Naraku no Hana || Ikoma y tú || Kabaneri of the Iron Fortress

Flor del Infierno

-¡Se acerca el tren!- La voz de mi hermana retumba en mis oídos no puedo pensar en otra cosa. Los arqueros están en posiciones, dispararan si los Kabanes no son asesinados por los tripulantes. -¡Sacerdotisas!¡Prepárense para activar los sellos de fuego!- Ordenó mi otra hermana, que estaba con su yokata de guerra al igual que yo.

-¡Mumei debemos destruir estas cosas en tiempo récord!- le grité a mi compañera pelinegra mientras le disparaba a un kabane matándolo en el instante. No escuché su respuesta, por lo que mi alma se fue al piso, me limité a voltear un instante. Kurusu y Kibito la estaban cubriendo, porque había caído rendida. La princesa Ayame, conectó su vista con la mía y asintió. Me adelante a los primeros vagones para lanzar la señal de ayuda.

-A mi señal- levanté mi katana para dirigir a los arqueros. Una gota de sudor resbalo en mi frente, esto debía funcionar sí o sí. -¡FUEGO!- grité desgarrando un poco mi garganta. Dirigí mi mirada hacia abajo, aún habían kabanes en el tren y lo que era peor los sellos de fuego no se habían activado. -Alguien debe ir a encenderlos- escuche decir a Yami, mi hermana mayor. Cerré mis ojos y concentré todas mis fuerzas en la entrada de las vías de la estación. Pronto deje de sentir el calor del sol, para darle paso a la fría sombra de la puerta. Reabrí mis ojos, el cegador brillo del metal me aturdió un poco. Pero divise una sombra.

Me había parado en el primer vagón para dar la señal. Una chica estaba frente a nosotros, realizo un corte hacia la derecha, uno a la izquierda y lo cerró en un círculo. "Fuego", detrás de ella se activaron unos sellos, nosotros íbamos frenando constantemente.

Logré conectar la reacción, solo era cuestión de mantenerla para el momento en que el tren se acercara lo suficiente. Levanté la mirada en dirección al tren, una mata de cabellos verde musgo, orbes café rojizo, contextura física de un herrero. No hay duda.

Agudicé mi vista, cabello negro liso y corto, ojos negro obsidiana, yokata de guerra negra, no hay duda, es ella. Es la flor nacida en el infierno.