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N o a h

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N o a h

Uno de los motivos por los que regrese era para aclarar mis sentimientos sobre Ian. Pues después de haberme ido él era en lo único que podía pensar, tal vez antes de que lo besara ya sentía algo por él, pero no era tan fuerte como lo es actualmente.

Siempre fue un chico encantador, era imposible no resistirse a alguien que luciera como él. Era 50% músculos, 20% rubio, 10% sonrojos y 20% lunares, agradecía a sus padres por haberlo traído al mundo, sin exagerar.
Por la mañana no reconocí mi habitación hasta que recordé que estaba en mi casa, no recordaba cómo había llegado aquí. Estire mi cuerpo levantándome para darme una ducha y bajar a desayunar. Cuando me encontraba en el pasillo me detuve para ir hacia su cuarto, la puerta estaba media abierta así que pude ver su habitación. El seguí dormido haciendo ruidos nasales cada vez que respiraba. Cerré la puerta con cuidado dirigiéndome a la cocina, encontrándome con Jenna.

-Despertaste, ¿quieres desayunar?

Le indico que sí tomando asiento en la mesa.

-¿Ya se fue James?

-Si, tuvo que llegar más temprano al trabajo hoy, la editorial parece estar teniendo problemas económicos -hace una mueca-. Deberías levantar a tu hermano, no quiero que caliente la comida en el microondas como siempre hace, además ya tengo que irme, tengo una cita. ¡Deséame suerte!

-¡Suerte!

Caminé descalzo por el piso de madera mientras empujaba la puerta para abrirla. Ahora de cerca podía ver el desastre que tenía dentro, había una pila de hojas de papel y libros por doquier, no recordaba que fuera tan desordenado.
Me acerqué a su cama, intentando no pisar nada. Era una bonita imagen verlo dormir tan profundamente, llevaba un short y una playera de tirantes azul como pijama. Coloque ambos brazos a cada de lado de su cabeza observándolo desde arriba.

-Niño, levántate, el desayuno está listo -dije con voz fuerte, pero este ni se inmuto-. Levántate. ¿Ian?

Murmuro algo entre dientes que no pude entender.

-Jenna no quiere que te comas la comida recalentada.

-Déjame dormir, no quiero -gruñó cubriendo su rostro con una de sus manos.

Tome sus brazos poniéndolos arriba de su cabeza, acercándome a su oreja para morder con suavidad. Sentí como su cuerpo se puso tenso, empujándome con fuerza lejos de él.

-¿Qué estás haciendo? -preguntó medio adormilado con el rostro rojo.

-Intentó despertarte.

-¡Pudiste hacerlo de otra manera!

-No te pongas tan histérico -me burle-. Baja, Jenna te hizo el desayuno.

No tarda mucho en unirse a mí, ambos nos sentamos en los sillones de la sala viendo la televisión comiendo en silencio.

-¿Y Jenna? -preguntó de la nada.

-Tuvo que ir a una entrevista de trabajo y tu padre se fue más temprano a la editorial -me giro a verlo curioso-. ¿Jenna? ¿Desde cuándo dejaste de decirle mamá?

-Ella sigue siendo mi mamá. Tú le dices por su nombre a mi padre.

-Cierto.

Estuvimos en silencio todo el rato, podía sentir un ambiente un tanto incómodo. Hasta la manera en la que él estaba en el otro extremo del sillón con las piernas juntas a su pecho como si quisiera alejarse de mí. Tal vez me había equivocado en molestarlo de esa forma, él no sabía todavía sobre lo que sentía, pero no sabía si era buena idea decirle cuando está actuando de esa manera.

-Creo que iré a mi habitación -murmura levantándose.

Sentí una presión en el pecho.

-Espera, ¿tienes algo que decirme? -pregunte, niega y eso solo me molesta más - Entonces, ¿qué es lo que sucede? Parece como si quieras estar lejos de mí.

Desvía la mirada.

-Sé qué te pasa algo, y está comenzando a molestarme. Si me quieres lejos de ti, intentaré entenderlo.

-No debería ser yo el que este molesto contigo -contesta a la defensiva, sorprendiéndome-. Te estas comportando extraño conmigo desde que volviste, no puedo entenderte.

-Bueno, a mí también me molesta tu actitud, ya tenemos algo en común -hago una pausa-. ¿Qué vamos hacer con esto?

-¿Por qué me mordiste la oreja? Eso era innecesario -parece molesto, aun así sus mejillas se sonrojan.

No puedo evitar reírme, provocando que solo me mire de mala gana.

-¡Tómatelo en serio o me voy!

-Lo siento, sólo podrías ser menos tierno.

Rueda los ojos, molesto, girándose hacia las escaleras. Me acercó a él, tomándolo del brazo para empujarlo contra la pared.

-¡Sigues haciendo eso! -exclama- No me gusta que hagas esas cosas sin razón.

-¿Estás molesto? -preguntó, él asiente con el ceño fruncido- ¿Serías capaz de entenderme si supieras lo que me pasa?

-¿Qué está pasando?

-Me pasas tú, todo este tiempo -suspire, estaba cansado de no que no supiera lo que sentía por él-. Traté de olvidarte, de cambiar mis sentimientos, pero no pude dejar de pensar en ti en ningún momento y eso solo me hizo darme cuenta que uno no elige de quien enamorarse.

-¿Enamorarse?

-Eres mi debilidad.

-¿Estás seguro de lo que estás diciendo?

-Intentaré guardarme lo que siento, si eso es lo que quieres -me alejo de él, cuando me detiene tomándome de la ropa.

-Me mareas con tus actitudes -confiesa mirando al suelo-, pero tampoco he dejado de pensar en ti.

Antes de que continuara hablando aferre mis manos sobre su cara, mirándolo a los ojos antes de besarlo. Acaricié con suavidad sus labios atrapando su labio inferior. Abrió su boca en respuesta, tomándome por sorpresa, sus labios acariciando los míos. Acerque mi cuerpo al suyo, presionando su cuerpo contra la pared, provocando que suspirara sobre mi boca. Sus manos recorrieron mi pecho, hasta entrelazarse sobre mi cuello con timidez, mis manos sobre su cadera con ímpetu.

Nos miramos a los ojos antes de envolverlo entre mis brazos.

No me creía capaz de enamorarme de alguien más como lo estaba de él.

Innocent Feelings | California Lovers #1 | RESUBIENDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora