5. Kanashimi (Tristeza)

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—¿Sentiste la lluvia anoche?—. El Kabaneri, negó moviendo su cabeza mientras acomodaba su mochila en sus hombros. —¿A qué viene la pregunta?— dijo mientras comenzábamos a caminar fuera de la cabaña. —Es que hay más niebla de la que debería— Él miró sus alrededores pero no había nada fuera de lo común a parte de la niebla. —Será tal vez... ¿¡POR QUÉ ESTAMOS A SEIS KILÓMETROS DEL SUELO!?—. El escandalizado kabaneri me reprochó, pues no estaba acostumbrada a ver niebla y cada vez que veía era un mal presagio, como cuando Biba estuvo a punto de entrar en esta legión, pero gracias a mi predecesor fue expulsado casi en el momento. Al recordarle una punzada de tristeza recorrió mi mente pues hoy sería su quinto aniversario de muerte. Tomé con mayor fuerza la cinta con la cual llevaba mi mochila. Ya solo es un día más, sin contar este claro y todavía no he pensado en mi decisión. Sigo creyendo que no es una idea tan drástica el darme por sacrificio a la hoguera, al menos seré una mártir.

___, estaba aún más distante que nunca. Pues ni siquiera lograba disimularlo un poco, iba cabizbaja y haciendo menos comentarios que de costumbre. —¿Segura que estás bien?— le dije mientras tomaba su brazo antes que se tropezara con una roca. Sólo asintió para responder, se soltó de mi mano y siguió guiando. Por alguna extraña situación tenía la necesidad de protegerla y verle sonreír, arreglé mis gafas, esa misma necesidad que no logré cumplir con Hatsune ni con Hozumi. Suspiré lentamente mientras nos adentramos en la niebla.

—Por ahora el camino será mayormente plano lo cual nos da ventaja con la niebla—. Asentí ante como trataba de buscar una manera de sacar ventaja de ello. No se que tiene de malos un poco de niebla, la verdad es un lugar que se ve como un ilustración de un libro, me gusta siempre y cuando no esté en un hayajiro en movimiento.

El ambiente seguía bastante frío, ya habíamos pasado al menos 2 horas de camino y todo seguía de igual manera ninguno decía algo y a pesar de haber bajado de altura la niebla no se dispersaba, empezaba a parecer que iba a anochecer en vez de ser media mañana.

—Mira— dijo el chico de cabello de color brócoli—, existe algo que te incomoda, no creas que lo escondes bien.

Él se había, acercado aún más a mí, para caminar a mí lado, trató de ver mi rostro pero iba cabizbaja mientras veía al lado contrario, es decir al izquierdo. No necesito su lástima ni la de nadie más.

La niebla seguía densa al igual que el follaje, el cielo era imposible de ver debajo de todo, ni un pequeño rayo de luz, el aire era gélido, parecía hecho de hielo. Esto no es algo propio de la época y no me gusta, debería haber más calor, más sol y luz. ____, por su parte no decía nada incluso cuando llegamos a la mitad del camino y llenamos de nuevo nuestra provisión de agua no se inmutó en nada.

Me sentía raro pues, quería ayudarle pero ella, no se iba a dejar. Me siento muy impotente porque siento que la estoy perdiendo, como si su vida se desvaneciera en mis dedos. Algo se removió con tal fuerza que por un leve momento quería abrazarla y ser su único guardián... En qué estoy pensando... Es imposible que eso ocurra.

Siempre y cuando la luz vuelva a salir.

Me he desorientado, no encuentro a Ikoma,la niebla es tan densa que puedo apenas ver mis pasos. Ni me sorprendería de caer en un agujero, la misma sombra de los árboles, daba un aspecto aún más oscuro, maligno y tétrico. Un tintineo metálico me sacó de mi asombro, había una tenue luz, de color naranja, daba una sensación de calidez muy relajante. Me acerqué un poco pero esta se movió un más y se empezó a difuminar en las sombras.

Trató de alejarse pero me iba acercando aún más, tal vez me ayudaría a llegar a la cabaña.

Naraku no Hana || Ikoma y tú || Kabaneri of the Iron FortressDonde viven las historias. Descúbrelo ahora