Prefacio

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Así que justo así era que se sentía un corazón roto, por mucho que pareciera que ya no me importaba y que la perra sin corazón había vuelto para quedarse, la realidad era otra, seguía adorando la forma en la que sus ojos se contraían al bostezar, adoraba la forma en la que movía la cabeza en todas las direcciones cada vez que se encontraba estresado por algo. Amo la forma en la que camina cuándo tiene prisa, con pasos largos, larguísimos y decididos.
Tarde me di cuenta de lo mucho que en realidad lo quería y lo mucho que me dolía verlo con otra, pero más me dolió que nuestra historia no continuara porque no fui capaz de perdonar su error. Qué aunque fue algo que pasa en algunas parejas, en mi destrozó todo a su paso como un huracán. Destrozó toda la confianza que tenía en mi novio.
El problema es que él no era sólo mi novio. Era mi mejor amigo, mi compañero y mi confidente. Aprendimos tanto de el otro que hasta cuestionábamos la educación que recibíamos en la escuela y fue tan duro dejar de hablar con esa persona que te alegraba los días, aunque fuera lo más sano para ambos.

EsperandoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora