N o a h
Durante los últimos años que pasaron jamás pude olvidarme de él. Desde ese entonces todo lo que hago lo hago por él, intentando no olvidar porque tengo que regresar allá, la misma razón de porque no puedo olvidarme de ese beso.
Mentiría si decía que no sabía que era lo que estaba haciendo cuando lo besé, cuando vi que no dejaba de llorar no pude desaprovechar esa oportunidad llevaba mucho tiempo guardándome esos sentimientos. En ese entonces sólo era un adolescente, y no fue más que un beso inocente.
Quería verlo. Quería ver que tanto había cambiado, si seguía teniendo ese brillo en sus ojos miel, sus cabellos dorados y los lunares que decoraban esa piel bronceada que le gustaba conservar. Quería hacerle tantas cosas, que hacia tiempo había dejado de verlo como a mi hermanastro.
Jenna se encargó de mandarme fotos de él en sus competencias de natación, dejándome apreciar esos hombros anchos y el abdomen formado gracias a su esfuerzo físico, estaba agradecido con ella.
Ahora lo que me preocupaba era esa pequeña brecha con respecto a la edad. Acababa de cumplir los dieciocho años hacia unos meses y estaba consciente de que era un adulto, en cambio él solo era un adolescente. Esperaba que por ser nosotros las cosas fluyeran solas, no quería preocuparme tanto por ese tipo de cosas, pero las personas cambian mucho después de tantos años.
Era sólo un adolescente cuando me mudé con mi padre, eso bastó para que mi personalidad sería y reservada se volviera algo de todos los días. Estaba seguro que mientras siguiera siendo así, él no podría ser capaz de hacerme daño.
-¿Qué haces aquí solo? -gire mi rostro para encontrarme con Shopie, una amiga de la preparatoria-. Deberías venir a jugar con nosotros.
-No tengo ánimos, vayan ustedes.
Hizo una mueca de tristeza, se acercó para sentarse junto a mí.
-Somos tus amigos, deberías dejar de ser tan misterioso y venir a jugar una última vez antes de que te vayas de vacaciones -me extiende una raqueta de tenis con una sonrisa inocente.
-Ustedes deberían de conocerme más y saber que cuando digo que no, es un no.
Rueda los ojos, mientras se levanta y me da un golpe amistoso con la raqueta.
-¡Será mejor que no faltes a la fiesta de esta noche!
-¡Lo prometo! -grité como respuesta intentando que me escuchara mientras se alejaba corriendo con los demás.
Tenía la esperanza de zafarme de esa fiesta diciendo que iba a ir, pero ellos en serio me llevaron a ese horrible lugar. Hacer amigos nunca me resulto difícil, solían acercarse por simple curiosidad y terminaban hablándome por el resto del año, sobre todo las chicas.
Intenté sacarle de alguna forma provecho a estar aquí, intentado olvidarme de lo ansioso que me sentía por volver a mi casa, comencé a tomar. Tome uno, luego dos, sumándole otra, una más, volviéndose cinco y para al final de la noche no era capaz de recordar el número de bebidas que había tomado. No tendría la libertad de ponerme así, sino hubiéramos asignado a alguien para que nos cuidara y nos llevara a nuestras respectivas casas, esa noche Shopie había sido elegida.
Recuerdo haberme salido de la casa, caminar lo suficientemente lejos para no escuchar el ruidoso sonido de la música. Me recosté en el pasto, observando la noche despejada acordándome de él. No podía dejar de pensarlo a pasar de mis duros intentos de ponerme borracho. Su simple imagen en mi cabeza me quemaba el alma, era más fácil recordarlo cuando era de día, el me recordaba al día, tan cálido y sereno, tan alegre y ruidoso. En serio lo quería, quería a Ian.
-Dios, te estuve buscando por todos lados -exclama una voz conocida sentándose enseguida de mí-. ¿Qué estás haciendo?
-Pensando.
-¿En qué?
-En alguien.
Sentí un hormigueo en todo mi cuerpo y mis párpados cerrándose solos. Estaba a punto de perderme en un sueño profundo cuando un aliento cálido recorrió mi nuca, unas manos acariciaron mi rostro provocando que abriera mis ojos encontrándome con el rostro de Shopie. Iba a protestar cuando junto su boca con la mía, no hice nada para apartarla, estaba borracho y solo me dejé llegar por mis instintos. La tome por la cintura, dejándola debajo de mí, tomando el control de los movimientos.
-Ian.
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Innocent Feelings | California Lovers #1 | RESUBIENDO
Teen FictionIan y Noah se han convertido en "hermanos" después de que sus padres se conocieran. James, el padre de Ian, perdió a su esposa en un horrible accidente, mientras que la madre de Noah se acababa de divorciar de su esposo frío y controlador; conociénd...