pasando a mi alrededor creo que lo que más me molesto fue que le digan CRIO a mi hijo- ¡Es un bebé humano!¡No un ternero!-
Unos veinte minutos más tarde Felipe había nacido, todo parecía perfecto. No había tardado nada en llorar, respiraba perfecta mente y la neonatologa dijo que el bebé era muy sano. Pero a decir la verdad yo no lo estaba, luego de dar a luz a Felipe se me había desgarrado el utero y la hemorragia "habitual" no se detenía y me sentía como si estuviera a poco de desmayarme en eso el médico grita:
-¡Enfermera llame al quirófano dos!- Nuestras caras (la mía con poca fuerza) se transformaron, Patric se acercó a ver (ya que iba a ser su especialidad) y su cara dio por sentado que todo estaba mal- ¡Rápido, vamos!
En menos de dos minutos había unos cinco médicos a mi alrededor más otros cinco enfermeros, que me estaban trasladando al quirófano, yo estaba tan anémica que antes de llegar al ascensor del mismo de maternidad me desmayé.Unas doce horas despues de la operación, me desperté en la misma habitación donde había dado a luz a mi hijo, el cual solo había visto por unos cortos 5 segundos. Moví mi cabeza hacia la derecha y ahí se encontraba Bae que no bien se dio cuanta que ya había despertado llamó a las enfermeras.
-¿Qué me pasó?
Se Patric se acercó a mi cama.
-Se te desgarro el utero, por las contracciones del parto y la hemorragia no cesaba.
-Pero ¿Pasó algo en el quirófano?
-Tengo que decirte algo, pero mejor esperemos al medico.
-¡¿Pasó algo con el bebé?!
-¡No Felipe está mejor que vos!- sonreímos los dos- Te lo voy a decir, es muy probable que no puedas tener más hijos, tu utero sigue dentro tuyo pero los médicos no saben si esa capaz de poder soportar el peso de otro feto.
En ese momento me angustie hasta las lágrimas, ya que a pesar de que mi hijo estaba sano y no estaba por mi lado, me daba pena pensar que el día que forme una familia con un hombre no pueda volver a quedar embarazada.
-Quiero ver a mi hijo.
-Acá tengo a su hijo- era el médico que venía a controlarme y de paso a entregarme a mi hijo- al pareces es un pequeño muy fuerte.
El doctor se acercó a mi camilla y me entrego a mi hijo en brazos, ese momento juro que fue el momento más perfecto de mi vida. Podía sentir sus pequeños latidos, su respiración y ese pequeño llanto que hizo hasta encontrar la posición más adecuada para seguir con su siesta. En ese momento comprendí mil cosas que en nueve meses no había podido comprender. Es bebé, feto, crio o como lo quieran llamar era sólo mío, mío y de nadie más. Era un ángel que venía a salvarme, a renacer. Los mueve meses previos, no parecían haberme enseñado nada a comparación de tenerlo en mis brazos.
Luego de unos minutos llego Julieta con mis padres que habían viajado para ver a su nieto y a la vez a mi. A decir verdad ellos decidieron tomarse un hábil de Buenos Aires a Barcelona por el pequeño problema que yo había tenido.
Ver a mis padres a mi lado y a mis dos mejores amigos alrededor de mi hijo me hizo sentir tan feliz y agradecida. También logre a entender esos "Cuando seas madre me vas a entender" que usualmente decía mi madre, sentía que ese hijo era una bendición.
-Bueno... Al final ¿Cómo se va a llamar mi nieto?- sonrío mi papá.
-Espero que se llame Patric porque a decir verdad yo fui el que estuvo en el parto y en el quirófano.
-¡Yo estoy pintada!
-¡Julieta! Vos no estuviste ahí adentro sostenido le la mano todo el tiempo durante el parto.
-No porque estaba hablando con ellos para que sepan que estaba pasando acá adentro.
-Chicos por favor el bebé se va despertar.
-Tienes razón mamá, si va a pelear afuera. Mi hijo está durmiendo y si lo despiertan me levanto y los mato.
-A donde te vas a parar si está recién opreda.
-Bueno... En fin les cuanto el nombre de mi hijo, lo voy a llamar Felipe.
-Me encanta.
-A mí también, creo que nadie se opone en la sala.
-Felipe Miranda.
Para mí ese día todo lo pasado había valido la pena. Absolutamente todo los llantos, las peleas, los corazones rotos y más aún. Mi hijo era lo mejor que me podía pasar en el universo, lo es.
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La irrompible
RandomLa historia de una madre soltera la cual tiene miedo de revelar su pasado. Amor, odio, celos engaños y decisiones se van a presentar en la vida de Alba que la pondrán a prueba, sin embargo cuantos años continuar el secreto... ¿Maximo se enterar? ¿Có...