Que mi alma grita.
Que mi alma clama.
Se calma...
Me clava palabras sagradas.
¡Y yo que aquí estoy!
Tumbada en la cama.
Mi mente me encierra,
me deja colgada.
¡Que aquí no hay quien duerma!
Que tengo la almohada,
llena de silencios
que ya no se callan...
Y callando, callando, callé!
Que a la calle saldré
con gusto a dar caza,
como no enmudezca
quien juega a poeta
y de musa me flecha
a estas horas altas
de la madrugada.
r.v.