Capítulo 31

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Desperté envuelta entre sábanas blancas y un sol radiante que entraba por el ventanal que suplía a la pared de la recámara, mis brazos dolían — de hecho, todo mi cuerpo lo hacía — y al removerme un poco y abrir mis ojos, noté que unas vendas estaban envueltas en cada una de mis muñecas. Palpé el lado de la cama donde Theo dormía, pero no estaba ahí; supuse que estaba en la cocina o la sala, así que me metí al baño y tomé una ducha.

Al sentir el agua caliente recorrer por todo mi cuerpo también sentí un poco de escozor en mi espalda y recordé el corte que había en ella. Mi mente comenzó a rebobinar hasta la noche anterior y todo lo que viví, la manera en la que Theo me tomó para que grabara en mi mente y mi cuerpo cada una de sus caricias fue estupenda y solo el hecho de recordarlo hizo que un cosquilleo llegara a mi entrepierna.

Después de haber salido de la ducha y vestirme solo con una playera de mi chico, me fui de la recámara y lo vi de pie frente al ventanal de la sala con su torso desnudo y un pantalón de chándal como pijama. La luz del exterior hizo un efecto maravilloso en su cuerpo, con su cabello desordenado y su vista fija en el paisaje de afuera lucía igual que un hermoso modelo de revista. Mordí mi labio inferior al admirarlo y sentir de nuevo esas ganas de él, de que me tomara y tomarlo, fundirnos en uno solo — nunca me cansaría de él — y de cierta manera me asustó un poco sentirme así.

— ¿Cómo te sientes? — preguntó sacándome de mis pensamientos.

— Adolorida, pero con ganas de más — solté y lo vi sonreír de lado.

— Ven acá, necesitamos hablar — pidió, me tendió su mano para que la tomara y lo hice encantada.

— ¿Es sobre lo de la fiesta? — cuestioné y asintió con gesto serio — ¿Estás enojado?

— Anoche lo estaba — confesó y nos sentamos en el sofá —, pero no contigo sino conmigo. Cometí un grave error Annabelle — lo miré sin entender de lo que hablaba —. Esta mañana recibí la llamada del detective que contraté desde lo sucedido en Londres y París — su semblante era de preocupación y eso me asustó — y lo de anoche confirmó las sospechas que tenía.

— ¿Que sospechas? — quise saber con desesperación al ver que no continuaba hablando.

— Nicholas — el nombre me sonó, pero no recordé de donde —. Fuimos compañeros en la universidad y después de morir Marian y culparme por eso, juró vengarse — en ese momento llegó a mi cabeza la historia que Rachel nos contó el día que la conocimos —. Está sucediendo de nuevo Annabelle — eso me desconcertó un poco y sobre todo cuando lo vi llevar sus manos a su cabeza en señal de impotencia —. Le han seguido la pista y comprobaron que el tipo disfrazado igual que yo en tu fiesta...era él — mi piel se erizó al escuchar eso último y recordar la forma en que es tipo me besó y después la maldad en su sonrisa cuando dijo que era un fantasma del pasado.

— Dices que está sucediendo de nuevo — repetí y asintió — ¿A qué te refieres con eso?

— Hizo lo mismo con Rebecca, en diferentes circunstancias, pero logrando el mismo el resultado — noté que se tensó al recordarlo y sentí incomodidad por eso — Annabelle, quiero que te vayas a vivir conmigo — ensanché mis ojos ante eso y sabía que no era una petición sino una orden.

— Theo, es muy pronto — alegué un poco alterada.

— Para mí no lo es, te necesito cerca de mí para poder cuidarte — vi cómo trataba de controlarse ante mi negativa — y no acepto un no por repuesta, además ya envié a Adam por tus cosas — en el momento que dijo eso sentí la ira abrazar mi cuerpo entero por su atrevimiento.

Miedo a Amarte ®Donde viven las historias. Descúbrelo ahora