Capítulo 19

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Abrí mis ojos con lentitud, luchando para que no volvieran a cerrarse. Mi cabeza dolía mucho y me sentía fatal, la luz del sol entraba en la recámara dejándome verla por completo y reconociendo que no era la mía ni la de Theo ni la de Darcy, mucho menos la de la casa de mis padres; me puse en alerta, aunque me quedé tiesa por lo asustada que estaba. Levanté las sábanas color crema y vi que solo tenía puesta una camisa de hombre manga larga y de botones, maldije en mi interior al percatarme de que era lo único que tenía aparte de otra sábana que estaba que estaba envuelta en mi cintura casi formando un calzón de abuela.

¿Qué mierda hice?

Pensé y maquiné mi mente con total aflicción, los recuerdos me golpearon así como también la decepción por lo que Theo hizo; recordé a Aren llevándome al bar del hotel donde se hospedaba y luego de beber como una maldita alcohólica perdí el conocimiento y no recordaba nada más.

« ¿Dónde estamos?

En mi hotel.

No me traerás aquí para tener sexo ¿verdad? — Aren rio divertido.

Solo si tú quieres — aseguró, fruncí mi ceño y el rio todavía más —. Es broma Annabelle, este hotel tiene un bar-discoteca y para serte sincero es el mejor de la ciudad ¿Quieres olvidarte de todo? Pues vamos, sé que no te arrepentirás.

Sin decir más entramos al bar.

Todo estaba casi oscuro o más bien iluminado de forma tenue por las luces de colores, la música se escuchaba a todo volumen y sentía que me retumbaba el pecho; solté mi cabello y me quité los zapatos, Aren se rio por eso y tomó mis zapatos para ayudarme.

Nos fuimos hacia la barra y comenzamos a beber y a hablar de cosas sin importancias y otras pocas acerca de nuestras vidas, algunas chicas se acercaron a él al reconocerlo y le pidieron fotos, por supuesto que él no se negó y en ocasiones hasta me tocó hacerla de fotógrafa; reímos como locos por lo que sucedía y seguimos bebiendo hasta que...»

Me tensé al sentir a alguien moverse a mi lado, cerré los ojos y los apreté fuerte ante la vergüenza que me había embargado en ese momento; me di la vuelta para ver quién estaba a mi lado y como ya lo sospechaba antes, descubrí que era Aren.

¡Oh no! murmuré apenada al encontrarlo observándome, llevé la sábana a mi rostro y me cubrí con ella.

No es lo que piensas — se apresuró a explicar haciendo que me destapara y lo viese no tuvimos sexo por si es lo que crees.

¿No? cuestioné esperanzada y negó. Lo vi intentar salir de la cama y me reí al ver que él también estaba casi forrado con dos sábanas, pero a diferencia de mí y mi paracaídas, él parecía una momia sexi ¿Esas sábanas te ayudaron a protegerte de mí? pregunté divertida, sabiendo que cuando me pasaba de copas podía ponerme atrevida.

Digamos que quise probar mi fuerza de voluntad — respondió juguetón.

¿Y funcionó?

No me ayudaste inquirió y aunque sentí pena, también me reí por su forma de decir aquello.

¿Por qué estoy con esta camisa y esta sábana entre mis piernas?

Bueno... digamos que intentaste violarme y te desnudaste frente a mí mis mejillas ardieron, sabía que me había pasado y quise que me tragara la tierra —. Si no te cubría con algo de seguro dejaba que lograras lo que querías aseguró y supe que no estaba mintiendo.

Miedo a Amarte ®Donde viven las historias. Descúbrelo ahora