1. Yorokobi (Alegría) Parte 1

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Es la flor nacida en el infierno.

Era ella, su ceño estaba fruncido, vi el sello que había puesto. Si no pasamos a velocidad suficiente no servirá de nada. Abrí la compuerta del techo y encontré a Kajika, Sukari y Takumi, desde la muerte de Biba se habían vuelto más unidos. Sukari me volteó a ver y dijo su típico »Tscht«. Yukina murmuró un poco para dar a entender que me escuchaba.

-Deja de frenar necesitamos esta velocidad para hacer que el tren pase por el sello- La conductora volteó en mi dirección y me miró seria y enojada al mismo tiempo. Regresó a su trabajo y le dijo algo a Sukari, el asintió y se dirigió a los vocales. -Prepárense para entrar a la ciudad- cerré la compuerta después de lo que dijo mi amigo rubio.

Estaba sosteniendo el sello para que pasara la fortaleza de hierro. Empecé a respirar pesadamente, sentía unas terribles ganas de vomitar. Caí sobre una de mis rodillas, la fuerza necesaria para mantener el círculo es demasiada. Si no llegaban en este momento me desmayaría. Traté de incorporarme, para alzar mi vista de nuevo allí estaba el mismo chico. Que estaba peleando contra 2 kabanes, volví a incorporarme e hice que el círculo se hiciera más pequeño. Para liberar su fuerza con un poco más de impulso. Pero mi hermana había bajado con una cuerda atada a su brazo, Tsubomi la estaba sosteniendo desde la cornisa del muro. Me tomo de la cintura y me subió a donde se encontraba.

-De una sola vez lamento lo que te haré- apeló mi hermana haciendo una reverencia. La vi confundida puesto que no sabía porque diablos hacia, para solo sentir una cachetada de mucho cuidado. -Tarada, ¿Qué dirá Madre cuando se entere?-. Contestó preocupada y estresada al mismo tiempo. Antes creo que empecé la historia muy fuerte ¿No? Bien, mi nombre es ____, soy hija del rey de la legión Xu Han. Tengo 15 años y 4 hermanas mayores, Yami, Tsubomi, Hanyuu y Yuriko. Las cuatro representan una estación, por ejemplo, Tsubomi es la primavera, Yami, el invierno, Hanyuu, el otoño y Yuriko, el verano. La excepción soy yo que también nací en el verano, por tanto, no debí haber nacido por esa y otra situación me llaman la flor del infierno.

Al regresar mi vista a donde estaba la chica. No le encontré, después de todo estamos muy cerca de la puerta y si se quedaba allí seguramente moriría aplastada. Regresé junto a mis compañeros para deshacerme de los Kabanes con mis propias manos. Uno de ellos se preparaba para morder a Kibito en el hombro, así que ni lento ni perezoso le disparé. Este se desplomó sobre el techo de la Fortaleza de Hierro. -¡Gracias Ikoma!- me gritó Kibito que seguía luchando junto a Kurusu. De uno de mis bolsillos saqué un vaso portable, estaba un poco lleno, pero será lo suficiente para que Mumei no se muera aquí. En unos cruciales segundos ella abrió los ojos adormilada. Seguramente el hambre hizo que se cansara, más rápido de lo acostumbrado. Por cierto, mi nombre es Ikoma, soy un kabaneri que proviene de la región Yomonawa. Antes era un herrero en la estación pero desde la caída de nuestro hogar viajo en La Fortaleza de Hierro. Junto a Mumei, que es algo así, como mi hermana menor, la princesa Ayame y su guardaespaldas Kurusu, Kibito, un samurai compañero de Kurusu, Sukari un pequeño malvado, Kajika una chica de corazón noble, que tiene un leve gusto por Takumi ,que es mi mejor amigo y Yukina que es nuestra conductora. Estamos en la legión Xu Han, para tratar asuntos políticos, puesto que Ayame se negó a salir de la reconstruida región Yomonawa sin nosotros. Pero me estoy yendo del tema.

La cosa es que, Mumei se estaba despertando completamente cuando, empezamos a frenar con demasiada fuerza, que me hizo perder el equilibrio y caí de bruces a su par. Ella y mis compañeros soltaron una risita, incluso Kurusu se burló de mí. No me quedó otra que también reír, para levantarme y soltar a mi pequeña amiga del amarre que improvisó Kibito para evitar que saliera volando del techo. Entramos por la misma compuerta donde estaba Ayame, para el inicio de los registros, arreglamos un poco el desastre que se había hecho con el frenado del tren. Takumi se dirigió directamente y me dio un coscorrón de mucho cuidado, siendo el más bajito que yo. -Idiota... ¿Qué pensabas hacer en el frente del tren? ¿Qué te dispararan los arqueros o ser blanco directo del sello sacerdotal?- Empezó a regañarme más preocupado que enojado, esa es la parte mala de ser yo. Hasta después pienso en el riesgo del plan, pero en fin ese soy yo, Ikoma, el Kabaneri de la cara plana (según Mumei).

Naraku no Hana || Ikoma y tú || Kabaneri of the Iron FortressDonde viven las historias. Descúbrelo ahora