CAPÍTULO 6

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No logré asimilar las palabras de Theo porque luego de decir eso último se abalanzó sobre mi rodeando mi cintura con uno de sus brazos y tomándome por la parte de atrás de mi cuello con su otra mano, unió nuestros labios en un beso feroz que no dudé en responder y con mis manos acuné su rostro y profundicé más nuestro beso; nuestras lenguas salieron al encuentro la una con la otra y el calor comenzó a recorrer mi cuerpo. Mi mente como ya se le había hecho costumbre, se nubló y le di la bienvenida a la pasión; Theo mordió mi labio inferior y se separó de mi boca solo los segundos necesarios para coger aire, sus manos comenzaron a recorrer cada centímetro de mi cuerpo. Colocó sus manos en mi cintura y me levantó para así quedar sentada sobre la mesa, rodeé su cintura con mis piernas y lo uní a mi cuerpo; pude sentir su erección rozando mi vagina y no pude evitar gemir. Sus besos bajaron a mi cuello, luego se dirigieron al lóbulo de mi oreja, lamió dicha parte y una corriente eléctrica recorrió mi cuerpo terminando en mi sexo; todas sus caricias estaban conectadas con esa parte tan sensible de mí.

¡Oh hermosa Bel! Eres jodidamente adictiva susurró en mi oído y no pude responder.

Estaba excitada al máximo y sentía mis bragas totalmente mojadas, Theo bajó el cierre de mi vestido que se encontraba en la espalda y liberó uno de mis hombros, besó ahí y eso solo me encendía más; necesitaba sentirlo completamente y había aun mucha ropa que me lo impedía. Comencé a desabotonar su camisa y en segundos esa ya había caído al suelo, seguí con el cinturón para luego desabotonar su pantalón; él llevó una de sus manos en medio de mis muslos y los separó más, subió hasta llegar a mis bragas y las hizo a un lado, separó los labios de mi vagina para acariciar dulcemente mi clítoris y otro gemido escapó de mi boca.

¡Bien cariño! Estás tan preparada ya para recibirme — ronroneó moviendo más sus dedos — y yo aún no te devoro agregó.

Llevó su mano libre a mi cabello y lo liberó de la coleta para que este cayera sobre mis hombros y espalda, me miró como un león cuando estaba a punto de comerse un jugoso filete e hizo que me recargara sobre mis brazos y me inclinó un poco hacia atrás; subió mi vestido y me quitó las bragas. Era la primera vez que lo haría sobre una mesa y la idea no me desagradó para nada, él se sentó en una silla frente a mí y se acomodó en medio de mis piernas.

Hora de disfrutar mi postre aseveró relamiéndose los labios como un hambriento.

De nuevo no tuve tiempo de reaccionar porque llevó su boca a mi sexo, su aliento cálido y su suave lengua acariciaron mi clítoris logrando que me arqueara de placer; eso era como estar en el cielo literalmente, su lengua sabía acariciarme con destreza e ímpetu. Con una de mis manos tomé su cabeza agarrando su sedoso cabello entre mis dedos, eso era malditamente placentero y mi corazón se aceleró al igual que mi respiración; mis gemidos ya eran incontenibles, Theo se estaba superando a él mismo con el placer que estaba dándome. Mordió suavemente mi clítoris y eso no hizo más que elevar mi placer, todas mis terminaciones nerviosas estaban conectadas ahí; introdujo dos de sus dedos y comenzó a embestirme mientras seguía lamiendo, mordiendo y chupando mi núcleo; todo el placer se hizo bola en mi vientre y mi éxtasis llegó, grité su nombre y me arqueé aún más al explotar en tan maravilloso orgasmo.

Theo sacó suavemente sus dedos y se separó dando un suave beso en mi sexo, las convulsiones del orgasmo aún seguían, pero aun así tomó mi mano e hizo que me irguiera.

Eres increíble alabé con la voz entrecortada.

Y tu exquisita, mi hermosa Bel respondió.

Sin decir más se introdujo en mi de una sola estocada, gemí fuerte, pero no de dolor si no de sorpresa y placer; no supe en qué momento bajó su cremallera y sacó su erección, tampoco vi en qué momento se colocó el condón, aun así, lo pude sentir. Me aferré a él enrollando de nuevo mis piernas sobre su cintura y mis brazos a su cuello; sus embestidas eran lentas, pero fuertes y a pesar de que aún no me recuperaba de mi orgasmo sentía ese placer nuevamente formándose en mi vientre. Me besó haciéndome sentir mi propio sabor y eso me gustó mucho; todo era silencioso en el comedor y solo se escuchaban nuestras respiraciones agitadas, nuestros fluidos mezclándose y nuestros cuerpos golpeándose con cada embestida. Gemimos de placer y nos susurramos palabras un poco sucias en nuestros oídos, apretó con sus manos mi culo y eso me hizo sentirlo aún más profundo; sus embestidas iban aumentando y con ellas el placer. Si alguien alguna vez pensó que era imposible tener sexo con ropa, déjenme decirles que estaban equivocados, Theo y yo éramos la prueba de ello; aún tenía mi vestido puesto, lo único que había desaparecido de mí eran las bragas y Theo estaba sin camisa, pero aún usaba su pantalón y bóxer, solo lo bajó a la mitad de su culo y eso no era ningún impedimento para disfrutar de tan maravilloso sexo. Comencé a moverme para encontrar sus embestidas y él las aceleró más, los dos estábamos a punto de llegar a nuestro orgasmo; besó mi cuello y me embistió con más fuerza, eso fue suficiente para dejarnos ir nuevamente. Grité su nombre y él el mío, explotamos juntos, yo por segunda vez en un maravilloso orgasmo.

Miedo a Amarte ®Donde viven las historias. Descúbrelo ahora