Capítulo 8: Luz

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Janed

Días después ya no pensaba tanto en lo que pasaría en el futuro, ¿para qué? Me concentraba de lleno en mis estudios y estaba obteniendo mejores notas. Me intentaba convencer a mi misma de muchas cosas.

Siempre debes tener presente que la vida no será siempre lo que tu quieres, lo sabía.

Tienes que saber que por alguna razón las cosas pasan, solo que aún no sabía cuál era

Todo tiene un por qué, no es que la vida te odie o esté empecinada en hacerte sufrir, es que solamente necesitamos ese "algo" para ser felices, en un futuro, tal como siempre lo hemos querido. Recordar los consejos que le había dado a mis amigos today mi vida parecía fácil, aplicarlos a mi realidad era otra historia.

Es común que el objetivo de las personas sea feliz, pero la felicidad no viene sola, hay que trabajar en ella, no dejes que sea tu vida sea solo un cúmulo de objetivos incumplidos. Y exactamente por eso era que yo debía esforzarme. Aunque lo que ahora tuviera que hacer no fuera lo que quisiera, debía encontrar en el futuro una manera de arreglármelas. Por supuesto que lo haría. Me considero una persona bastante fuerte, y debía demostrarlo al mundo, y sobre todo a mi misma.

Dentro de pocos minutos comenzaría la primera hora de clases y oh, sorpresa. No tenía ánimos ni cabeza. 

Pero debo ser fuerte y tener mis objetivos claros. 

Federick... 

Ese nombre sonaba tanto en mi cabeza, y no lo entiendo. Es alguien a quien detesto, más de lo que me imaginé haberlo hecho antes. 

El timbre. El timbre de clases sonó. Mis pensamientos están siendo cortos. Interrumpidos. Inconsistentes. 

Happy birthday to you, happy birthday to you. Happy birthday, Janed, happy birthday to you...

—¡Felicidades, mi amor!— Dijo mamá al tiempo que me abrazaba.— Ya eres toda una niña grande. 

Miré a mi alrededor, estaban todos mis amigos, amigos de mis padres, familia cercana y lejana. Sentía calidez en mi corazón, tenía todo lo que quería. 

—¡Pide un deseado, Janed!

Cerré mis ojos y soplé

Encontrar el amor...

Mis ojos, llenos de lágrimas me traen de vuelta al presente. Toda la clase me observa con preocupación. Yo misma me preocupo. 

Escucho voces y logro suponer que me preguntan cómo estoy o qué pasó. Pero no me importa. Salgo del salón de clases y sin pensar salgo del plantel. Mis pies vacilan, mi rodillas fallan, mi voluntad también. 

Y todo tiembla, caigo al suelo sin saber cómo. No me importa, no me interesa. Lloro y pataleo, no sé si hay gente alrededor, o si estoy completamente sola. Solo grito y chillo. 

Exploto. 

No distingo mi entorno, veo a través de una burbuja. Y es ahí cuándo todo se ve negro. Sigo despierta pero no puedo moverme. 

Finalmente oigo gritos a mi alrededor y cómo soy levantada y sentada en un carro. Pero no me muevo, no hago el intento de averiguar a quién pertenece el vehículo. Finjo que estoy dormida. 

Y tengo la mente en blanco. 

EsperandoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora