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N o a h

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N o a h

Una semana tuvo que pasar desde mi llegada para que las cosas entre nosotros comenzaron a ser más naturales. Él parecía más tranquilo cuando me contaba acerca de las ideas que tenía planeadas para futuros proyectos, incluso pasábamos mucho tiempo metidos en la alberca del patio trasero. También hablamos sobre la universidad, al parecer se encontraba indeciso entre varias carreras, dijo que no tenía apuro de elegir alguna que solo con el tiempo se daría cuenta de cuál era la mejor elección.

En distintos aspectos pude darme cuenta que no nos parecíamos. Yo soy más reservado, callado, inexpresivo y no estaba tan bueno como él. Ian era más extrovertido, a veces tímido, pero siempre fue bueno para mantener una conversación con desconocidos, era amable, adorable y era decidido. Sabía que sería un gran escritor, no había podido leer algo reciente, pero cuando era más pequeño me mostró los cuentos que solía escribir.

Era de tarde, nos encontrábamos en mi cuarto viendo una película. Por lo regular, Ian no tenía clases los viernes, así que lo ayude con sus prácticas contando el tiempo, después de terminar decidimos ver una película. No me sorprendí cuando sentí su cabeza caer sobre mi hombro, había entrenado muy duro esa tarde.

Retire varios mechones rubios de su rostro, contemplándolo. No me canso de verlo, nunca me cansaría de esas mejillas sonrojadas, de su nariz puntiaguda y del puente que llevaba a sus pálidos labios, de las pestañas rubias adornando el marco de sus ojos y aquellos lunares esparcidos sobre su bronceada piel. Tenía una sobre la barbilla, varios en las mejillas, detrás de sus orejas hasta bajar sobre su cuello llegando hasta su ancha espalda. Lo conocía más de lo que me conocía a mí mismo porque estaba enamorado de él.

Me sentía acorralado por esta sensación abrumadora, si era rechazado en algún momento, guardarme lo que siento no era una opción. Suficiente riesgo había corrido cuando lo besé por segunda vez, sabía que me había correspondido el beso, pero eso no significaba todavía nada. No quería ser herido por él. Por ahora, iba a mantenerme al margen, no quería arruinar la relación que teníamos por dejarme llevar por mis estúpidos impulsos.

Apague el televisor antes de tomarlo en brazos. Salí de mi habitación caminando por el pasillo hacia su habitación, pateé la puerta para dejarlo acostado sobre su cama. Me hubiera gustado quedarme a verlo dormir, pero eso sería un poco raro y podrían entrar mis padres.

Decidí salir al patio para observar como los tonos de naranja y morado se convertían en tonos azules oscuros.

Cuando era más pequeño mis padres solían pelearse seguido por lo que me encerraba en el ático de mi antigua casa sentándome junto a la ventana observando como se hacía de noche. No tenía tantos amigos por el vecindario, siempre terminaba encerrado dentro de mi casa, una de las razones por las que me volví callado hasta que entré a la secundaria y lo conocí. Podría decirse que al principio lo vi como mi hermano, pero no recuerdo en qué momento comencé a sentirme de esa forma.

-¡Noah, la cena está lista!

Me apresuré a levantarme encontrándome con todos sentados en la mesa, tomé asiento enfrente de Ian. Este llevaba el cabello desordenado y los ojos cansados, parecía que se acababa de despertar.

-¿Cómo vas con los entrenamientos? -le preguntó James, llamando su atención.

-Mejoró mi tiempo desde la última vez, dice mi entrenador que tengo posibilidades de ganar y pasar a las semifinales.

-¡Eso es genial! -chilla emocionada Jenna- ¿No es genial?

-Todos estamos orgullosos de ti, no lo olvides.

Su mirada parecía más despierta después de recibir cumplidos de parte de sus padres.

-¿Sigues escribiendo?

El chico asintió con una cuchara en la boca.

-Tiene muchas historias guardas en su cuarto sobre todo libros, deberían pensar en comprarle un escritorio más grande, y un librero también.

-No he tenido tiempo para pasar tiempo con ustedes debido al trabajo pero dejaré que tomes el carro para que vayan a comprar lo que necesites -dice mirando a su hijo.


-No tenías que hacer eso, no lo necesitaba -murmura.

-Claro que lo necesitabas, tú cuarto es demasiado grande y tenías muchas cosas desordenadas porque no cabían en ningún lugar. No sabía que fueras tan desordenado.

Me golpea con su codo, está usando sus manos para fregar los platos sucios.

-Estoy feliz de que me prestaran el auto, ¿cuándo quieres que salgamos?

-La proxima semana.

-De acuerdo.

Aprovecharía esa salida para llevarlo a algún otro lugar y poder platicar tranquilos, después de lo del beso no habíamos tocado el tema, ¿sería buena idea volver a tocarlo?

Innocent Feelings | California Lovers #1 | RESUBIENDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora