Capítulo 5: Dos maravillosos momentos

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¿Embarazada? ¿La persona que era casi como mi hermana estaba esperando un hijo? Sencillamente no tenía nada para decir y a la vez tenía miles de cosas que preguntar, entre esas el padre. No quería asumir esto, porque no sabía qué decirle. Si felicitarla por el hijo que espero darle el discurso de su vida por no medir las consecuencias. Tampoco sabía cómo lo iban a tomar mis tíos, ellos podían ser muy estrictos cuándo se lo proponían. Tal vez no les importe mucho ella.  A mis tíos son algo conservadores pero  y aman a Arlene. Tenía miedo de su futuro aunque sabía que ella era más fuerte que todo, estaba llena de terror de las decisiones que pudiera tomar. Tenía miedo que ella quisiera abortar porque consideraba que no era la solución más correcta ya que sería no hacerse responsable tus acciones. Pero desconocía la forma en que ocurrieron las cosas. Un hecho puede cambiarlo todo.

—Janed, di algo. Has estado 15 minutos totalmente paralizada.— Dijo Johanna sacudiendo mis hombros.

—¿Lo saben mis tíos?

—No, me enteré hoy.

—¿Cuánto tiempo tienes?

—Tres semanas

¿Tres jodidas semanas?

—¿Vas a tenerlo?

Parecía un robot. Sólo formulaba preguntas y preguntas.

—No lo sé, no quisiera deshacerme de él como si fuera una chaqueta que te quitas. Pero a la vez tengo miedo que represente un obstáculo en mi vida.— Dijo Arlene mirándome a los ojos mientras yo asentía.

Janed quería ser modelo profesional, a pesar que había hecho varias portadas y sesiones de fotos aún no ers considerada una modelo a tomar en cuenta en la industria.

—¿Quién es el padre?

Silencio total.

—¿Es el que nos habías contado?  ¿El que te habla cuándo se le da la gana? —Dije al tiempo que la rabia subía por mis venas.

—Sí. —Respondió ella al tiempo que me desplomaba en la silla.

Ring, ring.

Fin del recreo. Y al parecer fin de la conversación.

Las clases estaban a punto de terminar y había un tema que daba miles de vueltas alrededor de mi cabeza. Aún seguía sin procesarlo pero debía entender que después de todo no era mi culpa o responsabilidad. Estaría para apoyar a Arlene en absolutamente todo lo que necesitara y la ayudaría si estaba en mis manos el hacerlo, era todo.

Mi celular vibró en mis bolsillos, indicando una llamada entrante.

—¿Hola?— Dijo la otra persona a través del teléfono.

—Hola, mamá.— Respondí.

—Hija te llamo para avisarte que hoy vamos a ir a una cena y nos vas a tener que acompañar.

—¿Cena de qué?— Respondí de mala gana, odiaba los eventos demasiado formales.

—Aún no es momento de contarte nada.— Paso a las 8 por ti, vístete con tu mejor ropa.

La curiosidad me estaba matando, y tenía el leve presentimiento que esta noche no iba a ser tan irrelevante como esperaba que fuera.

La noche llegó rápido y finalmente estaba lista y expectante de qué iba a pasar. Estaba usando un vestido negro algo ajustado que llegaba hasta el suelo, tacones altos y poco maquillaje. En el cabello decidí no hacer nada porque natural se veía bastante bien.

Mamá llegó a casa y partimos con rumbo al restaurante dónde nos encontraríamos a papá y a la gente con la cuál íbamos a dar comienzo a la reunión.

En la mesa estaba mi padre acompañado de un hombre y un asiento vacío. Nos presentamos y comenzamos a hablar de temas irrelevantes.

—Finalmente, ¿cuál es el objetivo de esta reunión?— Pregunté con una sonrisa en la cara e inmediatamente sentí como está desaparecía de allí mismo al ver los ojos de Papá llenarse de lágrimas y ver cómo Mamá miraba a otro lado.

Definitivamente algo andaba mal.

—Mi hermosa, Janed. Hay algunas cosas que van a cambiar.— Dijo el hombre intentado crear un ambiente más ameno. —Verás, tu padre y yo hemos sido amigos desde la infancia y ambos hemos creado y sostenido nuestras empresas a lo largo de los años juntos y hemos decidido fortalecer esta alianza.

—¿Y eso en qué me compete a mi?— Pregunté sin comprender nada. O tal vez comprendiendo todo y esperando que la respuesta fuera diferente a la que comenzaba a dar vueltas en mi mente.

—Necesitamos que comiences a llevar el apellido Williams, mi amor.— Dijo Mamá con pena.

¿Estaban esperando que me casara con este señor?

Al parecer el mencionado logró interpretar ni cata de confusión.

—No, no te vas a casar conmigo, va a ser con mi hijo. Federick Williams.

No sabía cuál iba a ser peor.

EsperandoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora