DEREK
Ladeo la cabeza con una sonrisa desde mi cama, apreciando como ambos se encuentran abrazados, toda su atención fijada en la pantalla, no queriendo perderse ningún detalle sobre la película infantil. Mi hermano menor se acurruca en el pecho de mi novia, quien sonríe a pesar de estar mirando a la televisión.
El estar enfermo me ha impedido hacer muchas cosas estos dos días, como, por ejemplo: besar a mi enamorada. Ha sido toda una tortura verla pasearse por la casa en ropa ligera, no pudiendo ser capaz de hacer nada por no querer que ella se resfríe también. Aquello sería algo egoísta de mi parte.
—Papá pasará por ti en unos minutos —le digo a Drake una vez que los tres nos encontramos conversando sobre el final de la película. Él asiente, aun con sus brazos alrededor de la cintura de mi castaña —. Veo que te gusta estar ahí —le comento divertido, provocando las risas de ambos —. A mí también me encanta estar entre sus brazos —le susurro, guiñándole un ojo.
Cuando nos quedamos solos, nuestros cuerpos adoptan una posición completamente nueva para mí. Ella se encuentra entre mis piernas, su espalda apoyada en mi pecho con mis brazos alrededor de su cuerpo, acariciando los suyos con las yemas de mis dedos, pudiendo sentir como su cuerpo reacciona ante el contacto.
Hago a un lado su castaño cabello, mis labios dirigiéndose por instinto a su cuello. Dejo una cadena de besos húmedos en el espacio ofrecido, apreciando como por una milésima de segundo, se olvida del hecho que todavía me encuentro en recuperación. Mis manos se aferran a su cintura, colándose debajo de mi camiseta (la cual ella lleva puesta) para acariciar su piel sin ninguna barrera. Vago por sus costados parando a tan solo pequeños y diminutos centímetros de su busto, mis labios concentrándose en el lóbulo de su oreja. Sonrío al escuchar el pequeño jadeo que sale de sus labios, sabiendo que, si me esfuerzo un poco más, caerá rendida ante mis brazos.
Sin previo aviso comienzo a acariciar aquella parte demasiado tentadora para mí con ambas manos, sintiendo como cada nervio de su cuerpo reacciona ante mis caricias. Gruño una maldición al pensar en que me detendrá en cualquier segundo por encontrarme enfermo, pero no lo hace, al contrario, me suplica que continúe, diciéndome que he ganado la batalla.
Río cuando se voltea, para luego estampar sus labios con los míos después de dos días los cuales se me han hecho milenios. Mi lengua reclama la suya con desesperación y rudeza, acompañados de una pizca de posesividad. Las yemas de sus dedos parecen quemar mi piel, provocando una sensación más que placentera. Es mucho más que increíble.
—Joseph me va a matar si me enfermo —comenta entre risas cuando mi boca se encuentra besando su cuello.
El mismo pensamiento provoca que muerda el espacio, acallando sus risas poco a poco, sin necesidad de esforzarme. No se siente real hasta que me encuentro junto con ella, nuestros cuerpos completamente unidos sin ningún centímetro que nos separe del otro. He perdido el conocimiento de lo que sucede a nuestro alrededor, concentrándome en la sola escena que estoy viviendo ahora.
Recorro su cuerpo desnudo con mi mirada, pensando en lo hermosa que es de pies a cabeza, por dentro y por fuera. Mi subconsciente preguntándose una y otra vez el por qué alguien como yo merece a una persona tan pura y buena como ella. Cuestionando cuánto me debía el destino que con ella me pagó, dándome la mejor oportunidad de todas: amarla a ella.
Decido que no puedo dormir con todas las melodías que se encuentran sonando en mi cabeza ahora mismo, así que me levanto de la cama y me coloco unos simples pantalones de pijama a cuadros rojos para salir de la habitación, dirigiéndome a la sala para encontrar mi hermoso piano.
La letra fluye completamente en mí mientras que mi mano derecha escribe cada una de las estrofas en el cuaderno, casi pudiendo escuchar la perfecta melodía que suena en mi cabeza como si de un eco se tratase. Todo es gracias a ella, quien se ha convertido en mucho más que el amor que no esperaba encontrar, si no que se ha vuelto mi inspiración para escribir lo que en realidad hay dentro de mí.
Mi musa.
Escucho pasos bajando las escaleras, por lo que me maldigo por lo bajo al pensar que el sonido del piano le ha despertado. Frunzo la nariz cuando sonrío al verla usando mi camiseta, exhibiendo lo adorable que es en una ropa demasiado grande para su altura. Le hago una seña para que se acerque a mí, a lo que se sienta a mi lado en el largo asiento.
—Lamento haberte despertado —me disculpo, dejando un beso en su cien.
—Ha sido como despertar de un sueño para entrar a otro —me asegura, haciéndome reír —. Pero desconozco esa melodía, así que deduzco que es una nueva canción.
—¿Qué comes que adivinas? —pregunto, ahora siendo ella quien carcajea ante mi comentario —. ¿Quieres escucharla?
Asiente llena de emoción, así que, sin más rodeos, comienzo a mover mis dedos sobre las teclas del instrumento, apreciando como su mira atentamente a cada uno de mis movimientos. Nunca me he encontrado tan nervioso por mostrarle una canción a alguien, y solo espero que le guste lo que hay escrito dentro de ella, ya que cada una de las estrofas tiene que ver con la forma en que ella me hace sentir todos los días.
"Amor, déjame amarte hasta que aprendas a amarte a ti misma. Déjame ser la sonrisa que hay en tus labios cada día, porque puedo ver que la tristeza detrás de tus ojos ha estado ahí por un largo tiempo. Déjame amarte una vez más, porque todos tus problemas desaparecerán."
Continúo con la letra de la canción apoyando mi frente en su cien, apreciando como pequeñas lágrimas amenazan con salir de sus grandes ojos mieles. Canto la última estrofa antes de dejar de tocar el piano, esperando ver una reacción de su parte.
Y cuando junta sus labios con los míos, para mí es más que suficiente.
CLAUDIA
Escucho la letra de su canción pensando en que se trata sobre nosotros. Aquello se confirme cuando me pide que me deje amar por él, que de esa manera todos mis problemas se esfumarán volviéndose partículas de gas en el universo. Mi corazón se encoje cuando me dice que la tristeza en mis ojos ha estado escondida por un largo tiempo, y que él solo pide ser el único que me recuerde lo que es la palabra sonreír.
Pequeñas lágrimas se acumulan en mis ojos al pensar en que nadie había hecho algo tan lindo por mí jamás. Mis piernas se han vuelto dos temblores, no dejándome pensar con serenidad. Me encuentro hecha un manojo de nervios por cada una de las palabras que han salido de su boca, pensando en lo mucho que él me ama y que esta es su forma de decirme lo que siente.
No se me ocurre qué más hacer, así que llevo mi mano derecha a su rostro juntando sus labios con los míos. Derek coloca sus manos en mi rostro, acercándome más a él, más a su cuerpo y, sobre todo, más a su alma. Aquel lugar en el cual he entrado después de todos mis esfuerzos.
—Te amo, Claudia —me susurra, acariciando mi rostro.
—Yo también —susurro, sintiendo un gran vacío en mi pecho.
Me hace recordar a cuando era una adolescente de la cual la mayoría de chicas se burlaban por ser una persona demasiado tímida y vulnerable. Hubo en un momento en el cual pensé que nadie me querría por como en realidad era, llegando a un punto en el que quise acabar con mi vida.
No sé qué hubiese sucedido si no fuese por mi hermano. Blake estuvo conmigo durante todo ese largo proceso de recuperación y de aprendizaje, en el cual el logro era que supiese amarme a mí misma de la manera en que soy, no queriendo cambiar nada de mí. Hay momentos en los cuales todavía me siento asustada de mi propia persona y de no ser aquella muchacha linda que el mundo quiere que sea.
—Esto me trae recuerdos —admito casi sin voz —. Solía ser aquella muchacha insegura de mí misma. Y todavía lo soy —me apresuro a decir, sabiendo que me quiere interrumpir.
—Y yo prometo borrar todos esos malos recuerdos —me asegura, acariciando mi mejilla —. De la misma manera en que tú estás borrando los míos —susurra, para luego juntar sus labios con los míos.
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Dangerous Woman ©
RomanceBilogía Dangerous #1 (Actualmente en edición) Uno de los cantantes más famosos del momento se encuentra en la cima del mundo teniendo cada una de las cosas por las cuales ha batallado durante toda su vida. Derek Efron, hijo de uno de los hombres más...